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El Barça paga los excesos de confianza de Luis Enrique y Ter Stegen
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el celta se fue con 3-0 al descanso

El Barça paga los excesos de confianza de Luis Enrique y Ter Stegen

Un gol de Piqué, otro de Neymar de penalti y 20 minutos con un Celta asfixiado dejaban soñar con la remontada, pero la torpeza de Ter Stegen dio al traste con las esperanzas culés

Foto: Piqué se lamenta durante el partido de Balaídos. (EFE)
Piqué se lamenta durante el partido de Balaídos. (EFE)

El FC Barcelona se la pegó en Vigo. Así, sin peros. El naufragio fue tal que al descanso ya se marchó con un 3-0, algo que no le sucedía desde hacía nueve años, con Rijkaard en el banquillo, y no se le puede achacar a la mala suerte, al césped, al árbitro ni al virus FIFA, sino a la dejación de funciones de los azulgranas. Luis Enrique renunció al centro del campo ante el Celta y le costó un buen revolcón. Cinco minutos después de encajar el tercer tanto, Iniesta ya calentaba por la banda, pero su entrada en la segunda parte y la reacción azulgrana con el 3-2 se fue al traste con la enorme pifia de Ter Stegen, que en el 76’, con el Celta agobiado, regaló un gol a Pablo Hernández por lucirse con los pies. Ni la lucidez en el juego de Iniesta, ni la demostración de carácter de Piqué (que marcó dos tantos) resultaron suficientes para arrancar ni aunque fuera un empate. Los errores se pagan. Y Luis Enrique y Ter Stegen los cometieron.

Foto: Luis Enrique, durante un entrenamiento del Barcelona (EFE)

Con Messi ausente por lesión, Luis Enrique se empeñó, igual que en Gijón, en dejar a Rakitic e Iniesta en el banquillo. Busquets, más solo que la una, desamparado y flojo, asediado por Wass, fue incapaz de achicar aguas y al Barcelona le cayó el chaparrón. En 11 minutos, al Celta le bastó con presionar la primera línea y complicar las líneas de salida para encontrarse con un equipo plano, sin siquiera intensidad, al que marcó tres goles —Sisto, Aspas y Mathieu en propia puerta—. En la segunda parte, Rafinha se quedó en el vestuario e Iniesta entró en el campo: a los dos minutos, con un pase largo, medido, desde casi la banda izquierda a Busquets, superó dos líneas de presión. Esa fue la señal y el equipo lo entendió. Un gol de Piqué tras un saque corto de córner, otro de Neymar de penalti y 20 minutos por delante con un Celta asfixiado dejaban soñar con la remontada, pero la torpeza de Ter Stegen dio al traste con las esperanzas culés. "Ha sido culpa mía, lo siento mucho", dijo el portero alemán. "Si no pasa el fallo, igual hubiéramos ganado. No voy a cambiar mi juego totalmente. Lo siento mucho por el equipo. Hay que aprender de lo que ha pasado y lo haré. Es culpa mía totalmente", insistió el guardameta.

Para los culés, este domingo no había consuelo, si se tiene en cuenta que el Madrid había pinchado en el Bernabéu y que el Barça se podría haber colocado líder de LaLiga Santander en solitario. A la hora de repartir culpas, habrá quien ponga el acento en Luis Enrique, que regaló 45 minutos en un estadio en el que el año pasado ya cayó 4-1, y habrá quien se quede con el fallo de Ter Stegen. Los dos, el técnico y el portero, cometieron errores por exceso de confianza. El asturiano, en su propia plantilla y el ‘fondo de armario’. El alemán, en sus propias facultades. “¿Que os pongo nerviosos? Lo siento por vosotros”, contestó el meta en Moenchengladbach, su casa, en la previa del encuentro de Champions.

Con Claudio Bravo en Manchester por no querer conformarse con ser segundo plato y Cillessen relegado a serlo sin remedio, el tan cacareado juego de pies de Ter Stegen ya le ha dado al Barça el primer disgusto serio. Si uno es listo, de los errores se aprende, pero si se es obcecado, no queda otra alternativa que repetirlos. El tiempo dirá qué opción elige el joven alemán, amo y señor de la portería tal y como exigió. Luis Enrique, como era de prever, se colocó a sí mismo en la diana y disculpó al meta. “El primer responsable de todo soy yo, pero no me arrepiento de mis decisiones. Tengo que tomarlas antes, después es muy fácil. Ese es mi trabajo. ¿Ter Stegen? El portero del Barça tiene que arriesgar y cuando sale mal, no lo vamos a matar. Todos tenemos que mejorar, yo el primero. No ha sido una buena noche”, concluyó.

Ficha técnica:

El FC Barcelona se la pegó en Vigo. Así, sin peros. El naufragio fue tal que al descanso ya se marchó con un 3-0, algo que no le sucedía desde hacía nueve años, con Rijkaard en el banquillo, y no se le puede achacar a la mala suerte, al césped, al árbitro ni al virus FIFA, sino a la dejación de funciones de los azulgranas. Luis Enrique renunció al centro del campo ante el Celta y le costó un buen revolcón. Cinco minutos después de encajar el tercer tanto, Iniesta ya calentaba por la banda, pero su entrada en la segunda parte y la reacción azulgrana con el 3-2 se fue al traste con la enorme pifia de Ter Stegen, que en el 76’, con el Celta agobiado, regaló un gol a Pablo Hernández por lucirse con los pies. Ni la lucidez en el juego de Iniesta, ni la demostración de carácter de Piqué (que marcó dos tantos) resultaron suficientes para arrancar ni aunque fuera un empate. Los errores se pagan. Y Luis Enrique y Ter Stegen los cometieron.

Celta de Vigo
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