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Saúl, el nuevo profeta de la religión 'cholista'
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el canterano es una pieza importante en el atlético

Saúl, el nuevo profeta de la religión 'cholista'

Tras pasar un año curtiéndose a las órdenes de Paco Jémez en el Rayo, Simeone le reclutó. Ahora le quita el puesto a Mario Suárez y sigue apuntando alto

Foto: Saúl se dispone a lanzar un penalti durante la pretemporada con el Atlético.
Saúl se dispone a lanzar un penalti durante la pretemporada con el Atlético.

En el encuentro ante el Sevilla, Simeone regresó a los banquillos (en Liga) tras su sanción en la vuelta de la Supercopa de España con un once atípico. El técnico argentino previó un duelo intenso, con brega, choque, golpes y sudor, mucho sudor. Cuando todas las cábalas previas se centraban en apostar por Raúl García o Griezmann para acompañar a Mandzukic, el gladiador con máscara, el Cholo sorprendió dando entrada a Saúl. El canterano redobló esfuerzos junto a Tiago, Koke y un Gabi con el deber de presionar la salida de balón rival. Poco importó que la falta de gol en los primeros partidos hubiera provocado los mayores reproches desde que aterrizó en la ribera del Manzanares para impulsar desde el banquillo al equipo con el que brillo en los noventa. Había que estar a la altura de un rival que primó mantener el cero en su portería antes que perforar la ajena. Y la apuesta no pudo salir mejor.

El canterano fue una de las piezas clave en el despertar ofensivo del Atlético. De sus botas nació el centro que, tras el despajo en semifallo de Mbia, dio origen al disparo que Koke transformó en el primer gol del partido. Poco después, su oportunismo y buena colocación le permitieron cabecear el balón que Miranda puso al segundo palo tras una combinación con Arda que recogió la falta botada por Gabi. Una acción orquestada por el infalible laboratorio del Cholo. Los besos a la grada del Frente Atlético y la cara de emoción lo decían todo. Saúl había marcado su primer gol con el Atlético. Era el hombre más feliz del planeta. Poco después del descanso fue sustituido por Griezmann en medio de una atronadora ovación. Tras el partido, la pregunta en sala de prensa era inevitable. "Saúl tiene un futuro enorme con un presente en crecimiento. Es un chico de 19 años y jugar en el medio campo del Atlético no es fácil a esa edad. Tiene mucha personalidad, es intenso. Es el clásico jugador como Koke, como Gabi que nos hace muy bien. Con humildad, paciencia y trabajo está destinado a ser un centrocampista importante en el club”, explicó el Cholo.

Al inicio de la pretemporada, en medio de las maratonianas sesiones de entrenamiento que el ‘profe’ Ortega diseñaba para poner a tono a las bestias que son hoy los jugadores del Atlético, Saúl no rechistaba. Lo daba todo en vistas a ganarse un hueco que le permitiera cumplir su sueño. “Desde que llegué al club de pequeño quería estar donde estoy y pienso devolvérselo con ilusión, trabajo y mucho sacrificio”. De familia de futbolistas, su padre, José Antonio Ñíguez ‘Boria’, llegó a jugar con el Elche en Primera División. Además, sus dos hermanos, Aaron (Elche) Jony (Rio Ave F.C de la liga portuguesa) también se dedican al deporte rey de manera profesional. Saúl, nacido y criado en Elche, desembarcó en la capital para jugar en el alevín del Real Madrid. Pero el vecino le echó el guante y con 14 años inició su andadura en el cadete rojiblanco. En las categorías inferiores siempre creyeron ciegamente en sus aptitudes y pronto destacó por encima del resto.

Su polivalencia en las posiciones del mediocampo (muchos le comparan con Koke) despertó la atención de Quique Sánchez Flores, que le hizo entrenar con el primer equipo durante algún tiempo. En aquella época, su nombre llegó hasta Japón, de donde vinieron a hacerle un reportaje para una publicación nipona. En la selección siempre ha sido un fijo en las convocatorias de la sub-17, sub-19, sub-20 y sub-21. De hecho, a principios de este mes Saúl fue el encargado de anotar el gol del triunfo ante Hungría que selló la clasificación española para la eliminatoria previa al Europeo de la República Checa que se disputará el próximo mes de junio. Un hombre de la casa que no lo tuvo fácil y en el verano de 2013 tuvo que irse cedido al Rayo para seguir creciendo. Un año a las órdenes de un siempre exigente Paco Jémez que le curtió y le hizo mejor jugador.

De vuelta, asentado entre los grandes, es una de las principales bazas en la medular, por delante de fijos como Mario Suárez. Y eso que en la recta final de mercado, el jugador no tuvo clara su continuidad en el equipo. Las dudas le acecharon. Entonces el Cholo mandó una señal inequívoca. Pese a las reticencias puntuales que habían surgido, finalmente optó por no extender el préstamo de la última joya de la cantera. Había llegado el momento de subir un peldaño más. Para abrir boca, ¿qué tal la ida de la Supercopa de España en el Bernabéu ante el Real Madrid? Un estreno en el que se dio una circunstancia curiosa.

En la ida, no había dado tiempo a tramitar la ficha del primer equipo. Tuvo que jugar con la del filial y lucir el número 26 a la espalda. "Simeone me dijo un día antes del partido que jugaría y se me puso una sonrisa de oreja a oreja. Solo pensaba en hacerlo lo mejor posible y en disfrutar. También pensé que tenía que aprender de los jugadores y de todas las situaciones que se dieran en el campo. He trabajado durante toda la pretemporada para ganarme un puesto y el míster decidió al final que tenía que ser quien jugase. Simplemente me limité a intentar responder de la mejor manera posible", recordaba con ilusión e inocencia tras jugar ante el eterno rival. Toca asumir que de ahora en adelante tendrá un papel preponderante en estas grandes citas.

Una madurez temprana que le ofrece un futuro brillante dos años y medio después de su debut con el primer equipo. El 8 de marzo de 2012, el Atlético de Madrid ganaba con solvencia al Besiktas en la ida de los octavos de final de la Europa League en un Calderón a medio gas (menos de 28.000 espectadores). En el minuto 84, el Cholo daba entrada a un chaval que venía despuntando en la cantera durante los últimos tiempos. Koke, que había regalado dos goles al ‘Toto’ Salvio, fue el encargado de dar la alternativa al canterano. Con 17 años, 3 meses y 18 días se convirtió en el jugador más joven de la historia atlética en debutar en competición europea, superando en la lista a Francisco Javier Bermejo, que allá por 1974 se estrenó con 18 años, un mes y 15 días.

Aquel día, en los pocos minutos que dispuso, la afición tuvo tiempo para corear su nombre. “Estaba tan concentrado en jugar y correr, porque estaba tan contento, que no lo he escuchado. Me lo ha dicho mi familia, lo han grabado, me lo han enseñado y ha sido increíble. No me lo creía”, explicaba rebosante de alegría aquel día. Poco después, también como relevo de Koke, debutaría en Liga ante el Sevilla en el Sánchez-Pizjuán. Ahora, a dos meses de cumplir los 20, el trabajo y el sacrificio siguen dando sus frutos. El cartel de promesa ha dado paso al de realidad. El Cholo y su espíritu tienen un nuevo profeta.

Juventus y Valencia, próximos piedras en el camino

Volvió Simeone y volvió el Atlético. Frente al Sevilla, la presencia del argentino en la banda supuso un aliciente para un equipo que cuajó la mejor actuación de este arranque de temporada. Lo hizo ante un rival que renunció a los principios que tan bien le estaban funcionando y salió escaldado. Una buena forma de encarar una semana grande que puede marcar, para bien o para mal, el destino atlético. El miércoles, los rojiblancos recibirán a la Juventus en Champions (20.45 horas). Tras la derrota en Atenas ante el Olympiacos de Míchel (3-2), muchas de las opciones de clasificación para la segunda fase pasan por sacar un resultado positivo ante el actual campeón italiano. La ‘Vieja Señora’ sigue intratable y ha iniciado el curso con cinco victorias en cinco partidos (10 goles a favor y ninguno en contra). Una superioridad que recuerda a la arrolladora Juventus que terminó la Serie A con un récord histórico de 102 puntos. El sábado tocará visitar Mestalla para medirse a un Valencia (16.00) que, pese al pinchazo en Anoeta (1-1), ha puesto de manifiesto que tiene mimbres para luchar de tú a tú con los grandes.

En el encuentro ante el Sevilla, Simeone regresó a los banquillos (en Liga) tras su sanción en la vuelta de la Supercopa de España con un once atípico. El técnico argentino previó un duelo intenso, con brega, choque, golpes y sudor, mucho sudor. Cuando todas las cábalas previas se centraban en apostar por Raúl García o Griezmann para acompañar a Mandzukic, el gladiador con máscara, el Cholo sorprendió dando entrada a Saúl. El canterano redobló esfuerzos junto a Tiago, Koke y un Gabi con el deber de presionar la salida de balón rival. Poco importó que la falta de gol en los primeros partidos hubiera provocado los mayores reproches desde que aterrizó en la ribera del Manzanares para impulsar desde el banquillo al equipo con el que brillo en los noventa. Había que estar a la altura de un rival que primó mantener el cero en su portería antes que perforar la ajena. Y la apuesta no pudo salir mejor.

Diego Simeone
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