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La vida deja de sonreír al Barça sin Messi y permite al Atlético irse vivo
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La vida deja de sonreír al Barça sin Messi y permite al Atlético irse vivo

Los rojiblancos decidieron encerrarse y solo el desconcierto que causaron las bajas de Busquets y Messi les permitió sacar un punto ante un Barça que fue mejor hasta ese momento clave

Foto: Messi, en el suelo doliéndose de su lesión (Albert Gea/Reuters).
Messi, en el suelo doliéndose de su lesión (Albert Gea/Reuters).

Cuando Fernández Borbalán decidió que ya se había jugado suficiente en el Camp Nou, miles de madridistas apagaron su televisión o se marcharon de los bares con una sonrisa de oreja a oreja en el rostro, percibiendo un mejor regusto en el paladar del inicialmente triste punto que había sacado su equipo ante el Villarreal. Se había producido en el Barça-Atleti el resultado ideal para los intereses merengues. Entre que unos no pudieron y otros no quisieron, el primer gran partido de la Liga Santander acabó en unas tablas que, por lo que parece, deja más satisfechos a los rojiblancos que a los culés y, sin duda, a los aficionados del Real Madrid.

Foto: Neymar, durante un acto promocional. (EFE)

Un Barcelona-Atlético de Madrid de unos años para acá sólo puede gestarse de dos maneras. La primera de ellas, la más habitual, es la versión que consiste en un Atlético sin intenciones ofensivas, convencido de que con su imponente defensa es suficiente para minimizar al ataque más potente del planeta. De esta manera, nos encontramos con los once jugadores rojiblancos (esta vez vestidos incomprensiblemente de negro) replegados en su propio terreno de juego, cerrando espacios y asumiendo la enorme dificultad que conlleva generar contragolpes con más de 70 metros por recorrer. La segunda de ellas, la menos habitual, consiste en un Atleti valiente posicionándose a la altura del área contraria en la presión, tratando de robar arriba y a partir de ese juego, obteniendo ocasiones de gol y, por tanto, concediendo más. Es decir, que se juega a lo que elige el Atlético y Simeone volvió a escoger la primera, la que siempre le sale mal.

Dirá que esta vez no le salió mal, tirará de los topicazos de la entrega y el sacrificio de sus chicos, y en buena medida tendrá razón, pero las experiencias vividas con anterioridad le deberían bastar para darse cuenta de que no es la manera que mejor le viene para afrontar al Barça. Hay que tener mucha suerte para que la 'Blitzkrieg' del Barça no te acabe aplastando como los 'Panzer' alemanes a las tropas polacas. Y debemos reconocer que, esta vez sí, tuvo esa suerte. El Atlético es prácticamente inmejorable en la defensa posicional y permitió unas mínimas ocasiones al Barça en los minutos que aguantaron sobre el campo Busquets y Messi, que fueron menos de los que necesitaba el Barça.

La temporada pasada, más o menos a estas alturas, el Barça se quedaba sin Messi para un par de meses. Alarmas, gritos de histeria, gente deseando tirarse por la ventana porque el equipo se quedaba sin el mejor jugador del planeta. Era razonable el pánico, pues la 'Messidependencia' había sido exagerada el año del Triplete. Pero ni tan mal le fue al Barça, que encontró al mejor Neymar y a un Suárez desbocado para que la vida sin Messi fuera algo menos penosa. A Neymar le obligó esa situación a tomar una relevancia en el juego que hasta entonces solo se le había intuido. Perdió metros y ganó efectividad y eficiencia. Ese estatus lo fue adquiriendo con el paso de los partidos, no de manera inmediata. Y no lo iba a obtener en la media hora que quedaba de partido después de que Messi se fuera al banquillo tocándose el pubis.

El mismo partido de siempre

Antes de que Arda entrara al campo por el '10' (presencia la del turco especialmente irrelevante en el terreno de juego), el Barça jugó el partido que tantas veces ha jugado y que otras muchas, muchísimas ha ganado. Y ha ganado contra el Atleti partidos así, y con facilidad además. Cada partido es su propio cosmos y en cada uno las estrellas se mueven en distintos sentidos. Este universo, en cambio, tenía elementos tan parecidos a otros en que los astros se alinearon que hacía presagiar un éxito azulgrana. Era así porque estaba Iniesta agarrando el encuentro por la solapa de la chaqueta y gritándole a la cara que él era su dueño y nadie más, con toda la malicia (que no es mucha) que puede acumular el de Fuentealbilla, y porque a su lado aparecía Messi diciéndole que se la pasara, que ya pergeñaría algo. El fútbol fluía y las ocasiones iban produciéndose mecánicamente.

En esa orquesta había dos instrumentos con diversa afinación, uno sonaba bien y el otro desentonaba como la voz de Pitingo en 'Killing me softly'. El primero que sonaba con el violín solista del concierto número 5 de Mozart era Ivan Rakitic. Su trabajo se aprecia menos que el que hacía Xavi, pues es menos fino, menos exquisito, pero es tan productivo que sorprende que no se le destaque más. Le falta el último pase, el que definía al de Tarrasa. Su encuentro fue completo en todos los sentidos, más allá de ser, una vez más, el que abre el marcador de un partido grande. El otro, el que no encajaba extrañamente era Suárez, al que no le salió ni lo más mínimo y ni siquiera gozó de ocasiones. Para culminar su horrible día, dejó un agujero que parecía un estigma en el pie a Filipe tras una entrada.

El Barça marcó el primero, por lo que se preveía alguno más. Ese gol, sin embargo, provocó que el Atleti saliera en el segundo tiempo como su segunda versión, es decir, con el cuchillo entre los dientes queriendo quitarle el balón al Barça lo antes posible. Fue un desliz momentáneo del Cholo, que rápidamente pidió que no se repitiera. Mandó, sin embargo, un mensaje contradictorio al poco tiempo, sacando al campo a Correa y Torres, como queriendo decir que sí, que había que marcar. Marcaron nada más entrar. Sí, ellos dos tocaron su primer balón en la jugada del gol. Caño a Piqué de Torres y césped en los morros de Mascherano de Correa. De ahí, para atrás otra vez.

Los dos hombres clave dejan el campo

Confirmó Luis Enrique después del partido que Busquets no estaba bien antes de empezar, pero que se empeñó en jugar y se lo permitió. El tiempo que estuvo sobre el campo no mostró síntomas de la gripe que sufría, pero sin él el Barça sí se constipó. Antes, colocado en campo rojiblanco, el Barça mantenía el ataque posicional sin quebrantar la ortodoxia. Movía al Atlético buscando generar superioridades y presionando de manera asfixiante tras pérdida. Sin Sergio, nada de eso se repitió. Dominaba con el balón, pero el daño que producía al contrario era mucho menor, y no por demérito de Gomes, que ocupó ese lugar, sino por inexperiencia en el puesto. Y que sin Messi y sin Busquets, los dos jugadores básicos del estilo, éste se resquebraja.

El coraje de Simeone se borró al rato de marcar, como en Milán. Metió a Thomas dando por buenísimo el punto, otro empate sacado del Camp Nou. Claro que es estupendo no perder en el campo del Barça, pero quizá es mejor ganar. Y no se va a encontrar con muchas ocasiones mejores que ésta. Sin el pivote ni el jugador franquicia, desaparecidos cuando marca el Atleti, el Cholo no olió la sangre que manaba de la yugular culé. Se dedicó a sobrevivir, una vez más.

Ficha técnica

1 - Barcelona: Ter Stegen; Sergi Roberto, Piqué, Mascherano, Alba; Sergio Busquets (André Gomes, m.51), Rakitic, Iniesta; Messi (Arda, m.59), Suárez y Neymar.

1 - Atlético de Madrid: Oblak; Juanfran, Savic, Godín, Filipe Luis; Gabi, Saúl (Fernando Torres, m.60), Koke, Carrasco (Thomas, m.73); Griezmann y Gameiro (Correa, m.60).

Goles: 1-0, M.41: Rakitic. 1-1, M.61: Correa.

Árbitro: Fernández Borbalán (Comité andaluz). Mostró tarjeta amarilla a Koke (min.53), Griezmann (min.67), Thomas (min.82), Luis Suárez (min.84) y Jordi Alba (min.91).

Incidencias: Partido de la quinta jornada de LaLiga Santander disputado en el Camp Nou ante 89.421 espectadores, la mejor entrada en lo que va de temporada.

Cuando Fernández Borbalán decidió que ya se había jugado suficiente en el Camp Nou, miles de madridistas apagaron su televisión o se marcharon de los bares con una sonrisa de oreja a oreja en el rostro, percibiendo un mejor regusto en el paladar del inicialmente triste punto que había sacado su equipo ante el Villarreal. Se había producido en el Barça-Atleti el resultado ideal para los intereses merengues. Entre que unos no pudieron y otros no quisieron, el primer gran partido de la Liga Santander acabó en unas tablas que, por lo que parece, deja más satisfechos a los rojiblancos que a los culés y, sin duda, a los aficionados del Real Madrid.

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