Piqué asume la crisis, pero recuerda que con Luis Enrique "salimos de la mierda"
El defensa del Barcelona reconoce que el fútbol del equipo "no es reconocible" pero pide unidad entre el club y la afición. Luis Enrique habla de una mejoría desde el PSG de la que no hay evidencia
Se esperaba que el presidente del FC Barcelona, Josep María Bartomeu, hilara un discurso tranquilizador, pero a la vez estimulante. Había tenido tiempo para prepararlo, desde el martes pasado en el que el equipo se estampó en el Parque de los Príncipes, hasta el domingo antes del partido ante el Leganés. Se esperaba que los azulgrana reaccionaran ante un rival que llevaba sin ganar en la Liga Santander desde el pasado mes de noviembre y que está el cuarto por la cola con solo 18 puntos. Se esperaba que Luis Enrique ofreciera soluciones a los evidentes problemas de juego. Y nada de lo esperado ocurrió, sino más bien todo lo contrario. El desconcierto, la crisis, la depresión en el Barça es peor incluso de lo que imaginábamos.
Se esperaba también como agua de mayo la aparición de Gerard Piqué, una de las voces autorizadas del vestuario. No es uno de los capitanes, pero no son pocas las veces que ha ejercido de portavoz y ya se ha postulado como futuro presidente. Su discurso llega a la afición culé. El central no decepcionó en cuanto a titulares, pero le faltaron argumentos para explicar qué narices le está pasando al Barça. Eso sí, Piqué defendió al entrenador, a sus compañeros, al club, al cuerpo técnico y a todo lo habido y por haber: “Cuando llegó Luis Enrique el equipo venía de la mierda absoluta y ganamos el triplete. Entiendo que el fútbol no tiene memoria, pero hay ver todo el trabajo que se ha hecho. No entiendo los pitos de la afición y estamos a muerte con el entrenador. Entiendo el descontento de la afición y que quieran ver un fútbol mejor o más reconocible, pero no entiendo la forma en la que lo expresan. Si somos ‘más que un club’ debemos demostrarlo en esto también y estar todos a una, equipo, afición y directiva”.
Piqué no supo señalar cuál fue el momento exacto en el que se dio cuenta de que el equipo comenzó a emitir señales de alarma y, a pesar del mensaje optimista de “estamos vivos aún en las tres competiciones” admitió que andan algo perdidos: “Si nos dedicamos a defender o ir de un lado a otro tenemos más que perder que ganar y a partir de ahí podemos empezar una discusión punto por punto. No tenemos tanto la pelota como nos gustaría, eso es cierto. Los tres de arriba son los mejores del mundo, pero no combinamos tanto en el medio del campo, aunque estoy a favor de evolucionar. El fútbol cambia. Si jugáramos igual que hace seis años los equipos al final te pillan la matrícula. Hay años que sale, como el primero de Luis Enrique y otros que cuesta más y en los hay que buscar soluciones”.
La depre, la tristeza, la falta de pulso, la fragilidad mental han sido tan evidentes que Piqué no intentó esconderlos, pero sí camuflarlos: “El míster busca salir de una manera diferente y también nosotros intentamos hacerlo lo mejor que podemos pero hay veces que no salen las cosas. Hay otros factores, como la confianza. Cuando todo va de cara hay días que juegas fatal y acaba saliendo de rebote. Son muchos factores. Lo primero que debemos hacer es aceptar que no estamos en un buen momento, pero os doy mi palabra de que estamos haciendo todo para salir del bache. El fútbol es de los deportes menos controlables, existen mil variantes, unos rivales se encierran, otros presionan... y nuestro fútbol es especial. La defensa no es nuestro fuerte, somos frágiles y hay que buscar soluciones para volver a ser nosotros mismos. Esa es la clave. Si al final quedamos eliminados en la Champions lo aceptas y punto, pero lo más importante es que volvamos a ser reconocibles y que nuestro juego vuelva a ser el que era”.
Es decir, que el catalán apuesta al mismo tiempo por la evolución, pero reconociendo que lo principal es volver a ser un equipo reconocible. ¿Contradicción? Pues sí. Pero así está el Fc Barcelona, en pleno desconcierto. Apelando a los éxitos recientes y al crédito que se han ganado a lo largo de las pasadas temporadas, mientras ni siquiera celebran un gol en el último minuto que les permite seguir vivos en la Liga.
La mejoría que solo Luis Enrique ve
Después de pasarlas canutas frente al recién ascendido Leganés, salió Luis Enrique a rueda de prensa y soltó: “Hemos mejorado en todo respecto al partido del PSG. Aunque alguno no lo vea, o no lo quiera creer”. Según el técnico, la actitud de sus jugadores también fue fabulosa y la mejoría se verá, sí o sí, frente al Atlético el próximo domingo. Esto se está convirtiendo en una cuestión de fe. Se tiene, o no se tiene. La mejoría no se ve, no hay evidencia alguna de lo que el técnico aseguró, pero se debe creer a ciegas. El Barcelona no solo no mejoró en nada de un partido a otro, sino que se le notó fundido cuando el conjunto madrileño ni siquiera les presionó arriba. Y eso que en el minuto 3’ Messi ya había marcado. La diferencia estuvo en que enfrente estaba el Leganés, y no el PSG con toda su artillería.
La falta de respuestas del técnico asturiano fue palpable. No hizo el primer cambio hasta el minuto 80’, diez minutos después de que Unai Gómez empatara el partido y se encendieran todas las alarmas. Su imagen mirando a Unzue que, con la tablet en la mano, abrió mucho los ojos con cara de sorpresa, ha sido carne de ‘meme’ y se produjo justo tras el gol del empate. A André Gómes le pitaron con ganas cuando salió del terreno de juego. Robert Fernández, en declaraciones a Movistar, dijo: “Tenemos que recuperarle, esa es la verdad”. El portugués es la cara más visible de la irrelevancia de los fichajes del club azulgrana. Paco Alcácer no salió ni a calentar el domingo y cuando se le cuestionó a Luis Enrique por el delantero se erizó: “No tengo ni por qué contestar a la pregunta”.
Los pitos a André Gómes no fueron los únicos. Antes, la Grada de Animación alentada y promocionada por el club se dedicó a animar al técnico durante el partido, lo que provocó los silbidos del resto del estadio, cada vez más ruidosos cuanto más se empeñaban en repetirlos y peor jugaba el Barça. Sin la tozudez por parte de la grada patrocinada por la directiva, resulta difícil imaginar que el plebiscito sobre la figura de Luis Enrique se hubiera producido. En la peor entrada en Liga en el Camp Nou en las dos últimas temporadas y con un campo cada vez con más turistas, el debate, los silbidos, el ruido del que se quejaron Luis Enrique y Piqué lo organizaron ellos solitos.
El técnico sigue con el plan previsto. La plantilla disfrutará de dos días libres y el jueves comenzarán a preparar el partido ante el Atlético, donde se verá, afirmó el asturiano, a un Barça mucho mejor.
De la “mierda más absoluta” antes de Luis Enrique, a la evolución y el triplete del tridente, para terminar jugando a no se sabe bien qué, y encima mal, mientras se pide ayuda a la afición y un voto de confianza basado en la fe y el glorioso pasado. “Lo primero que debemos hacer es aceptar que no estamos en un buen momento y volver a ser reconocibles”, fue la frase más llamativa de Piqué. Pues por el momento, en lo primero se están quedando en el medio; en el sí, pero no, aunque espera, mientras que en lo segundo les queda un mundo por hacer. Porque, efectivamente, no hay quien les reconozca.
Se esperaba que el presidente del FC Barcelona, Josep María Bartomeu, hilara un discurso tranquilizador, pero a la vez estimulante. Había tenido tiempo para prepararlo, desde el martes pasado en el que el equipo se estampó en el Parque de los Príncipes, hasta el domingo antes del partido ante el Leganés. Se esperaba que los azulgrana reaccionaran ante un rival que llevaba sin ganar en la Liga Santander desde el pasado mes de noviembre y que está el cuarto por la cola con solo 18 puntos. Se esperaba que Luis Enrique ofreciera soluciones a los evidentes problemas de juego. Y nada de lo esperado ocurrió, sino más bien todo lo contrario. El desconcierto, la crisis, la depresión en el Barça es peor incluso de lo que imaginábamos.