Es noticia
El Barcelona se agarra a la Liga de rebote gracias a Messi y deja herido al Atlético
  1. Deportes
  2. Fútbol
ganó un partido en el que fue inferior

El Barcelona se agarra a la Liga de rebote gracias a Messi y deja herido al Atlético

El Atlético dominó incesantemente al Barcelona en el primer tiempo pero no encontró la recompensa del gol que sí obtuvieron los culés en sendos goles de rebote de Rafinha y Messi

Foto:

Que en un Atlético de Madrid-Barcelona el dominador de la pelota sea el conjunto colchonero habría sonado a algo similar a ciencia ficción hace apenas unas semanas, a imposible un par de años atrás. Pero esto es el 2017, la evolución del fútbol ha llevado a que el equipo que renunció al dominio de la pelota se imponga a través de él al club que decidió un día adueñarse dictatorialmente del balón y crear con ello un imperio. El Atleti, pese a lo volátil de su fútbol reciente, tiene una idea de juego, unos automatismos asimilados que le permiten ser capaz de ser superior al contrario jugando al fútbol, mientras que el Barça da la impresión de haber desaprendido de tal manera aquello que le hizo grande que no parece ser capaz jamás de volver a recuperarlo, no bajo este orden de cosas actual.

A Luis Enrique le dio por innovar en el Vicente Calderón, jugándose la opción de ponerse por delante del Real Madrid, aunque fuera momentáneamente, en la clasificación de Liga. No es la primera vez en la temporada en la que el Barça salta a un terreno de juego con un módulo de tres defensas centrales, pero pocas veces le ha sido menos útil que en el sur de Madrid. La alineación de Mathieu en el once inicial ya sonaba rara, pero adquirió cierto sentido con la disposición de Piqué, Umtiti y él atrás, como encargados de sacar el balón por abajo y controlado desde los pies de Ter Stegen. Al Atleti le cogió desprevenida esta idea y no se atrevió inicialmente a presionar arriba, pero en cuanto se adaptó, se comió al Barça.

Griezmann, Gameiro y Carrasco se ajustaron sobre los tres defensas culés y no hubo una salida limpia, el portero alemán siempre tuvo que sacar en largo y, por tanto, el Barça apenas pudo tener una posesión clara con la que generar jugadas de peligro. Al Atleti le faltó algo más de clarividencia en la punta de ataque, donde generalmente le faltaba o le sobraba un pase o un control, y también le sobraba Ter Stegen, que se encuentra en uno de los mejores momentos de forma desde que está en el Barcelona. Su mérito reside en ser un pilar cuando debería ser solo un kit de emergencias. Lo contrario le pasaba a Oblak, retornado de entre los muertos, pero ante el Barça, el esloveno tuvo que parar muy poco, pero siempre lo hizo bien.

Él y Neymar sostienen a un conjunto deprimido y que se hunde cada vez más en el pozo de la memoria de lo que un día fue. Para que un equipo con tres defensas y cuatro centrocampistas funcione es indispensable que sea capaz de tener el balón lo máximo posible, pues si no, el espacio que normalmente ocupan cuatro atrás, ahora lo cubren con uno menos. El Barça no tuvo el balón durante 45 minutos, háganse a una idea de lo que pudo llegar a sufrir. Y no sufre como concepto abstracto, sino como realidad empírica. Solo había que ver a Messi caminando tristón por el campo sin saber qué hacer para que sus compañeros le mandaran balones, a Suárez gesticulando con visible enfado por cómo se gestionaban las posesiones, a Luis Enrique intentando corregir a Sergi Roberto, perdido entre los constantes cambios del interior al lateral…

[Lea más noticias de fútbol]

Pero este Barça, probablemente el menos agradable de ver del último lustro, se está manteniendo a flote siempre. Quizá no en la Champions, porque ya un milagro a la semana es bastante, pero sí en el resto de competiciones. De ninguna otra manera se puede explicar que tenga la Copa a tiro y que aún mantenga abierta la lucha por la Liga. No es la brillantez, ni siquiera la increíble superioridad del trío ofensivo. A veces es simplemente la fortuna. Encontraron dos gol precedidos de rebotes, gracias también a que la fuera defensiva del Atlético tampoco es la que era.

Foto: Godín y Savic, contra el Leganés (EFE)

El primero lo marcó Rafinha, precisamente el jugador que no tenía ni idea de cuál era su función en el campo, que si ser lateral largo, interior profundo, medio estorbo… El segundo, el que siempre le marca al Atleti. Messi está fastidiado por cómo juega su equipo y se le nota en un momento no precisamente álgido. Pero no hay día en que no aparezca (París aparte). No hizo méritos el Barça para llevarse los tres puntos, los cuales parecía haber perdido cuando Godín recuperó una vieja especialidad y empató de remate a saque de falta. Pero ahí está, de nuevo peleando por todo, o casi todo. Al final va a ser que sí, que todo vale con tal de ganar…

Que en un Atlético de Madrid-Barcelona el dominador de la pelota sea el conjunto colchonero habría sonado a algo similar a ciencia ficción hace apenas unas semanas, a imposible un par de años atrás. Pero esto es el 2017, la evolución del fútbol ha llevado a que el equipo que renunció al dominio de la pelota se imponga a través de él al club que decidió un día adueñarse dictatorialmente del balón y crear con ello un imperio. El Atleti, pese a lo volátil de su fútbol reciente, tiene una idea de juego, unos automatismos asimilados que le permiten ser capaz de ser superior al contrario jugando al fútbol, mientras que el Barça da la impresión de haber desaprendido de tal manera aquello que le hizo grande que no parece ser capaz jamás de volver a recuperarlo, no bajo este orden de cosas actual.

Vicente Calderón Leo Messi Luis Enrique Neymar Diego Simeone
El redactor recomienda