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El Valencia echa a Pako y ya son diez cambios en el banquillo desde Emery
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baraja, caparrós, mancini o vilas boas suenan como sustituto

El Valencia echa a Pako y ya son diez cambios en el banquillo desde Emery

En solo cuatro temporadas han pasado Pellegrino, Valverde, Djukic, Pizzi, Nuno, Neville, Ayestarán y Voro en tres ocasiones. La llegada de Lim al club ha acelerado los cambios, aconsejado por Mendes

Foto: Pako Ayestarán (EFE)
Pako Ayestarán (EFE)

El Valencia devora entrenadores como Saturno a sus hijos. La paciencia no está en el ADN de la institución, como tampoco lo está en la mente de los aficionados. El banquillo de Mestalla es uno de los más calientes y solo los muy buenos resultados consiguen apaciguar los instintos del club. Pako Ayestarán es el último en una lista larga de entrenadores que lo intentaron pero no lo consiguieron, una tendencia que se ha visto acrecentada en los últimos años, con los problemas económicos y deportivos sufridos que han supuesto un caldo de cultivo imposible para la estabilidad. La decisión la tomó el Consejo de Administración en Singapur, a más de 15.000 kilómetros de Valencia y sin la aprobación de Jesús García Pitarch, el director deportivo.

Foto: Pako Ayestarán, en su presentación (EFE)

Solo Unai Emery puede presumir en tiempos recientes de haber logrado navegar con esmero en ese puesto. Estuvo cuatro años, de 2008 a 2012 y aunque no fueron pocas las veces en las que la grada pidió su cabeza terminó contando su paso por la ciudad del Turia como un éxito. Algo que, por otro lado, ha logrado en casi todos los lugares en los que ha recalado. Desde entonces, siete entrenadores en cuatro años, sin contar las interinidades de Voro, que con la que empieza ahora ya son tres.

Desde aquel 2012 empezó la rueda y aún está por detenerse. A Emery le relevó Pellegrino, que llegaba al cargo sin experiencia previa en un equipo de élite, aunque había pasado un tiempo en las categorías inferiores del club y como segundo de Benítez en el Liverpool. Gustaba su idea futbolística y los dueños, que ya no están, consideraron que era el idóneo para aguantar las exigencias del cargo. Error, el Valencia logró pasar de fase en la Liga de Campeones, donde había dejado al club Emery, pero en Liga los resultados no acompañaron.

Foto: Pako Ayestarán se ha quedado prácticamente sin crédito en el Valencia (EFE)

A principios de diciembre la entidad decidió prescindir de sus servicios en diciembre. Se iba con cinco victorias, tres empates y seis derrotas. El equipo estaba en mitad de la tabla, insuficiente para un club que en los años previos se había acostumbrado a estar en Europa. Voro, como ocurre ahora, cogió el mando un partido y se lo dejó a uno de los entrenadores con más nombre del panorama nacional: Ernesto Valverde.

Ya había triunfado en Grecia, donde fue campeón de Liga, en el Athletic, en el Villarreal y en el Espanyol, como después lo haría de nuevo con los bilbaínos. En Valencia no lo hizo mal, terminó la temporada de forma notable, logró el quinto puesto y rozó el cuarto. El club quiso que renovase, pero él prefirió marchar. Le esperaba el Athletic de nuevo y él tomó la decisión de dejar un equipo en el que las cosas no le estaban marchando mal. Tomó el testigo Djukic, histórico del club, que solo resistió hasta diciembre en el banquillo. Cuando fue destituido, en la jornada 16, el equipo era noveno con solo 20 puntos.

Pizzi, que llegaba de Argentina, logró remontar la situación. Llegó a semifinales de Liga Europa y mejoró la marcha del club en Liga, aunque no logró meter el equipo en Europa. Amadeo Salvo, a la sazón presidente, confiaba en él para entrenar una temporada entera, pero aquello no llegó a fructificar. Peter Lim había comprado el club y las cosas iban a cambiar radicalmente.

placeholder Peter Lim.
Peter Lim.

Peter Lim y el carrusel de técnicos

Foto: Paco Alcácer emprende una nueva aventura en el Barcelona (EFE)

Lim, empresario de Singapur, no era un magnate metido al fútbol, sino un empresario del propio fútbol, que es un matiz importante. Llegó al Valencia con dinero y la promesa de resolver la deuda que atenazaba al club e, incluso, de retomar el proyecto parado del Estadio de Mestalla. Además, por supuesto, de anunciar una catarata de fichajes que harían del equipo ché un club competitivo y en Champions. Con él llegaba también, aunque en la sombra, Jorge Mendes. El portugués, el agente más poderoso del fútbol mundial, es socio de Lim y una figura preponderante en la última etapa del club. Tampoco se empeñaron en esconderlo, pues la elección para el banquillo fue Nuno Espirito Santo, el primer jugador a quien representó Mendes y cercano amigo del portugués. La primera temporada, con un muy buen equipo y casi un laboratorio de la agencia del agente, Nuno llegó a Champions.

La temporada 2015-2016 empezaba, lógicamernte, con Nuno también en el banquillo. Había logrado el objetivo y era de la cuerda del presidente, aunque la grada de Mestalla no estuviese siempre del todo cómoda con él. La inversión de Lim se redujo, el proyecto de Mestalla se paró y hubo ventas como Otamendi que descuadraron la plantilla. Los resultados no llegaron, el club se desplomó, fue eliminado de la Champions y Nuno, por más que tuviese una relación especial con el dueño, no logró sobrevivir al año. La sorpresa llegó cuando se supo su sucesor: Gary Neville. Era segundo entrenador de Inglaterra y un prestigioso comentarista de la televisión británica. No tenía ningún lazo con la liga española ni conocimientos específicos del Valencia. Lo que sí se sabía es que era socio de Peter Lim, con quien compartía un club en el Reino Unido. El fracaso fue absoluto, eliminados de la Liga Europa, 11 derrotas en 21 partidos. Y, sobre todo, perdió completamente el pulso de su equipo, que terminó más dirigido por Pako Ayestarán, su segundo -que, a su vez, fue traído para auxiliar al técnico cuando ya llevaba unas semanas, de lo perdido que estaba- que por él mismo.

Foto: Jamie Carragher y Gary Neville (Sky Sports)

Y ahora es Ayestarán el que ha sido devorado por el Valencia. Fue elegido como sucesor y, a falta de algo mejor, mantenido en el verano. Cuatro jornadas han tardado en rectificar el tiro, tantas como derrotas suma el equipo. Ahora viene el momento del recambio porque Voro, el propio comunicado lo dice, está en situación de interinidad, como ya lo ha estado otras veces. El que llegue se encontrará al club en peor situación que nunca, pues todos sus predecesores en estos años cogieron al equipo lejos de la cabeza, pero también fuera del descenso.

El primer nombre que viene a la cabeza, porque es el más atractivo de un sucinto mercado, es el de Marcelino, aunque hay dudas sobre si es posible contratarle. En España hay un pacto por el cual un entrenador no puede coger dos equipos en un mismo año, pues se supone que con la indemnización por despido cobran la temporada entera y volver a entrenar no es una práctica ética. El asturiano no llegó a comenzar la Liga Santander con el Villarreal, fue destituido antes, pero sí cobró lo que le correspondía por contrato. Eso le puede apartar del banquillo del Valencia, donde valorarían positivamente su entrada.

Con esa circunstancia encima de la mesa se plantean otros nombres. El primero es el de un histórico de la casa, un jugador de los años dorados del club que, antes o después, terminará en la institución: Rubén Baraja. No tiene mucha experiencia, solo ha pasado por el Elche con buena nota, y tiene, sin duda, el favor de la exigente grada. Al menos de inicio. También hay otras opciones planteadas por García Pitarch, director deportivo, como son Mancini, Caparrós o VIlas-Boas, todos ellos libres. También hay algún portugués más en la lista, vinculado con Mendes.

El Valencia devora entrenadores como Saturno a sus hijos. La paciencia no está en el ADN de la institución, como tampoco lo está en la mente de los aficionados. El banquillo de Mestalla es uno de los más calientes y solo los muy buenos resultados consiguen apaciguar los instintos del club. Pako Ayestarán es el último en una lista larga de entrenadores que lo intentaron pero no lo consiguieron, una tendencia que se ha visto acrecentada en los últimos años, con los problemas económicos y deportivos sufridos que han supuesto un caldo de cultivo imposible para la estabilidad. La decisión la tomó el Consejo de Administración en Singapur, a más de 15.000 kilómetros de Valencia y sin la aprobación de Jesús García Pitarch, el director deportivo.

Peter Lim Jorge Mendes
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