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Sergio Rico, un portero valorado en Europa, también quiere ser profeta en su tierra
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se ha estabilizado como titular en nervión

Sergio Rico, un portero valorado en Europa, también quiere ser profeta en su tierra

Elegido en el mejor once de la Champions de la última jornada de la fase de grupos. Es sevillano y sevillista, pero sabe que en su club la venta de las estrellas siempre es una opción

Foto: Sergio Rico, en un entrenamiento (EFE)
Sergio Rico, en un entrenamiento (EFE)

Sergio Rico (23 años) siempre fue hincha del Sevilla. Se crió y vive en Montequinto, barrio a tiro de piedra de la ciudad deportiva sevillista; en el laboratorio de talentos aprendió el oficio de guardarredes a su estilo: trabajando y dejando tiras de pellejo en cada vuelo. Sergio Rico lleva tres años consecutivos como dueño de la portería nervionense, pero no condujo por autopista. Sin emitir queja, siente las cuchillas de la presión de los aficionados sobre su cogote. Internacional y cotizado, Sergio lucha por cumplir su gran sueño: ser profeta en su casa.

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Acaba de leer sin apenas inmutarse que ha salido de nuevo elegido por los expertos de UEFA en el once ideal de la última jornada de la Champions. Su trabajo en Lyon fue clave para que el Sevilla lograse plaza para los octavos del máximo torneo de Europa. Sergio lo celebró con una sesión extra de gimnasio y portería. Es su respuesta a todo, porque no es tarea fácil poseer la llave de la portería que antes guardaron Bustos, Buyo, Dassaev o Unzué.

Este mocetón (1,94) no tuerce el gesto ante la presión de la grada sevillista. Nunca lo hizo. Estira el cuello y vuelve a volar. Así llegó tan alto. Dos títulos, internacionalidad y cotización de oro en el mercado internacional: 15 millones es su precio de salida, según la web especializada transfermarkt. Pero en casa, de vez en vez, el run-run de la desconfianza cruza Nervión. “A mí me gusta que los aficionados me exijan porque eso me hace progresar”, responde de manera categórica, como un paso más al frente. Y ve esa presión como algo normal, un ojo de gigante que no le pierde la cara.

placeholder Sergio Rico encaja un gol de Messi. (EFE)
Sergio Rico encaja un gol de Messi. (EFE)

La mayor progresión

Así lleva desde que, con apenas 21 años, debutó. Se lesionaron los dos porteros (Beto y Barbosa) y le llegó la vez. 2-0 al Getafe y todos se percataron de una cosa. Sergio Rico tiene una planta imponente, una serenidad que sobrecoge y mucho que aprender. Uno de los numerosos emisarios que frecuentan Nervión, sentenció: “Este portero llegará lejos”.

Francisco López Alfaro, ex internacional del Sevilla, hoy al frente del departamento de Tecnificación del club, tuvo a Sergio Rico en el cadete, y confiesa con deleite: “Sergio es uno de los futbolistas que más he visto progresar y es algo que me alegro porque es un chaval, además de muy cariñoso, con una tremenda determinación, ganas de aprender y muchas cualidades”.

Los técnicos del club quedan asombrados con Sergio, un chaval que, pese a su enorme envergadura, muestra una agilidad poco común. “Los colegas me dicen que Sergio como portero es técnicamente perfecto”, asevera Francisco, que también está sorprendido por la sangre fría que ha esgrimido siempre. “Desde que lo conozco es así, muy tranquilo. Por nada del mundo se pone nervioso”. A Javi García, el entrenador de porteros del primer equipo, que lleva trabajando con Sergio desde hace seis años, también le sorprende la entereza que siempre muestra el meta. “Y su tranquilidad”, dice, “un estado que transmite en la cancha y le llega a sus compañeros. Él aporta esa serenidad necesaria y esa sensación de liderato”.

Los técnicos coinciden también en el enorme margen de crecimiento de Rico, un arquero que va mejorando, año a año, y siempre desde un perfil de humildad. Sin bajar la guardia, mirando lejos y alto: “Soy muy exigente conmigo mismo y solo creo en el trabajo, que es el secreto del éxito. Los aciertos y los errores invitan siempre al trabajo”, asegura el meta.

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GRA281. SEVILLA, 06 11 2016.- El portero del Sevilla Sergio Rico celebra el gol marcado por el centrocampista Vitolo, el primero del equipo frente al FC Barcelona, durante el partido de la jornada 11 de primera división, que disputan esta noche en el estadio Sánchez Pizjuán de la capital andaluza. EFE Raúl Caro

Palop, el que más le marcó

Sergio Rico no es muy hablador. Él observa, calla y aprende. Eso hizo con sus amigos De Gea e Iker Casillas durante la última Eurocopa; se saluda con efusividad y devoción con el mítico Buffon, con quien ha coincidido en varios encuentros, pero asegura que el meta que más le ha marcado como portero “es Palop; haber coincidido con Andrés en el Sevilla ha sido una suerte tremenda”.

Foto: Vitolo es uno de los líderes de este Sevilla (Cordon Press).

Rico, una vez internacional absoluto, es persona asequible que se siente feliz en el club del que es hincha, aunque sabe que los futbolistas del Sevilla siempre duermen con la maleta preparada. Es la filosofía del club: vender sus joyas para seguir creciendo. Y a Sergio no le faltan pretendientes, sobre todo en Inglaterra, porque su arquetipo casa perfectamente con el estilo británico: más de metro noventa, desparpajo y agilidad gatuna, cualidades que le harían triunfar en la exigente Premier.

Sergio es leal a sus amigos de siempre, bromista comedido y buen gourmet (suelen verle en los restaurantes de moda de Sevilla), jamás rechaza a un cazador de autógrafos. También se apunta el primero a cualquier acción de ayuda al que no tiene. Le gusta hacer feliz a los demás. En días pasados, un niño aquejado de una grave enfermedad, se acercó a la Ciudad Deportiva, saludó a Sergio y éste le dio la mano. Le pidió que esperase un par de minutos, el tiempo que Sergio necesitó para ir al vestuario y regresar con las manos repletas de prendas deportivas. La sonrisa de luz de aquel chaval fue un premio merecido. Sergio Rico llenó su corazón de buenas energías. Las que necesitará para Nervión y otros campos este gato que vuela con acento andaluz y grandes manoplas.

Sergio Rico (23 años) siempre fue hincha del Sevilla. Se crió y vive en Montequinto, barrio a tiro de piedra de la ciudad deportiva sevillista; en el laboratorio de talentos aprendió el oficio de guardarredes a su estilo: trabajando y dejando tiras de pellejo en cada vuelo. Sergio Rico lleva tres años consecutivos como dueño de la portería nervionense, pero no condujo por autopista. Sin emitir queja, siente las cuchillas de la presión de los aficionados sobre su cogote. Internacional y cotizado, Sergio lucha por cumplir su gran sueño: ser profeta en su casa.

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