El partido más extraño de Varane

Zidane tenía claro qué había pasado. "Sí, nos han condenado", dijo sobre los fallos defensivos que se produjeron nada más empezar el partido. El Real Madrid había sabido sobrellevar este tipo de desaciertos durante la temporada. En esa racha ya aparentemente tan lejana de los 40 partidos sin perder, supo solucionar esos embrollos cuando se producían, ya fuera con remontadas épicas o con actuaciones serias que les valieron para ganar o, al menos, empatar. Pero en Valencia le asestó dos navajazos demasiado pronto y no pudieron recuperar tanto terreno perdido.

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Los errores llevan a más errores. El fallo genera inseguridad, se queda el nervio dentro del cuerpo y se encarga de recordarle al cerebro lo mal que lo hiciste la anterior vez que intentaste hacer lo que te dispones a hacer. Además, te descentra en el resto de tus labores, te hace preguntarte más de una vez si lo que vas a hacer es lo correcto. El jugador de máximo nivel debe tener una confianza en sí mismo fuera de lo normal para que ese tipo de acciones desafortunadas protagonizadas por él mismo no le afecten para el devenir. Raphaël Varane es uno de esos afortunados que poseen esa cualidad, pero por alguna razón, en Mestalla presentó la versión beta de su personalidad. Se dejó el paquete extra en casa.

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Se le empezaron a fundir los plomos en la jugada del primer gol y desde ese momento no volvió a levantar cabeza. Varane es un central firme, que pese a que esta es su sexta temporada en el Real Madrid, aún sigue en fase de aprendizaje. Por tanto, entra dentro de lo normal que de vez en cuando tenga detalles que denoten cierta inexperiencia, como puede ser el hecho de dejar tanto espacio a Zaza para controlar, girarse y rematar dentro del área. No hubo reacción por su parte después de aquello. No pasó como en Dortmund, que se marcó involuntariamente un gol en su propia portería y poco después anotó en la puerta correcta.

Lo que sucedió fue que Varane se atascó mentalmente y todo lo que pasaba a su alrededor se convertía en peligro para el Real Madrid. El fallo en el segundo gol, si bien en parte fue responsabilidad suya por permitir la descomposición de la defensa, en inferioridad en contragolpe, tuvo más que ver con el terrible repliegue ataque-defensa madridista y, después, con el inexistente acierto de Keylor para evitar un gol en un remate que iba al muñeco. Destacó más en la concatenación de pases erróneos, en despejes mal dados, en intentos de despejar que acababan en los pies del contrario. Fue uno de los partidos más extraños de la carrera de Varane como madridista.

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Cuando Zidane le sustituyó mediado el segundo tiempo, parecía una señal de lo molesto que estaba con el partido que había realizado su compatriota, al que él mismo había elegido cuando era poco más que un adolescente que jugaba en el Lens. Entró Nacho en su lugar, el que siempre cumple. Pero luego el entrenador se encargó de confirmar que no lo había cambiado como castigo, sino como medida de precaución por unas molestias. Fue un cambio llamativo, demasiado, Zidane no suele señalar tanto a algún jugador que esté teniendo un mal día. Y menos a Varane, que es su ojito derecho. De hecho, es el jugador con más minutos de juego en todo lo que llevamos de temporada, con 2.742, por encima de Kroos y Cristiano.

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Y Pepe en casa y sin renovar

Esta rara y poco habitual versión de Varane la observó Pepe desde su casa. Se quedó fuera de la convocatoria y continúa siendo uno de los jugadores de campo menos utilizados por Zidane en toda la temporada. En realidad, solo Mariano y Coentrao han jugado menos que Pepe. Y de aquí a final de campaña, su situación no tiene visos de cambiar. Además de su inconstancia debido a las lesiones que ha ido sufriendo desde el verano, se une que aún no ha renovado su contrato. Y a no ser que se produzca un cambio brusco en los acontecimientos, no lo va a renovar. Pepe se irá del Real Madrid a los 34 años después de diez temporadas siendo el líder defensivo blanco, y con numerosos candidatos a sustituirle. Varane, pese a su floja actuación, seguirá siendo el acompañante habitual de Ramos, pero el banquillo estará bien cubierto con Nacho y Jesús Vallejo, que volverá de su cesión al Eintracht ya maduro y preparado para formar parte por primera vez del Real Madrid.