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Piqué espera su sinfonía de pitos en el Bernabéu y el Barcelona llega crecido
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DESPUÉS DE SUS POLÉMICAS DECLARACIONES

Piqué espera su sinfonía de pitos en el Bernabéu y el Barcelona llega crecido

Si hay un jugador del Barcelona al que la afición madridista está esperando es a Gerard Piqué. Lo sabe, lo espera, lo desea y, sobre todo, le motiva. Si esta tarde no le pitan se llevaría una decepción

Foto: Gerard Piqué en un Clásico disputado en el Bernabéu (AP).
Gerard Piqué en un Clásico disputado en el Bernabéu (AP).

Si hay un jugador del Barcelona al que la afición madridista está esperando es a Gerard Piqué. Él, no sólo lo sabe y lo espera, sino que lo desea y, desde hace tiempo, se ha encargado de dejar claro que le motiva, que le gusta. Vamos, que si hoy no le pitan se llevaría una decepción. “Para mí, que me silben en el Bernabéu es una sinfonía” afirmó el pasado mes de septiembre. Y por si quedaba alguna duda, remató: “Quiero que el Real Madrid pierda siempre y no voy a cambiar, amo a mi club por encima de todo”. Como guinda, explicó la conversación que tuvo con Iker Casillas un día antes de que el Real Madrid jugara en el Calderón: “Le dije, ojalá te metan cuatro y luego fue la leche cuando se los metieron”. Así que están avisados los aficionados que acudan hoy al estadio y que vayan a pitar a Piqué: le harán un hombre feliz.

El central respira barcelonismo desde niño. Su abuelo, Amador Bernabéu, ya era directivo del Barcelona cuando él nació -lo fue durante 23 años con Núñez y Gaspart y Rosell le repescó como embajador ante la UEFA- y enseguida le sacó el carnet de socio, como ahora ha vuelto a hacer con sus hijos Milan y Sasha. Vivió partidos como espectador en el Camp Nou con su abuelo y sus padres, comenzó en las categorías inferiores azulgrana a los diez años y todavía recuerda algunos pasajes familiares con invitados especiales a la hora de comer. Como cuando conoció a Van Gaal, con 13 años, siendo éste entrenador culé, quiso impresionarle y se acercó a él en el comedor para decirle que quería jugar en el Barça. El holandés, con ese tacto y ese sentido del humor tan suyo, le pegó tal empujón que le tiró al suelo. “Tú no eres fuerte para jugar en el Barcelona”, le soltó. (Lo han leído con acento de Van Gaal y muchas erres en el ‘eres’ y el ‘fuerte’, ¿a que sí?).

Su ADN culé unido a su expresividad y su personalidad extrovertida, junto a una seguridad en sí mismo por encima de la media que le lleva a decir lo que le da la gana, ni más, ni menos, le ha dado amigos y enemigos. Con sus amigos del Madrid, como lo era Iker Casillas, se permitía bromear. En otro grupo está Sergio Ramos, al que no se le puede considerar un enemigo, pero al que maldita sea la gracia que le hacen algunos chascarrillos del catalán. Antes del parón de Liga, y recién terminado el partido en el Pizjuán en el que el Madrid perdió al sevillano, le comentaron las palabras de Piqué. Había salido por la zona mixta después de ganar al Villarreal marcando territorio con aquello de “los partidos con el Madrid nos ponen cachondos” a lo que Ramos contestó: “No llego al orgasmo, pero casi”. La lesión del madridista ha impedido que se encuentren en la Selección en las últimas convocatorias, pero hoy es el día.

Piqué ya dijo también que no pensaba pedir perdón por su “gracias Kevin Roldán, contigo empezó todo”, el día que celebraba la Champions. Él lo considera como una broma, una gracia con la intención de picar al rival, pero no de hacer daño a nadie. Lo volvería a decir, vaya. Hoy se encontrará cara a cara con Cristiano Ronaldo, con el que compartió vestuario en el United y del que habla bien, como un tipo profesional con el que tenía una relación cordial. Vamos, que la puya no fue una cuestión personal. Son varios, y están documentados, los dardos que ha lanzado el central al conjunto blanco. No salió, por ejemplo, a decir que era mentira cuando las cámaras le pillaron este verano en la celebración de la Supercopa ante el Sevilla, animando a sus compañeros: “Que se jodan los del Madrid, que nos vean dar la vuelta”. Él es así. Y no espera otra cosa que no sea una fenomenal bronca por parte del público del Santiago Bernabéu. Y tan contento.

No es el único que siente la rivalidad con el Madrid en grado sumo. El primero de todos es su entrenador, que salió de mala manera del conjunto blanco y al que todo el que le conoce un poco afirma que es antimadridista y marca en rojo en el calendario los enfrentamientos ante el conjunto blanco desde que era jugador del Barça, después técnico del Celta y ahora del Barcelona. Ayer, al asturiano se le escapó también cuando le preguntaron cuándo ha disfrutado más de los Clásicos: “No tiene ni color, evidentemente como jugador del Barça”. El técnico, muy optimista, aseguró estar cumpliendo un sueño ahora como entrenador culé y que estaba “durmiendo como los ángeles”.

Hace dos días sí que hubo un invitado inesperado en la bulla: Andrés Iniesta. Al manchego, siempre tan prudente, le recordaron las palabras de Piqué sobre lo mucho que le excitaban los partidos ante el Real Madrid y declaró que a él le ponían “como una moto”. Es evidente que el Barça llega crecido a Chamartín, con Messi recuperado de su lesión, tres puntos arriba y sin ninguna urgencia ni preocupación. Ya veremos cómo acaba, pero lo que está claro, es que empezará con la sinfonía que Gerard Piqué tanto está esperando.

Si hay un jugador del Barcelona al que la afición madridista está esperando es a Gerard Piqué. Él, no sólo lo sabe y lo espera, sino que lo desea y, desde hace tiempo, se ha encargado de dejar claro que le motiva, que le gusta. Vamos, que si hoy no le pitan se llevaría una decepción. “Para mí, que me silben en el Bernabéu es una sinfonía” afirmó el pasado mes de septiembre. Y por si quedaba alguna duda, remató: “Quiero que el Real Madrid pierda siempre y no voy a cambiar, amo a mi club por encima de todo”. Como guinda, explicó la conversación que tuvo con Iker Casillas un día antes de que el Real Madrid jugara en el Calderón: “Le dije, ojalá te metan cuatro y luego fue la leche cuando se los metieron”. Así que están avisados los aficionados que acudan hoy al estadio y que vayan a pitar a Piqué: le harán un hombre feliz.

Gerard Piqué Santiago Bernabéu
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