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Torres demuestra con goles y fútbol que quiere seguir en el Atlético del Cholo
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los rojiblancos se impusieron 3-1 al espanyol

Torres demuestra con goles y fútbol que quiere seguir en el Atlético del Cholo

El delantero fuenlabreño marcó un tanto, dio una asistencia y demostró estar en un momento dulce de forma. El Atlético venció sin grandes dificultades al Espanyol

Foto: Fernando Torres.
Fernando Torres.

Dijo Simeone, y se tomó como palabra sagrada, que Fernando Torres seguirá o no en el Atlético dependiendo de su rendimiento. Y él, que es evidente que quiere quedarse, ha actuado en consecuencia. El delantero sabe que no le valdrán las pamplinas sentimentales, que de poco le sirve su condición de mito atlético y su indiscutible conexión con la grada del Calderón. Todo eso, tan propio del equipo colchonero, que en ocasiones parece más una fábrica de emociones que un club de fútbol, no se tiene en cuenta para este caso concreto. Una decisión propia de una empresa siderúrgica alemana: tanto haces, tanto vales.

Así que el de Fuenlabrada está haciendo los deberes poco a poco. Se vuelve a ver esa amplia zancada, la buena definición, las cuestiones que le hicieron un día uno de los delanteros más cotizados del mundo. Torres se parece al Torres bueno, al del Atlético y el del Liverpool, y se aleja así de otros episodios menores, en el Chelsea y en el Milan, donda solo parecía una rémora de salario excesivo. Ha vuelto, con 32 años. Y el Cholo, ahora, lo tendrá más difícil para prescindir de él.

[Lea aquí: La perseverante cabalgada de Torres para la renovación]

Contra el Espanyol metió el primero y pudo hacer alguno más. Recibió un balón de Koke, otro que está reencontrándose, controló bien, quebró a un defensa y definió con finura. Casi mejor fue una ocasión anterior, en la que se zafó de su marca en un saque de banda, dio un paso poderoso y terminó estrellándola en el palo, demasiado escorado como para encontrar la red rival. También partició activamente en el tercero, con una cabalgada por la banda que terminó en un bonito centro bien aprovechado por Koke. Una magnífica presentación, de esos partidos que firmaría cualquier delantero porque estuvo en todas partes y los aciertos fueron abrumadoramente superiores a los errores, muy escasos.

Su actuación fue válida para remontar un partido que se le había puesto cuesta arriba a los rojiblancos con un gol de Diop a la salida de un córner. El Espanyol es un equipo frío, de esos que a estas alturas de temporada no tiene más ambiciones que dejar correr los minutos sin hacer mucho ruido, porque esta película ya la han visto y saben que ni por arriba van a soñar ni por abajo van a sufrir. Juegan, lo intentan un rato y si pueden marcan y ganan pero, si no, tampoco pasa nada. Es el purgatorio del fútbol, la mitad de la tabla. Vieron, eso sí, como enfrente seguía el renacer de un jugador especial, de la generación de oro de España y un emblema absoluto en el club del Manzanares.

Torres, que era seguro en el partido, no estará en Barcelona. Le duele al Atlético, porque no tendrá presente a uno de los jugadores más en forma de la plantilla. Les molesta especialmente porque en los ojos rojiblancos aquello nunca debió de ser una expulsión. La realidad, sin embargo, cuenta que la culpa fue mucho más del delantero que del árbitro. Las ganas de ganar, también las de agradar, le sobrerevolucionaron hasta enviarle a la caseta y dejar a su equipo con diez y sin su nueve para la vuelta. Eso también es parte del mandato de Simeone. Cuando el argentino dice que todo dependerá de lo que haga sobre el césped le está azuzando para que la mariposa salga de la crisálida, pero también carga al emblema con una responsabilidad añadida: no pelea solo por el equipo, también por su supervivencia.

[Lea aquí: Suárez, que debió ser expulsado, remontó el 0-1 de Torres, que lo fue]

Torres tiene el carisma de la normalidad. Más allá de la extravagancia capilar de la que siempre ha hecho gala es un chico sencillo, sin estridencias. Él no necesita posturas para que le miren, ni gritos a voz en cuello o golpes en el pecho, porque incluso parado y sin hablar despierta la curiosidad de los que tiene a su alrededor. Torres, a sus 32 años, es la improbable estrella de un equipo que tiene unos cuantos jugadores que son mejores que él pero menos importantes. Porque para el Atlético es crucial tener en la plantilla un catalizador de emociones, y para tener ese corte hay que ser diferente. Como lo es Torres y lo fue Simeone.

La resurrección de Koke

Otros aspiran a ese estatus. Es el caso de Koke, que tiene ADN atlético pero, por el momento, no tiene el aspecto semilegendario de otros. Llevaba un tiempo mal, falto de ritmo. Tanto la temporada anterior como el inicio de esta dio señales de haber perdido la chispa que sin duda tuvo en el año de la Liga, cuando fue un jugador clave en el equipo. Las últimas semanas, sin embargo, ha ido cogiendo fuerza. La asistencia de Torres primero, y después otra a Griezmann, que ha marcado en los últimos siete encuentros de Liga. Dos pases soberbios, bien pensados y bien tirados. Metió el tercero, gracias a una gran asistencia de Torres. En general, se le nota con otra velocidad, más fino y participativo. Y aunque el Atlético no se muere por ser bonito, lo es un poco más cuando Koke está bien.

[Lea aquí: Un 30% del pase de Koke pertenece a un fondo]

El Atlético no es como el Espanyol, tiene las ambiciones más afinadas, pero en algún aspecto sí se parece: si no se llega a la gloria no está irremediablemente abocado al drama, como les ocurre al Madrid o al Barcelona. Simeone ha repetido muchas veces que hay dos presupuestos mayores sobre la mesa, lo cual es por todos bien sabido, por lo que ser tercero y caer en cuartos de final de la Champions contra uno de esos mastodontes sería una mala noticia, por supuesto, pero no un motivo para quedar desaquiciado. No es falta de altura de miras, en los pasillos se huele el arrebato y el deseo, pero de algún modo eso siempre está presente. Cumplir con esos requisitos, buen papel en Europa y conseguir plaza para la Liga de Campeones, es algo más que un aprobado. También porque no está tan lejos el tiempo en el que eso no se lograba. Eran otros días, los días sin el Cholo. Torres, que vuelve a ser estrella, puede hablar largo y tendido sobre ellos.

De todos modos, y como recientemente el Barcelona ha decidido empezar a mostrarse dubitativo, nada se puede descartar. Hace solo cuatro semanas parecía imposible otro desenlace para el campeonato que el paseo militar de los de Luis Enrique, pero un empate y dos derrotas después todo queda más abierto. El Atlético está a tres puntos, que suponen dos partidos pues los rojiblancos tienen el gol average perdido. Nada puede descartarse.

Ficha técnica

Dijo Simeone, y se tomó como palabra sagrada, que Fernando Torres seguirá o no en el Atlético dependiendo de su rendimiento. Y él, que es evidente que quiere quedarse, ha actuado en consecuencia. El delantero sabe que no le valdrán las pamplinas sentimentales, que de poco le sirve su condición de mito atlético y su indiscutible conexión con la grada del Calderón. Todo eso, tan propio del equipo colchonero, que en ocasiones parece más una fábrica de emociones que un club de fútbol, no se tiene en cuenta para este caso concreto. Una decisión propia de una empresa siderúrgica alemana: tanto haces, tanto vales.

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