Zidane no pregunta a los tocados Bale y Cristiano, no vaya a ser que quieran jugar

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El Confidencial

La lección que dejó el partido contra el Sporting de Portugal, más allá de la constatación empírica de que el Real Madrid no muere nunca, es la de pensar que la cara B del equipo está en condiciones de jugar muchos partidos. Es aventurado decir que es mejor, porque de lo que se habla es de tres estrellas mundiales como Cristiano, Benzema y Bale, pero sí se vio un fondo de armario más que aparente. Todavía más si se tiene en cuenta que los cracks, por unos motivos o por otros, aún no tienen en esta temporada la puesta a punto suficiente para estar a su máximo nivel.

El debate no está en quiénes son los titulares sino en el reparto de minutos. Se da por hecho el once de las noches de gala, pero en el ambiente siempre estará que no es necesario que la BBC esté permanentemente en el campo. Hay partidos rutinarios, muchos en cada temporada, en el que el Madrid puede ser favoritísimo teniendo en el campo a Lucas Vázquez, Morata o James. Y su presencia tiene beneficios evidentes, como tenerlos involucrados y contentos por lo que pueda pasar y también, quizá sobre todo, que los titulares puedan descansar. En las dos últimas Champions ganadas por el Real Madrid, Cristiano Ronaldo, la estrella entre todas las estrellas, llegó con el físico disminuido y aportó poco. Si se le reduce la carga los meses previos igual el portugués, ya con 31 años, puede aparecer con todos sus argumentos en el mes de mayo, que es cuando se resuelve la narrativa de la temporada.

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Cristiano Ronaldo no jugará este domingo contra el Espanyol. Tiene gripe y se ha decidido que se quede en Madrid descansando, con toda normalidad. Tampoco Bale estará presente en Cornellá, el golpe que se dio en la cresta iliaca en el partido contra los lusos recomienda parar. Es improbable que si la ocasión fuese de campanillas los dos jugadores más caros de la historia del club se hubiesen quedado en casa. Ninguna de las dolencias que aparecen en el parte médico son tan rotundas como para descartar de plano a alguien. Son motivos para tomar una decisión y, en este caso, se ha preferido la cautela.

"Bale ha recibido un fuerte golpe en la cadera y no vamos a hablar con él porque los jugadores siempre quieren jugar. Al final, como tenemos muchos partidos, jugamos cada tres días, no podemos arriesgar con ningún jugador importante. Tenemos un grupo y cuando un jugador tiene algo, mejor que entre otro y lo haga bien. Siempre vamos a pensar en el equipo y en el grupo", explica Zidane en lo que parecen palabras sencillas pero, en realidad, es toda una revolución de conceptos. Hasta el momento las estrellas eran consultadas y su opinión era tomada como una sentencia bajo la premisa de que es el jugador el que más se conoce y quien sabe cómo está. Ahora el equipo, tomado como concepto superior, se impone en la elección de jugadores.

La gripe de Cristiano

"Cristiano no va a viajar con nosotros porque además está con la garganta mal y se va a quedar porque no está listo para jugar. Como siempre no vamos a arriesgar nada, ni con él ni con nadie. Nunca vamos a arriesgar con ningún jugador", se reafirma Zidane, que ni siquiera ve necesario tenerlos en el banquillo para amedrentar al rival con la posibilidad de que a mitad del partido salgan de toriles los morlacos.

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Queda por ver si estas decisiones son filosofía o coyuntura. Es muy difícil romper con las inercias en el fútbol. En el Real Madrid, como ocurre aún en el Barcelona, hay la sensación sempiterna de que mandan los jugadores, especialmente algunos jugadores, y de que son ellos y sus sensaciones los que tienen la última palabra en las grandes decisiones. Es evidente que Cristiano y Bale son importantes en el Real Madrid, pero bueno sería para el club, incluso para ellos mismos, que hayan dejado de serlo para imponerse en un once inicial.

Hasta Zidane era inconcebible que no fuese así, pero el francés, tímido, frío, tiene una autoridad personal que no se recuerda en ningún técnico del club blanco. En él se da una mezcla de circunstancias concretas que le hacen especial. Lo es por leyenda blanca, por ser el ojito derecho del presidente y, también, el último recurso en el banquillo. Sus manos no están atadas, y lo ha demostrado en numerosas ocasiones, como en su imposición de Casemiro o la manera de relegar a James e Isco, inversiones de futuro del club. Manejar los minutos de las estrellas, poder cambiarlos sin necesidad de aguantar las caras largas y pensar en el descanso tanto como en el juego, es un paso más en su autoridad.

Lo necesita, además, para sofocar posibles fuegos en la plantilla. En lo que va de temporada se han quedado en ocasiones en la grada jugadores como Asensio o Isco, apuestas importantes del club que necesitan también su espacio. Si los tres de arriba lo juegan todo no habrá manera de manejar la extensa –a pesar de la ausencia de fichajes– plantilla con la que cuenta el Real Madrid. Y eso, tener en el ostracismo a algunos, es un virus para el colectivo. Si se acepta que los grandes no estén siempre, que una gripe o un golpe son motivos para que no estén, el francés tendrá mucho ganado. También necesita los números, que el equipo vaya ganando y muestre cierta alegría en el juego. Que demuestre, como contra el Sporting, que es inmortal aunque no estén las que aspiran al Balón de Oro.

Alineaciones probables

RCD Espanyol: Diego López; Javi López, Óscar Duarte, Diego Reyes, Víctor Sánchez; Hernán Pérez, David López, Marc Roca, Piatti; Gerard Moreno, Baptistao.

Real Madrid: Casilla; Danilo, Varane, Pepe o Ramos, Marcelo; Casemiro, Kroos, Modric; James, Morata, Benzema.

Árbitro: Hernández Hernández (comité canario).

Estadio: Cornellà-El Prat.

Horario: 20:45 hora local (18:45 gmt).