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El Barcelona es la casa de los líos, pero también el hogar de Messi
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setién ve oportunidad de retar a los azulgrana

El Barcelona es la casa de los líos, pero también el hogar de Messi

Las tensas negociaciones del club con el Liverpool y el Borussia, el curioso fichaje de Paulinho o las lesiones de Piqué, Iniesta y Suárez marcan la actualidad azulgrana

Foto: Valverde y Messi. (EFE)
Valverde y Messi. (EFE)

Josep María Bartomeu no tiene mucho futuro como jugador de póker. Poco tiempo pasó entre que el Barcelona ingresó el cheque de 222 millones de euros por Neymar y el instante en el que todo el mundo supo cuales eran los planes de los azulgranas para reinvertir tan abultada suma. Dembélé y Coutinho, los únicos nombres que han surgido, la obsesión de la directiva del club azulgrana. No ha habido ningún requiebro, ningún farol. Nada, incluso en las declaraciones públicas de los ejecutivos han dejado claro que eso es lo que quieren y no se plantean alternativas.

El problema es que telegrafiar la jugada tan claramente tiene un coste, uno muy alto. El Liverpool, según muchos reportes, ha rechazado la penúltima oferta del Barcelona: 125 millones de euros. La cifra, desorbitada, convertiría al brasileño en el segundo jugador más caro de todos los tiempos, pero eso solo será si el equipo inglés termina cediendo, quizá el Barça lo logre por una montante superior incluso a este. Es la mezcla entre la necesidad del Barcelona, un mercado enloquecido y la conciencia de todos los actores de esta película de que el club catalán tiene mucho dinero y una gran necesidad de gastarlo.

Foto: En la imagen, Semedo durante un partido de pretemporada. (EFE)

Osumane Dembélé, joven prometedor, se irá previsiblemente también por encima de los 100 millones de euros. La mecánica es la misma, un equipo con necesidades y un club vendedor que no las tiene pero puede hacer caja en estos movimientos. Por si fuera poco, la Supercopa de España dejó alarmas en el barcelonismo, una sensación de intranquilidad y andanadas contra la directiva. La dinámica es tan antigua como el fútbol, cuando un presidente se ve amenazado emprende un camino alocado por fichar jugadores y embellecer el equipo. Se llama vender ilusión y es una de las pocas alegrías que se puede permitir un dirigente.

A todo esto se le suma que Luis Suárez pasará un mes de baja por un problema en la rodilla y que Piqué es duda para liderar la defensa en el primer partido de liga. Tampoco estará Iniesta. "Oportunidades como esta, en estado de forma, no tienes muchas a lo largo de toda la temporada. Vamos a ver si somos capaces de aprovechar todas esas circunstancias", cuenta Quique Setién, el entrenador del Betis, primer rival de los azulgrana en Liga.

Pasadas estas líneas parecería como si el Barcelona fuese zona catastrófica, pero no es así, sigue siendo el Barça, quizá más importante, sigue teniendo a Leo Messi. Son palabras mayores, tan acostumbrado está el fútbol a ver como el argentino resuelve partidos casi sin pensarlo que ya parece rutinario, pero no lo es, tener un jugador de este calado es, con frecuencia, la diferencia entre ganar y perder.

Poco importa que al lado no vaya esta Suárez y nunca más esté Neymar, que los refuerzos que se esperan aún no formen parte de la plantilla. No se tiene muy en cuenta que el suplente de todos ellos, probable titular contra el Betis, sea Paco Alcácer, que el año pasado tuvo un discretísimo papel como jugador del Barcelona. Ni que las carencias del club hagan que pueda jugar Andre Gomes, otro de esos señalados por la desgana exhibida contra el Madrid en la Supercopa. Todo eso es cierto, tanto como que Messi sigue siendo el ancla y la respuesta. Es, como decía Setién, una buena oportunidad para jugar contra el Barça, pero parece lejos de ser definitiva. El partido hay que jugarlo y hay que sufrirlo.

placeholder Bartomeu y Paulinho. (Reuters)
Bartomeu y Paulinho. (Reuters)

Paulinho como alternativa a Verratti

No estará todavía Paulinho, flamante fichaje azulgrana recibido con escepticismo por la masa social del club. Las declaraciones de la directiva no son las más tranquilizadoras. Dice Pep Segura, mánager general del club, que al ver que no podían fichar a Verratti decidieron ir a por Paulinho. El problema en la frase, más allá de la incapacidad de la directiva para lograr el fichaje deseado, está en lo poquísimo que se parecen ambos jugadores. Verratti es un esteta, un organizador, un jugador pensado, como Xavi, para mover un ataque. Paulinho es fuerza de choque, potente, con gol y recorrido, con mucho menos fútbol y una capacidad limitada para hilvanar el juego.

Hay, por lo tanto, un problema casi conceptual. El Barcelona, admirado durante años por saber perfectamente qué quería ser, ahora es un mar de dudas en el que la alternativa a Verratti es Paulinho, como un huevo a una castaña. Quizá el momento más claro de todo esto es la aproximación del club a la Confederación Brasileña de Fútbol para preguntarles por el centrocampista brasileño. Tité, el seleccionador 'verdeamarelo' no llegó a recomendarlo como tal sino a preguntar para qué lo querían. En su combinado es un jugador casi imprescindible, mediocampista junto a Casemiro en un doble pivote que parece más un cuerpo de antidisturbios que una filarmónica.

Foto: Leo Messi (i) y Josep Maria Bartomeu (d) en la firma de la renovación del delantero en 2014. (EFE) Opinión

Lo más probable es que al seleccionador le chocase incluso la pregunta. Paulinho es un buen jugador, pero es muy poco del estilo Barça. Claro que la filosofía de un club de fútbol está en constante estado de revisión. El cruyffismo, derivado en guardiolismo, es la pauta básica, pero con el tiempo se degrada y se buscan alternativas que cuadren mejor con los nuevos tiempos. El año pasado Luis Enrique renunció a ser un equipo de centrocampistas, el credo básico, para transformarse en un equipo de delanteros. Con Messi, Suárez y Neymar cualquier otra opción era incomprensible. Ahora, con menos carga arriba, se podría plantear volver a los básicos. Pero no lo parece, si así fuese nunca hubiesen fichado a Paulinho.

"Nos dará versatilidad, no tenemos un perfil como él", explicaba Valverde estos días. La frase es verdad, tanto como que si no existían jugadores como él en el plantel es también porque durante años intentaron que no se jugase en los conceptos que mejor maneja el brasileño.Y luego está el tema del precio, que no es precisamente barato. 40 millones de euros, los que pidió el Guangzhou desde el primer momento. El Barcelona ha sido incapaz de rebajar un solo euro de la cláusula. Si el equipo chino se cerró en banda al principio, antes del fichaje de Neymar, conseguir después un saldo era misión imposible. El dolor, quizá, está en la comparación. Un día después del traspaso de Paulinho Blaise Matuidi cambiaba de club, se iba del PSG y aterrizaba en la Juventus. 20 millones, la mitad, por un jugador de la misma edad, fútbol similar y que, además, viene de competir en Europa.

Es lo que hay, que no es poco. El año pasado, en una temporada considerada como mala, el club ganó la Copa, fue subcampeón de Liga y cuartofinalista de Champions. Por debajo de lo requerido en un club de este potencial, pero bastante meritorio si la realidad se reduce en cifras. Y, en todo caso, sigue teniendo a Messi.

Josep María Bartomeu no tiene mucho futuro como jugador de póker. Poco tiempo pasó entre que el Barcelona ingresó el cheque de 222 millones de euros por Neymar y el instante en el que todo el mundo supo cuales eran los planes de los azulgranas para reinvertir tan abultada suma. Dembélé y Coutinho, los únicos nombres que han surgido, la obsesión de la directiva del club azulgrana. No ha habido ningún requiebro, ningún farol. Nada, incluso en las declaraciones públicas de los ejecutivos han dejado claro que eso es lo que quieren y no se plantean alternativas.

Leo Messi Josep Maria Bartomeu
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