El Girona 'echa' al Madrid de la Liga española
Un club debutante en Primera se ha cargado al campeón. Lo ha destrozado por completo pese a verse por detrás en el marcador con una intensidad altísima que en ningún caso fue contrarrestada
Se anunciaba a todos los vientos que el Real Madrid se iba a encontrar un ambiente casi prebélico en una ciudad fervientemente independentista como Girona. En la recientemente proclamada (más o menos) república de Cataluña, la capital de la provincia homónima fue de las primeras en retirar la bandera de España de su casa consistorial y un representante de la españolidad como es el campeón de Liga y de Europa se atrevía a poner pie en sus tierras, en las que ya es forastero (solo para algunos, claro). Había medidas de seguridad (la misma cantidad de siempre) para que al Madrid no le pasara nada, pero esas fuerzas y cuerpos de seguridad de la república, controladas por la 'metrópoli', no tenían permiso para cargar en el terreno de juego, donde realmente residía el auténtico peligro. Ahí, en el pasto gerundense, murió el Madrid (2-1).
Necesitaba el Madrid que alguien acabase con su sufrimiento. Una vez caído ya definitivamente, se podrá erguir de nuevo, pero llevaba casi dos meses a trompicones, tropezando pero siguiendo de pie casi de milagro. Esto que pasó en Montilivi pudo pasar en más campos, ya de hecho ocurrió en su mismo hogar. Se lo estaba ganando por deméritos propios. Hace tiempo que no juega a nada de lo que le hizo campeón hace solo unos meses. No había nada en el juego del Madrid de agosto que hiciera presagiar la cercanía de un golpe semejante. A apenas un par de días de la jornada de difuntos, el Madrid se cava su propia tumba en el 'extranjero'. Su cadáver será deportado esta misma noche para dar sepultura a las opciones en la Liga.
Queda muchísima temporada, por supuesto. El Madrid puede ganar todavía el título, de hecho lo puede ganar hasta el Málaga, colista ahora mismo. Otra cosa es que esta posibilidad sea poco factible. Tanto, que el Madrid nunca ha ganado una Liga encontrándose a tanta distancia del liderato, da igual el momento de la campaña. Ocho puntos son todo un mundo, una vida. Se intuye que en cualquier momento el Barça, líder increíblemente sólido, va a empezar a pinchar y cuando lo haga, no será solo una vez, pero es enorme el camino que retomar por parte del que hace solo unas semanas era considerado, fuera de cualquier duda, el mejor equipo del planeta.
El Girona jugó un partido emocionante, en el sentido lacrimógeno del adjetivo. Fue tan bueno, tan cercano a la excelencia en todas sus acciones que bien podía hacer saltar las lágrimas a las miles de gargantas que veían impactados cómo su club, debutante en la máxima categoríad el fútbol español, pasaba de palmar contra el Madrid a ganarle con inmensa soltura. Todas esas virtudes que tiene el Girona, que se veían como un pequeño pico, resultan ser un iceberg que emergió para dejar gélido al club que dirige un Zidane sin la más mínima respuesta.
Se hizo famoso Pablo Maffeo por hacer un marcaje individual a Leo Messi en la visita del Barça a ese mismo recinto. Parecía que solo era un perro de presa que se iba a dedicar el resto de su vida a perseguir sombras. Este chaval que es propiedad del City de Guardiola, explotó contra el Madrid. También lo hizo el murciano Portu, también Granell, Pere Pons... hasta un viejo buscavidas como Christian Stuani. A través de una intensidad difícilmente igualable, maniataron constantemente el mediocampo blanco, siempre tardío en ideas, poco resolutivo con el balón. Hacer que Kroos y Modric parezcan mediocres tiene un mérito gigantesco y fue lo que logró Machín con sus cinco defensas y cuatro centrocampistas, organizados todos ellos en una táctica mucho menos conservadora de lo que parece.
Se le ha borrado de la memoria al Madrid, como al protagonista de 'Memento', todo lo que sabía acerca de sus últimos años de vivencias personales. Jugó un fútbol exquisito durante los meses de primavera y verano, pero ha sido entrar en los meses en los que se vuelve al trabajo y perder por el camino los apuntes que tanto les sirvieron en los exámenes finales de las convocatorias de mayo, junio y agosto. La gravedad del asunto se extiende ya a muchos de los integrantes principales de la plantilla. Cristiano, Kroos, Modric, Marcelo, Ramos, Varane, Asensio... Ninguno de ellos está bien, al máximo de sus prestaciones.
No son como Isco, no están como él. No hay otra luz en la travesía del Madrid por el desierto que se ha encontrado de repente. No recuerda el camino de vuelta y tira para delante con Isco como única provisión para mantenerse alimentado e hidratado. Es buenísimo, muy por encima de la media y por ello destaca, pero no puede con todo. No hay respuesta de los buenos ni de los que salen por ellos. Tampoco desde el principal inquilino del banquillo. Zidane está en la peor situación desde que es entrenador del primer equipo. Es un reto mayúsculo para el francés encontrar la solución a tiempo antes de que entierren el cadáver de su equipo. Y ese momento cada vez se acerca más...
Ficha técnica
2 - Girona: Bono; Maffeo, Juanpe, Espinosa, Marc Muniesa, Aday Benítez; Pere Pons, Àlex Granell, Borja García (Timor, min. 74), Portu (Larry, min.82); y Stuani (Mojica, min. 87).
1 - Real Madrid: Kiko Casilla; Achraf (Asensio, min. 65), Varane (Nacho, min. 46), Sergio Ramos, Marcelo (Lucas Vázquez, min. 65); Casemiro, Modric, Kroos, Isco; Cristiano Ronaldo y Benzema.
Goles: 0-1: Isco, m. 12. 1-1: Stuani, min. 53. 2-1: Portu, min. 57.
Árbitro: Hernández Hernández (Comité canario). Mostró tarjeta amarilla a Modric (min.45), Aday Benítez (min. 86) y Mojica (min. 90).
Incidencias: Partido de la décima jornada de LaLiga Santander, disputado en el Estadio Municipal de Montilivi ante 13.383 espectadores. El Real Madrid jugó con brazaletes negros en señal de luto por la muerte de su exjugador Manuel Sanchís.
Se anunciaba a todos los vientos que el Real Madrid se iba a encontrar un ambiente casi prebélico en una ciudad fervientemente independentista como Girona. En la recientemente proclamada (más o menos) república de Cataluña, la capital de la provincia homónima fue de las primeras en retirar la bandera de España de su casa consistorial y un representante de la españolidad como es el campeón de Liga y de Europa se atrevía a poner pie en sus tierras, en las que ya es forastero (solo para algunos, claro). Había medidas de seguridad (la misma cantidad de siempre) para que al Madrid no le pasara nada, pero esas fuerzas y cuerpos de seguridad de la república, controladas por la 'metrópoli', no tenían permiso para cargar en el terreno de juego, donde realmente residía el auténtico peligro. Ahí, en el pasto gerundense, murió el Madrid (2-1).
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