El Barcelona se puede echar la siesta hasta en la próxima visita del Real Madrid
La gran distancia en Liga, la semana de selecciones y la Champions ante el Atlético invita a pensar que Luis Enrique puede plantearse dar descanso en un Clásico, algo insólito
El FC Barcelona tiene un colchón tan mullido de puntos de diferencia que se permitió echarse la siesta en Villarreal y aun así volvió a casa con uno más de ventaja sobre el Atlético a falta de un partido menos para que concluya el campeonato. Son ya nueve puntos gracias al fiasco de los del Cholo en Gijón el sábado. Es decir, que de los ochos partidos que restan el Barça podría perder tres y todavía ganaría la Liga. Los azulgrana se saben campeones y la consecuencia fue una bajada de tensión general que le costó dos puntos, los primeros que pierden después de una racha de doce victorias consecutivas.
“Todo lo que sea sumar más que el que viene por detrás es fantástico y ahí seguimos. Aquí han perdido los primeros clasificados de la Liga. Jornada positiva: un punto más, una jornada menos”, resumió práctico tras el encuentro Luis Enrique, que no quiso comentar la actuación del árbitro Sánchez Martínez, que alborotó al Madrigal después de no ver una clara mano de Piqué que hubiera supuesto la segunda amarilla del central -aunque la primera no lo fuera-, expulsó a Marcelino por protestar y pitó un penalti inexistente de Asenjo a Neymar minutos después de no ver uno claro a Messi. Un desastre, en fin.
Con 0-2 en el marcador el Barça bajó el pistón y Luis Enrique calculó riesgos sustituyendo a los amonestados Piqué y Turan por Mathieu y Alves. ¿Resultado? Que en diez minutos el Villarreal consiguió igualar el encuentro. A partir de ese momento pudo pasar de todo, pero el marcador ya no se movió. Durante el parón liguero por las selecciones se avecina ya un nuevo debate: ¿debe Luis Enrique sacar a toda su artillería el próximo partido ante el Real Madrid?
Los de Zidane visitarán el Camp Nou el 2 de abril, tres días antes de que el Barça reciba al Atlético en el choque de ida de cuartos de final de la Champions. Con la amplia ventaja de puntos en la clasificación, la proximidad de un partido europeo que será seguro intenso y la marcha masiva de todos sus internacionales para jugar con sus selecciones, la lógica invita a pensar que el técnico asturiano puede llegar a plantearse dar algún descanso nada menos que en un Clásico, algo insólito.
La superioridad del Barcelona en el campeonato nacional es tal que el choque ante el Real Madrid es, simplemente, uno más y también uno menos en la cuenta atrás para proclamarse campeones. Luis Enrique tiene dos semanas para pensárselo y aún no hay nada decidido ya que dependerá del estado en el que regresen los internacionales, pero la posibilidad existe y las señales que por ahora emite el entrenador azulgrana son equívocas: por una parte sentó a Piqué en Villarreal para evitar problemas, pero Luis Suárez, que estaba a una tarjeta de cumplir el ciclo y si hubiera visto ayer la quinta se habría perdido el Clásico, disputó todo el encuentro.
Es bien sabido por todos la tirria que el entrenador asturiano siente hacia el Madrid, al que muchas veces ni nombra ante los medios usando la fórmula de “el eterno rival”. Es decir, que aunque los tres puntos cuenten igual, para Luis Enrique en particular y el Barça en general siempre se trata de un encuentro especial. La fabulosa temporada del Barça le resta trascendencia, pero no importancia a la visita del conjunto blanco, y el técnico tendrá que buscar el equilibrio entre la rivalidad y lo más conveniente para su equipo. El Barcelona se lo puede permitir, la siesta de ayer y hasta posibles descansos en el Clásico. Un lujazo.
El FC Barcelona tiene un colchón tan mullido de puntos de diferencia que se permitió echarse la siesta en Villarreal y aun así volvió a casa con uno más de ventaja sobre el Atlético a falta de un partido menos para que concluya el campeonato. Son ya nueve puntos gracias al fiasco de los del Cholo en Gijón el sábado. Es decir, que de los ochos partidos que restan el Barça podría perder tres y todavía ganaría la Liga. Los azulgrana se saben campeones y la consecuencia fue una bajada de tensión general que le costó dos puntos, los primeros que pierden después de una racha de doce victorias consecutivas.
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