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Cuando ganar vale de poco: el peor Barcelona agudiza su crisis contra el Leganés
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ganó 2-1 en un partido que no mereció

Cuando ganar vale de poco: el peor Barcelona agudiza su crisis contra el Leganés

El equipo de Luis Enrique hizo uno de los peores que se le recuerdan y solo un penalti al final les evitó un nuevo marcador bochornoso. Nada parece funcionar como debería

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El Barcelona esperaba que el Leganés fuese una tirita para aliviar la profunda herida del PSG. Lo que encontró fue todo lo contrario. Más dolor, más problemas, más crisis. Es cierto, se llevaron los tres puntos, pero esta no es más que una victoria amarga, con sabor a hiel. Sí, deja la Liga Santander en juego, pero ningún aficionado azulgrana puede dejar pensar que este año está maldito, que no hay redención posible. Porque jugando así, por más vueltas que le den, esto es imposible. Incluso teniendo a Messi, aunque esto último, no cabe duda, hace a cualquiera la vida más fácil.

Foto: Rueda de prensa de luis enrique

El encuentro empezó con un gol de Messi a los tres minutos y la sensación general de que lo que se proyectaba en este cine era una película romántica, sin mucho sobresalto. Es más, incluso podían barajar una goleada. La típica reacción de casta después de un terremoto. Nada, la casta se la dejaron en el vestuario, después del gol de Messi empezó un partido trotón, aburrido y con más miedo que otra cosa. Por parte del Leganés, como es lógico, pero también del Barcelona, un equipo que ha hecho del temblor su nueva seña de identidad.

El Leganés, poco a poco, se vino arriba. Tuvo opciones, muchas. Hizo ocasiones de mérito. Llegó a empatar a falta de diez minutos del final. Ter Stegen se lució. La crisis, en ese momento, era morrocotuda. Y poco la alivia que Messi marcase un golen en el 88 por un penalti absurdo de Montovani a Neymar. El colofón, el gol final, no tiene grandes consecuencias sobre la imagen que es bochornosa, muy lejos de lo que cualquier aficionado espera cuando pone la televisión para ver al Barcelona.

El equipo es un desastre y no son pocos los culpables. Más bien todos son culpables en su medida. Lo normal en estos casos es empezar por el entrenador. Luis Enrique es el hombre que está perfeccionando el arte de transformar un equipo único en otro vulgar. Se encontró, aunque ya con malos síntomas, una máquina bien engrasada que tenía en el centro del campo su punto de gravedad. Deja otro (¿de verdad alguien piensa que puede seguir un año más?) con tres delanteros maravillosos y un funcionamiento de equipo de barrio. Un conjunto que puede ganar muchos partidos porque tiene a Messi, a Suárezy Neymar. La pegada como argumento único.

No le ayuda su imagen altanera, ese discurso áspero en el que parece buscar siempre que le aparezcan más enemigos. En principio, eso no tiene una traducción futbolística, la palabra va por un lado y el juego por otro, pero a la hora de la verdad estas cosas solo hacen los problemas más oscuros y las recuperaciones más traumáticas. Tampoco ciertas decisiones de la dirección deportiva, como esa de pensar que se puede ser un gran equipo sin tener laterales derechos en la plantilla. O esa otra que lleva a comprar compulsivamente jugadores carísimos para que luego sean suplentes y no funcionen.

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GRA447. BARCELONA, 19 02 2017.- El entrenador del FC Barcelona Luis Enrique da instrucciones a sus jugadores durante el partido de la vigésima tercera jornada de liga en Primera División contra el Leganés que se disputa esta noche en el estadio del Camp Nou. EFE Alberto Estévez

La planificación de la plantilla

También tiene que ver con la dirección deportiva, o más bien con la gerencia de todo el club, la pérdida del centro del campo. El club ha hecho inversiones millonarias en jugadores excepcionales, como Neymar y Luis Suárez. También en las renovaciones de Messi y la que está por venir. Eso, de algún modo, explica la concepción de la plantilla. Porque el dinero, por más que a veces lo parezca en el fútbol, no es ilimitado. Se han esmerado en tener la delantera más contundente del planeta y lo han conseguido. El resto, no tanto.

Foto: Los jugadores del PSG celebran el 4-0 de Cavani (Christian Hartmann/Reuters).

El centro del campo es una desdicha. En otros tiempos era la máquina más perfecta. Hoy Busquets e Iniesta, los vestigios de aquellos años, no están en su mejor momento. Rakitic, que también estuvo fino en el pasado, no aporta nada. Y lo demás no huele a Barcelona. André Gomes o Rafinha, titulares contra el Leganés, pueden ser dos jugadores útiles en muchas partes. Incluso en el propio equipo azulgrana si están bien resguardados por jugadores que sepan controlar el partido y mandar en el juego. Con la configuración actual de la plantilla, nada de eso.

Es muy sangrante el caso del portugués, que nunca parece enterarse de lo que pasa a su alrededor. Es desorganizado, no está en el lugar concreto y ha sido incapaz de aprenderse el libreto tradicional. Esto, claro, bien puede ser que nadie se lo haya explicado, que Luis Enrique, inmerso en sus guerrillas, no le haya dado la doctrina suficiente para manejarse en un equipo que exige mucho a sus jugadores. Ya de podría le puede contar a Sergi Roberto, el reconvertido lateral derecho, que recortar en la banda hacia dentro es absurdo. Y que te pueden marcar un gol por un error así. Quizá no es necesario que se lo cuenten, porque lo vivió en sus propias carnes en el gol del Lega.

La remontada al PSG o el título de Liga no tienen que ver directamente con el resultado del Camp Nou. Del gran esfuerzo del Leganés y del infame del Barcelona solo se desprenden tres puntos que pertenecen a quien no los mereció. Cosas del fútbol y la lucha de clases. Pero esos tres puntos llevan un mensaje que dice que la temporada está siendo calamitosa, que puede ser muy larga y que mucho tienen que cambiar las cosas para que esto cambie y se vea al Barça campeón. Porque si ya parecía remontar al PSG después del partido, aún más lo es si se tiene en cuenta la abulia que dramatizó el equipo contra los madrileños. Si se mira la clasificación hoy el Madrid está a solo un punto, pero con dos partidos menos. Aunque solo fuese un punto, aunque esos partidos no existiesen, sus opciones serían pocas. Porque no suele ser campeón el equipo que no juega a nada. Queda la Copa, si, magro consuelo para quien acostumbra a la glora.

Ficha técnica

2 - Barcelona: Ter Stegen, Sergi Roberto, Umtiti, Mathieu, Digne (Alba, min. 81); Rakitic, André Gomes (Iniesta, min.80), Rafinha (Denis Suárez, min.80); Messi, Suárez y Neymar jr.

1 - Leganés: Herrerín; Tito, Mantovani, Siovas (Insúa, min.87), Diego Rico; Alberto Martín, Erik Moran (Unai López, min. 66); El Zhar, Gabriel, Szymanowski (Machís, min.70); y Guerrero.

Goles: 1-0, min.4: Messi. 1-1, min.71: Unai López. 2-1, min. 90: Messi, de penalti.

Árbitro: Iglesias Villanueva (Galicia). Mostró cartulina amarilla a Luis Suárez (min.46), Mantovani (min.55), Siovas (min.87) y a Alberto Martín (min.90+5).

Incidencias: 63.738 espectadores en partido de la vigésima tercera jornada de la Liga Santander disputado en el Camp Nou. 

El Barcelona esperaba que el Leganés fuese una tirita para aliviar la profunda herida del PSG. Lo que encontró fue todo lo contrario. Más dolor, más problemas, más crisis. Es cierto, se llevaron los tres puntos, pero esta no es más que una victoria amarga, con sabor a hiel. Sí, deja la Liga Santander en juego, pero ningún aficionado azulgrana puede dejar pensar que este año está maldito, que no hay redención posible. Porque jugando así, por más vueltas que le den, esto es imposible. Incluso teniendo a Messi, aunque esto último, no cabe duda, hace a cualquiera la vida más fácil.

Luis Enrique Leo Messi