Es noticia
Messi despierta al Espanyol de su sueño con un 'hat-trick' y otra lección de fútbol
  1. Deportes
  2. Fútbol
remontada y goleada ante el espantyol (5-1)

Messi despierta al Espanyol de su sueño con un 'hat-trick' y otra lección de fútbol

El Espanyol se adelantó con gol de Sergio García. Pero el argentino reclamó su trono con tres goles, dos de ello para voltear el marcador. Piqué y Pedro adornadon la goleada

Foto:

Siempre Messi. Como intermediario, como líder espiritual, como brazo ejecutor… el argentino es la solución a todos los problemas. El hombre encargado de disipar las dudas. Un mago capaz de convertir los pitos en aplausos con su plasticidad y voracidad de cara a gol. Porque si el infinito talento del argentino fluye, no hay de qué preocuparse. Si Leo ríe, el fútbol crece y el barcelonismo rebosa felicidad. Ante el Espanyol, derbi barcelonés que discurrió en armonía, el argentino se empeñó en dar otra clase magistral de desequilibrio y pegada para voltear la tempranera insolencia de Sergio García. Por inercia, y ante el agotamiento rival, la cabeza de Piqué y una contra de Pedro sentenciaron. Pero ‘La Pulga’ volvió a reclamar su sitio y, en respuesta al ‘hat-trick’ de Cristiano ante el Celta, abrochó un partido con el que no perder comba con el Real Madrid y encarar con otra cara el crucial duelo de Champions ante el PSG (5-1).

Arrancó el partido con un Espanyol parapetado y con la clara consigna de contener a la imponente tripleta ofensiva del Barcelona. Si ayer fue Sergio Ramos quien cumplía 300 partidos como madridista, este domingo le tocó a Sergio Busquets alcanzar la redonda cifra con la camisola culé. En el medio, el canterano estuvo escudado por Xavi, sempiterno capitán, y un Ivan Rakitic que sigue confirmándose como la piedra angular en la medular. Iniesta volvió a ser el damnificado. En el palco, Sergi Roberto y Bartra arroparon al denostado Montoya. Arriba, como ocurriera el día de la agónica victoria en Mestalla, Messi cayó a la derecha, dejando el centro a Luis Suárez. Un dibujo con natural tendencia a un ordenado caos. Allí donde las posiciones permutan en función de las necesidades y las sensaciones de las estrellas.

Pero como ha venido siendo habitual en más encuentros de los deseados, el Espanyol desnudó las carencias defensivas antes de lo previsto. La insistente presión de Caicedo en el centro del campo dejó a Busquets pidiendo explicaciones a Iglesias Villanueva. Mientras, Sergio García se aproximaba al área conduciendo el cuero con parsimonia. Delante tenía a un Piqué dadivoso, que reculó hasta incrustarse en su portería. Control hacia dentro y disparo inapelable desde el punto de penalti.

Al fin, el pícaro chico que tuvo que huir despavorido de La Masía en busca de un porvenir, consiguió marcar al equipo donde dio sus primeros pasos. Lo celebró con rabia, la misma que le dio en su día tener que irse. De esta formael equipo perico consiguiómarcar el primer tanto en el Camp Nou desde 2009, cuando lo hizo otro ex culé como Iván De la Peña. Un tanto que aumentó considerablemente la sensación de frío en una gélida tarde otoñal sobre la Ciudad Condal. Al poco, tuvo otra, pero su disparo desde dentro del área cayó manso a las manos de Bravo.21 minutos tardó el Barcelona, fiel a su inquebrantable fe en la posesión, en conseguir disparar entre los tres palos.Quién lo diría, viendo cómo acabó la película.

Messi, cansado de sufrir, optó por hacer la guerra por su cuenta. En una arrancada marca de la casa, el argentino se plantó en el balcón del área con claras intenciones de marcar. Salva Sevilla, tosco en la reacción, le frenó en seco. Tras la amarilla, el exquisito golpeo del ‘10’ fue directo a la cruceta. El séptimo disparo que estrella en el poste en lo que va de Liga. Un toque de corneta que abrió paso al asfixiante cerco de los locales. Un saque de esquina de Rakitic y tibio cabezazo de Piqué, un slalom inabordable de Messi que cayó en saco roto, un disparo desde la frontal de Suárez que se fue desviado por poco, un tiro a quemarropa de Alba que se topó con la gigante silueta de Casilla. Síntomas de voluntad y mejoría que no encontraban el premio del gol.

El desgaste hacía mella en los visitantes, agazapados y pertrechados en su campo desde hacía tiempo. Pero los temblores defensivos del Barça, un problema que tiende a perpetuarse en el tiempo dada la concepción de la plantilla, se convirtieron en un clavo ardiendo al que aferrarse. El Barcelona no ataca igual que defiende y es, en esa descompensación en ambos lados del verde, donde los rivales encuentran el camino. Víctor Sánchez, otro antiguo trabajador culé, dispuso de una galopada propicia para ajusticiar al Barcelona.Pero con la explosividad como una de sus carencias más marcadas, Bravo se interpuso en su camino con contundencia para desbaratar cualquier opción de peligro en el apurado uno contra uno.

Sin embargo, el fuerte levantado por Sergio en el área azulgrana se antojó inexpugnable hasta que Leo Messi dijo ‘aquí estoy yo’. Corría el minuto 45 cuando un balón suelto en el área fue atrapado por Xavi, quien a duras penas lo sacó a la media luna rodeado de rivales. Allí aguardaba un animal competitivo que, junto a su némesis Cristiano Ronaldo, se empeñan cada día en elevar el fútbol a otro nivel.Controló cortito con la izquierda, haciendo volar a algún ansioso guerrero blanquiazul, para inventarse un zurdazo de rosca angelical que se coló entre los defensores para acabar derribando la cámara de fotos colocada detrás de la malla. Un gol de los llamados psicológicos que destruye neuronas, agarrota los músculos y te hace descender a los infiernos. Demasiados porqués para tratar de explicar una genialidad con poco de racional.

A la vuelta de la caseta, el desparrame del Barcelona cogió forma. El carácter del Espanyol fue menguando hasta convertirse en un alma cándida. Después del llanto de Neymar tras una carga legal de Bailly, Messi se sacó de la chistera una nueva exuberancia para el recuerdo. Suárez centró desde la izquierda. Sí, el crack uruguayo había vuelto a caer a esa banda que tanto mermasus prestaciones ofensivas. Pero las jerarquías mandan y Messi la bajó con la izquierda, tiró un caño a Fuentes con la su pierna buena y, como quien camina por su casa, se encontró solo dentro del área para cruzarla con la diestra, la que habrá que llamar pierna 'menos mala'. La remontada era un hecho. No había marcha atrás.

Con el adversario jadeando y relamiéndose sus heridas, el Barcelona no se apiadó. Los de Luis Enrique no perdieron ocasión de aprovechar la mortal oleada de fútbol vertiginoso que había generado su ‘Mesías’. Tres minutos después, Piqué remató sólo un corner desde la derecha. Gol con el que postergar y disfrazar un momento de forma que sigue dejando mucho que desear. Lucho agitó la cesta (Iniesta por Rakitic, Pedro por Suárez y Mathieu por Busquets) pero el nivel se mantuvo intacto.

Precisamente de las botas de Pedro nacieron los dos fogonazos con los que cerrar una plácida tarde que se inició cuesta arriba. Primero, el tinerfeño galopó para culminar un gran pase largo de Jordi Alba. Luego, hizo de muro de apoyo para que Messi se diera un respiro en otro eterno zigzagueo con el que destripar a la zaga perica y sumar su vigésimo primer triplete en Liga, el vigésimo noveno desde que vista la camisola azulgrana.

Ficha del partido:

5. Barcelona: Bravo; Alves, Mascherano, Piqué, Alba; Rakitic (Iniesta, min.65), Busquets (Mathieu, min.81), Xavi; Suárez (Pedro, min.70), Messi y Neymar.

1. Espanyol: Casilla; Arbilla, Álvaro, Eric Bailly (Abraham, min.81), Fuentes; Cañas (Héctor Moreno, min.60), Víctor Sánchez, Salva Sevilla, Lucas, Sergio García; y Caicedo (Stuani, min.70).

Goles: 0-1, min.13: Sergio García. 1-1, min.45: Messi. 2-1, min.50: Messi. 3-1, min.54: Piqué. 4-1, min.77: Pedro. 5-1, min.81: Messi.

Árbitro: Ignacio Iglesias Villanueva, del comité gallego. Mostró cartulina amarilla a Salva Sevilla (min.28), Lucas (min.52), Álvaro (min.67) y Arbilla (min.78).

Incidencias: partido correspondiente a la decimocuarta jornada de la Liga disputado en el Camp Nou ante 76.057 aficionados.

Siempre Messi. Como intermediario, como líder espiritual, como brazo ejecutor… el argentino es la solución a todos los problemas. El hombre encargado de disipar las dudas. Un mago capaz de convertir los pitos en aplausos con su plasticidad y voracidad de cara a gol. Porque si el infinito talento del argentino fluye, no hay de qué preocuparse. Si Leo ríe, el fútbol crece y el barcelonismo rebosa felicidad. Ante el Espanyol, derbi barcelonés que discurrió en armonía, el argentino se empeñó en dar otra clase magistral de desequilibrio y pegada para voltear la tempranera insolencia de Sergio García. Por inercia, y ante el agotamiento rival, la cabeza de Piqué y una contra de Pedro sentenciaron. Pero ‘La Pulga’ volvió a reclamar su sitio y, en respuesta al ‘hat-trick’ de Cristiano ante el Celta, abrochó un partido con el que no perder comba con el Real Madrid y encarar con otra cara el crucial duelo de Champions ante el PSG (5-1).

El redactor recomienda