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Zidane, ante la primera prueba para ser algún día un "gran entrenador"
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encontrar solución a las bajas le dará puntos

Zidane, ante la primera prueba para ser algún día un "gran entrenador"

Hay pocas formas mejores de apreciar la capacidad de un entrenador que la manera de afrontar un gran número de bajas, y Zidane está por primera vez ante esa dura disyuntiva

Foto: Zidane afrontará al Betis con cuatro importantes bajas (Bernd Thissen/Reuters).
Zidane afrontará al Betis con cuatro importantes bajas (Bernd Thissen/Reuters).

"Nunca me he considerado un gran entrenador, ni lo voy a pensar. Solo hago mi trabajo lo mejor posible, buscando soluciones. Puede pasar de todo: puedo ganar la Champions y no creerme el mejor entrenador. Soy un entrenador joven y tengo ganas de aprender, y lo hago cada día". Zidane sabía este viernes que se exponía ante una jauría deseosa de sacarle un buen titular, un resumen en palabras de qué le pasa a este Real Madrid, que pasó de ser invencible a no ganarle a nadie. Algunos, los primeros temerarios, han puesto ya el dedo en el gatillo y apuntan hacia el técnico de Marsella. Son los que nunca han creído en él, están en todo su derecho.

Foto: Zidane espera acabar con la mala racha en Sevilla (Luca Piergiovanni/EFE).

En el fútbol tribunero y pipero de hoy, el necio señala siempre la falta de intensidad, de implicación de los futbolistas, el estado físico de estos. Pocos miran la luna, sino el dedo del sabio. El sabio es el entrenador, creador artístico o eficiente de la estructura ósea, muscular y espiritual de su equipo y responsable directo de cada vez que ese cuerpo por él hecho tropieza, se cae o resulta herido. El peso descomunal que este deber implica en el Real Madrid recae sobre Zidane. Técnico joven, Zinédine ha vivido a sus 44 años más que prácticamente todos los futbolistas que hayan existido. Esta experiencia vital, en parte, permitió que cuando se le alzó al trono blanco nadie pusiera el grito en el cielo por su falta de madurez en los banquillos. Se aceptó como un paso natural, algo prematuro quizás, en su carrera hacia el mismo estrellato como entrenador que presidió en sus años con las botas puestas.

Ganar una Champions es, sin duda, un gran colchón para mantener la progresión de veloz aprendizaje que él mismo reconoció que todavía sigue necesitando

Esos que dudan ahora de él se plantean el razonable recelo. ¿Está Zidane lo suficientemente cualificado y preparado para entrenar al Real Madrid? Es una respuesta que quien se aventure a dar se arriesgaría a mancharse las manos. Él no sabe si es un "gran entrenador", ni se lo plantea, dice. Lo cierto es que ese discurso encaja al dedillo con la personalidad reservada y cautelosa de la que siempre hizo gala como jugador, de la cual se desprendía siempre que saltaba al campo para danzar como un príncipe en la Galería de los Espejos. Puede descolocar que sea el entrenador del Madrid el que la pronuncie, pues si ha llegado a entrenar y ganar con uno de los mejores equipos del mundo se debe dar por hecho que, de facto, es un gran entrenador.

Zidane ha vivido mucho como futbolista, pero poco como técnico. En eso tiene toda la razón. Un tiempo aprendiendo de Ancelotti, año y pico en el Castilla y una Champions en el Madrid. La progresión es vertiginosa, pero tiene ciertos tintes de irrealidad. Jamás se podrá decir que Zidane se 'encontró' con la Copa de Europa, pues para ganarla hay que ser muy bueno, pero él sabe que aún había cosas que mejorar. Empezar con una Champions es un fantástico colchón, sin duda, para mantener la progresión de veloz aprendizaje que él mismo reconoció que sigue necesitando. Zizou quiere mejorar como entrenador, y no hay mejor forma de cultivarse que afrontando retos. Quien no se plantea retos a sí mismo, se estancará.

Foto: Sergio Ramos, tras caer lesionado durante el Albania-España disputado en Shkoder. (Reuters)

El desafío que se le plantea al preparador merengue no fue voluntariamente escogido, pero sí le servirá para empezar a comprobar si de verdad en algún futuro día (más lejano o más cercano) será un "gran entrenador". Por primera vez desde que es entrenador del Real Madrid se encuentra ante la contingencia de tener que seguir adelante sin tres jugadores esenciales y uno que solía ser el primer o segundo cambio. No estarán en Sevilla ni Ramos, ni Modric, ni Casemiro ni James. Y se juntará en el Villamarín con lo mínimo indispensable y sin excesiva posibilidad de variación, todo esto con la neta obligación de volver a ganar para que el estigma del empate deje de perseguirle mientras duerme.

En el estadio verdiblanco Zidane perdió sus primeros puntos como técnico madridista, en el mismo feudo tiene su primer gran reto, el primero de muchos que se tendrá que encontrar necesariamente para fortalecer su crecimiento personal y profesional. Las figuras con las que intentará solventarlo están claras, no hay mucho más en la primera plantilla donde elegir (en el filial está Aleix Febas, pero no ha sido convocado). Lo que cuenta realmente es qué método desarrollará Zidane para que las bajas se noten lo menos posible y los tres puntos vuelen hacia Madrid a la quinta oportunidad. El futuro Zidane empieza su nacimiento hoy.

Alineaciones probables

Real Betis: Adán; Piccini, Mandi, Pezzella, Durmisi; Joaquín, Petros, Brasanac, Felipe Gutiérrez o Jonas Martin; Alex Alegría y Rubén Castro.

Real Madrid: Keylor Navas; Danilo, Pepe, Varane, Marcelo; Kroos, Kovacic, Isco; Bale, Cristiano Ronaldo y Benzema.

Árbitro: Jesús Gil Manzano (Colegio Extremeño).

Estadio: Benito Villamarín.

Horario y TV: 20.45, 'Movistar Partidazo'.

"Nunca me he considerado un gran entrenador, ni lo voy a pensar. Solo hago mi trabajo lo mejor posible, buscando soluciones. Puede pasar de todo: puedo ganar la Champions y no creerme el mejor entrenador. Soy un entrenador joven y tengo ganas de aprender, y lo hago cada día". Zidane sabía este viernes que se exponía ante una jauría deseosa de sacarle un buen titular, un resumen en palabras de qué le pasa a este Real Madrid, que pasó de ser invencible a no ganarle a nadie. Algunos, los primeros temerarios, han puesto ya el dedo en el gatillo y apuntan hacia el técnico de Marsella. Son los que nunca han creído en él, están en todo su derecho.

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