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Zidane y la flor más grande del mundo ante un Clásico para decidir una Liga
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Zidane y la flor más grande del mundo ante un Clásico para decidir una Liga

Esa flor de Zidane le ha hecho en unos meses pasar del "Florentino, dimisión" a ser mejor sobre el césped que Barça, Atlético, Dortmund y Bayern y encarar un posible doblete

Foto: Zidane está guiando al Madrid hacia las cotas más altas. (Reuters)
Zidane está guiando al Madrid hacia las cotas más altas. (Reuters)

Acabará Zidane ganando su segunda Copa de Europa seguida como entrenador y habrá (mucha) gente que siga hablando de la flor que tiene. Ese extremo aún está bastante lejos, pues antes de poder comprar un billete de avión a Cardiff hay que eliminar al Atlético de Madrid, lo cual de fácil tiene lo mismo que escalar el K-2. A estas alturas, Zidane no ha ganado nada. A lo largo de esta temporada ha levantado dos títulos internacionales, que suman un total de nada según la valoración del que manda en el palco. Y la Undécima fue hace ya tanto que cualquiera se acuerda de ella. No, no sirve lo hecho en el pasado. Un final de curso sin ningún sobresaliente supondrá irremediablemente la expulsión del colegio, es decir, su salida del Real Madrid, por mucho que se llame Zinédine y sea quien sea.

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El primero que no creía en Zidane como entrenador era el propio Florentino Pérez. Nunca ha querido separarse del francés desde que lo fichó en 2001 por un montante nunca antes pagado por entonces. Cuando en 2006 Zidane dijo que no aguantaba más, que estaba harto de ser el mejor y de no ganar nada, se retiró. Florentino se cansó un poco antes y dejó su puesto de presidente. Un tiempo prudencial después y una vez se supo que Ramón Calderón 'autogestionó' las asambleas de socios, se inventó el puesto de embajador del club para que su fichaje estrella representara al club allá donde fuera. Zidane hacía de 'Marca Real Madrid', como si fuera 'Marca España' y tuviera un cargo en alguna multinacional. Luego, a Valdano se le empachó la relación con Mourinho y Florentino 'ascendió' a Zizou al puesto de director deportivo. Con el negocio por Varane como emblema de su labor en esa función, a Zidane le picó el gusanillo del banquillo y el presidente le ofreció el banquillo del Castilla. Y de ahí, al primer equipo y esa historia ya la saben.

Ese último paso no se iba a producir o, al menos, no era voluntad del presidente que así fuera. Como ya contamos en este periódico, Florentino quiso separarse por primera vez de Zidane en 15 años. Ocurrió cuando en agosto de 2015, Marcelo Bielsa dimitió como entrenador del Olympique de Marsella. En ese momento, el máximo mandatario ordenó desde su altar que ofrecieran a Zidane como su sustituto. Quería verlo funcionar lejos del Madrid para comprobar si realmente tenía pasta de entrenador o su paso por el filial era mero capricho. Finalmente se concretó el fichaje de Míchel, otro exmadridista, y Zidane siguió en el Castilla hasta la destitución de Benítez, quien no era el problema, sino la solución, según palabras de Florentino.

Foto: El Barça depende de los goles de Messi más que el Real Madrid de los Ronaldo. (Reuters)

Desde Florentino hasta el último aficionado madridista, Zidane ha generado dudas. Al personificarse como el último parapeto de un Florentino al que le reventaba escuchar con constancia eso de "Florentino dimisión" por parte de su propio público, Zidane cayó en gracia. El madridismo entiende a Zidane como uno de sus héroes modernos, el líder indiscutible del Madrid galáctico y el cariño hacia su figura es inabarcable. Al igual que Benítez era un extraño (pese a ser madridista desde la cuna), Zidane era uno de los suyos y se le iba a perdonar casi todos sus errores.

Lo que le ha perjudicado en este casi año y medio desde que ostenta el cargo de primer entrenador madridista es que Zidane nunca ha dado la sensación de ser un experto en fútbol. Que era un malabarista del balón saltaba a la vista, pero nunca aparentó ser un erudito, un hombre capacitado para crear situaciones tácticas revolucionarias ni tener la habilidad para manejar un vestuario tan complicado como es el del Real Madrid. Ese traje de 'normalito' con el que se vistió le sentó muy bien. Comenzó a obtener victorias y a revivir una Liga que estaba absolutamente muerta mientras avanzaba rondas en una Champions League 'facilona' (como se calificó que 'solo' tuviera que eliminar a Roma, Wolfsburgo y Manchester City). Y nadie se paraba a pensar si estaba funcionando porque los jugadores ahora sí le hacían caso a su técnico o si Zidane realmente sabía lo que hacía.

Cuando el Madrid sumó 40 partidos sin perder, se seguía hablando de suerte. Que claro, con Sergio Ramos ese factor suerte siempre está de parte merengue y a uno se le hace más difícil lo de perder. El Madrid no jugaba a casi nada, pero ganaba o empataba por rutina, sintiéndose invencible. Ganó Champions, Supercopa y Mundial y vivía en lo alto de la tabla durante esa racha, pero a Zidane no se le daba ningún mérito más que mantener a toda la plantilla contenta y enchufada (como si eso fuera fácil, oigan). Un día se la pegó en Sevilla y tres días después otra vez contra el Celta y ahí surgieron como de debajo de las piedras los plomizos con el 'ya lo decía yo'. Y ahí sigue el Madrid, líder de la Liga a un partido de dejarla sentenciada (el Clásico) y a falta de tres partidos de ser el primer equipo en revalidar la Copa de Europa en 25 años.

De alguna manera, Zidane se las ha ingeniado para que su Real Madrid alcance el último mes y medio de competición en un estado de forma excelente y con prácticamente toda la plantilla metida en la dinámica. Precisamente, los mejores partidos del Madrid han coincidido con dos situaciones opuestas: una de ellas, los encuentros de Liga ante conjuntos de media tabla hacia abajo en los que jugaban los futbolistas de segunda fila y lo daban todo para llamar la atención de su entrenador; la otra, los partidos más importantes contra adversarios de entidad. Esa flor de Zidane le ha hecho en unos meses pasar de los pitos al palco a ser mejor sobre el césped que Barça, Atlético, Borussia Dortmund y Bayern. Este domingo, toca otra vez el Barça. Primera vez de Zidane contra el enemigo íntimo en el Bernabéu. Una final por el título en la que es favorito. Pero es solo por su flor...

Alineaciones probables

Real Madrid: Keylor Navas; Carvajal, Nacho, Sergio Ramos, Marcelo; Casemiro, Kroos, Modric; Cristiano Ronaldo, Asensio y Benzema.

FC Barcelona: Ter Stegen; Sergi Roberto, Piqué, Umtiti, Alba; Busquets, Rakitic, Iniesta; Alcácer, Messi y Luis Suárez.

Árbitro: Hernández Hernández (colegio canario).

Estadio: Santiago Bernabéu.

Hora y TV: 20.45, 'Movistar Partidazo'.

Acabará Zidane ganando su segunda Copa de Europa seguida como entrenador y habrá (mucha) gente que siga hablando de la flor que tiene. Ese extremo aún está bastante lejos, pues antes de poder comprar un billete de avión a Cardiff hay que eliminar al Atlético de Madrid, lo cual de fácil tiene lo mismo que escalar el K-2. A estas alturas, Zidane no ha ganado nada. A lo largo de esta temporada ha levantado dos títulos internacionales, que suman un total de nada según la valoración del que manda en el palco. Y la Undécima fue hace ya tanto que cualquiera se acuerda de ella. No, no sirve lo hecho en el pasado. Un final de curso sin ningún sobresaliente supondrá irremediablemente la expulsión del colegio, es decir, su salida del Real Madrid, por mucho que se llame Zinédine y sea quien sea.

Zinédine Zidane
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