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El Luis Enrique más humano: entró en la sala de prensa murmurando 'Puxa Sporting'
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La visita al Molinón le deja al descubierto

El Luis Enrique más humano: entró en la sala de prensa murmurando 'Puxa Sporting'

La infancia, la familia, los padres, el barrio, el amigo del colegio que ahora es el técnico del Sporting, Abelardo. Hizo falta todo eso para que Luis Enrique saliera de su caparazón

Foto: Luis Enrique vuelve al estadio del equipo de su corazón (Cordon Press/José Bretón).
Luis Enrique vuelve al estadio del equipo de su corazón (Cordon Press/José Bretón).

Luis Enrique entró ayer en la sala de prensa de Sant Joan Despí, un prefabricado al lado de La Masia y lo suficientemente lejos como para no ver ni de lejos a nadie que no se acerque adrede, murmurando: “Puxa Sporting”. Los periodistas que estaban situados cerca de la mesa donde se sientan el técnico y el encargado de prensa, José Manuel Lázaro, pudieron escucharle. Durante su comparecencia, en su segunda temporada como entrenador del FC Barcelona, fue la primera vez que se intuyó a la persona detrás del entrenador. La infancia, la familia, los padres, la tierra, el barrio, el amigo del colegio que ahora es el técnico del Sporting, el ‘Pitu’ Abelardo. Hizo falta todo eso para que Luis Enrique saliera de su caparazón. Sin alardes, tampoco fue a pecho descubierto, pero dio detalles íntimos, algo hasta ahora inaudito en él.

“Iba al Molinón con una bandera hecha por mi madre y a la grada donde más jaleo había, por cierto. Va a ser especial, pero somos profesionales y me debo al Barça”, dijo. No fue el único detalle personal que ofreció. Contó también cómo en su debut en el Sporting, donde solo jugó dos temporadas, el entrenador de entonces le hizo calentar en el vestuario: “Como te puedes imaginar di muchas vueltas alrededor de las camillas, algún día le preguntaré por qué lo hizo a Aranguren”. Las preguntas sobre su relación con Abelardo, que es su mejor amigo y al que conoce desde que los dos eran unos niños, iban al mismo colegio y vivían a cien metros el uno del otro, se sucedieron y el ya exitoso entrenador del Barcelona ofreció resquicios en su rocosa imagen. La nostalgia del hogar, el cariño, la amistad. “Soy gijonés al mil por mil, es mi casa”, admitió, y mostró por fin una imagen de Luis Enrique desconocida hasta ayer para la mayoría y que solo conocían sus escasos íntimos, como el ‘Pitu’ Abelardo’.

El entrenador del Sporting tampoco escondió ante los medios lo especial que es la cita y la íntima relación, ya no de amigos, sino de hermanos, que tiene con el azulgrana: “Estarán nuestros padres, que se conocen de toda la vida. Y su padre y el mío, que nos iban a ver cuando éramos niños y no pesábamos 25 kilos entre los dos”.

En un mundo 'hiperprofesionalizado' como es el del fútbol hay momentos, partidos, en los que con un par de frases y escuchando el tono con el que hablaban ayer Abelardo y Luis Enrique el uno del otro, sobrio, pero tan cálido y plagado de recuerdos comunes, resulta fácil entender si no eres de cartulina que el de esta tarde no es un encuentro más para los dos entrenadores.

“Si se tiene que acabar la racha, que sea en el Molinón”, llegó a decir Luis Enrique no fuera a ser que le sacaran un titular descontextualizado, para aclarar enseguida que, “ojalá siga cien partidos sin perder” y, por supuesto, es su intención como profesional “ganar hoy”.

El Barcelona lleva 30 partidos invicto y si consigue los tres puntos esta tarde en el partido aplazado por el Mundial de Clubes logrará dejar al Atlético a seis puntos y al Real Madrid a siete. Los rojiblancos tienen que jugar ante el Villarreal y el PSV en Champions antes de visitar el Bernabeú. Los blancos, Roma y Málaga antes del derbi. Es decir, que si el Barça no falla antes de viajar a Las Palmas dará un golpe en el campeonato nacional porque sus perseguidores, el segundo, el tercero y el cuarto, se enfrentan entre ellos.

Después de un mes de enero en el que el conjunto catalán había perdido brillantez, ante el Celta el pasado domingo volvió a deslumbrar en una segunda parte primorosa con un tridente bestial en estado de gracia. Luis Enrique reconoció ayer que él, en su etapa de jugador e incluso con su amigote Abelardo, no llegó a disfrutar tanto porque para ello hace falta ser tan increíblemente buenos como Messi, Neymar y Luis Suárez. Pero esta tarde, ahí estarán los dos. De un barrio de Gijón y el colegio, al Sporting, La Braña, el Barça como jugadores, la selección española, la hora del retiro y la ilusión de volverse a encontrar hoy como entrenadores en su equipo de siempre.

Alineaciones probables:

Sporting: Cuellar, Lora, Vranje, Jorge Meré, Canella, Mascarell, Nacho Cases, Pablo Pérez. Halilovic, Álex Menéndez y Carlos Castro.

Barcelona: Bravo; Aleix Vidal, Piqué, Mascherano, Mathieu; Busquets, Rakitic, Arda o Iniesta; Messi, Suárez y Neymar.

Árbitro: De Burgos Bengoetxea.

Estadio: El Molinón, 18:30 horas.

Luis Enrique entró ayer en la sala de prensa de Sant Joan Despí, un prefabricado al lado de La Masia y lo suficientemente lejos como para no ver ni de lejos a nadie que no se acerque adrede, murmurando: “Puxa Sporting”. Los periodistas que estaban situados cerca de la mesa donde se sientan el técnico y el encargado de prensa, José Manuel Lázaro, pudieron escucharle. Durante su comparecencia, en su segunda temporada como entrenador del FC Barcelona, fue la primera vez que se intuyó a la persona detrás del entrenador. La infancia, la familia, los padres, la tierra, el barrio, el amigo del colegio que ahora es el técnico del Sporting, el ‘Pitu’ Abelardo. Hizo falta todo eso para que Luis Enrique saliera de su caparazón. Sin alardes, tampoco fue a pecho descubierto, pero dio detalles íntimos, algo hasta ahora inaudito en él.

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