La fórmula Voro es la favorita en Mestalla, pero es feliz como ángel guardián

La madre de "Voro" no pudo elegir un mejor nombre para el técnico interino del Valencia: Salvador. El habitual delegado del conjunto ché ha vuelto a aparecer cuando más se le necesitaba y ha firmado dos victorias con mucho oficio que alejan los fantasmas presentes en Mestalla. Pero esto no es algo nuevo: ya van cuatro entrenadores a los que ha sustituido de manera provisional y casi siempre ha obtenido resultados positivos.

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"Estoy a disposición del club", afirmó Voro ante los medios de comunicación en Butarque después de ser preguntado en varias ocasiones por la posibilidad de una estancia a largo plazo en el banquillo de Mestalla. Pero también aseguró que tiene "otras prioridades", por lo que deja caer que si el club se lo ofrece, aceptará, pero que prefiere no entrar en las quinielas para ser el entrenador.

"Tengo mis razones", señaló en sala de prensa. Tarde lo que tarde el Valencia en encontrar un técnico definitivo, para Voro cargo es "interino" y "nada cambia ese hecho". Ni la confianza de la afición, que le ovacionó antes de subir al autobús del equipo, es suficiente como para hacerle cambiar de opinión. Está cómodo como delegado, un trabajo que le permite vivir el fútbol de cerca sin las presiones de un entrenador.

Por eso no resulta raro que aún no se haya sentado en el banquillo del Valencia de forma definitiva. Porque los resultados le avalan. De momento, acumula un 80% de victorias, 8 de 10 en cortos periodos de tiempo desde 2008, año en el que se estrenó como entrenador en sustitución de Ronald Koeman. Tan solo ha perdido en una ocasión, precisamente en la etapa en la que sustituyó al holandés: un 6-0 en el Camp Nou frente al Barcelona.

Desde entonces, no ha perdido un solo partido, con un bagaje de 8 victorias y 1 empate durante las semanas en las que sustituyó a Mauricio Pellegrino (2012), Nuno Espirito Santo (2015) y Pako Ayestaran (2016).

Orden y oficio, las claves del éxito

El Valencia, después de cuatro partidos, necesitaba efectividad. Por eso, con Voro, las florituras y las muestras de talento están permitidas, pero siempre cerca del área rival, donde el equipo no corre riesgos innecesarios. Con esta fórmula, el conjunto ché cimentó su victoria ante el Alavés en Mestalla, con un fútbol austero y sin derroches, pero competitivo y con jugadores de calidad que consiguen puntos. Y lo mismo sucedió en Butarque.

Este Valencia gana con poco. Frente al Alavés, le bastó un gol en propia de Laguardia y un penalti que transformó Parejo. En Butarque, dos zarpazos que valieron dos goles. Los balones largos y los pelotazos están permitidos; todo sirve para llevarse los tres puntos y no sufrir sobresaltos. Incluso perder tiempo e impacientar al rival, algo que se ha podido ver en repetidas ocasiones cuando Diego Alves tenía el balón en los pies después de que Nani empatase el partido.

Un sistema que para crisis como las vividas durante los últimos años funciona, pero no está tan claro su éxito en caso de que Voro se convierta en el dueño definitivo del banquillo del Valencia. "He hecho más ruedas de prensa que entrenamientos", afirmó en Butarque, lo que aumenta aún más sus méritos y su capacidad para superar etapas convulsas.

Los jugadores, aunque están con él después de trabajar junto a ellos desde la sombra, respetan su decisión. Habrá que ver quien es el nuevo técnico. Candidatos no faltan: Luis García Plaza y Sergio González estuvieron en la grada de Mestalla durante el partido frente al Alavés y en Butarque, fue Lucas Alcaraz el que presentó su currículum. De marcharse, dejaría al Valencia a cinco puntos de puestos Champions.