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El Real Madrid demuestra que sin equilibrio la pegada sirve para seguir sumando puntos
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marcaron Modrić y cristiano ronaldo

El Real Madrid demuestra que sin equilibrio la pegada sirve para seguir sumando puntos

En un discreto partido, el Real Madrid tiró de su letal pegada para sumar los tres puntos. Modric abrió el marcador y Cristiano sentenció al Villarreal

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A Carlo Ancelotti le han diseñado otro equipo nuevo con los dos fichajes más importantes. Dos nombres, sólo dos, pueden cambiar la idea global de toda una plantilla. Así, en sus dos temporadas, Ancelotti ha tenido que recrear dos equipos completamente durante los primeros pasos de la temporada. El curso pasado funcionó, tardó bastante en acoplarse, pero al final el resultado fue idóneo. En esta campaña queda claro que aún no se ha decidido por un esquema claro, pero funciona gracias a la pegada, como en el Madrigal, donde ganó 0-2 con goles de Luka Modrić y Cristiano Ronaldo (uno más y van diez en Liga). Juega con un 4-3-3 obligado por los millones pagados, pero se siente más cómodo con el 4-4-2 por el famoso equilibrio. Sin embargo, los millones aseguran goles, y de eso vive.

El Madrigal es un estadio muy poco grato para cualquiera que no vista de amarillo sobre su estrecho césped. Ancelotti lo sabía, pero no le quedaba mucho más remedio que jugar con los tres habituales en el centro del campo. Kroos como pivote, donde no está cómodo y sólo los años dirán si es un jugador útil para ese lugar tan comprometido; Modrić, que está lejos de su mejor nivel; y James, que hace lo que puede en una posición que ni se asemeja a la que le es natural. Ese trío tenía que enfrentarse a dos pivotes puros y duros que se conocen ese oficio al dedillo, como Manu Trigueros y Bruno Soriano. La batalla estaba perdida, sin que el número importase. Era un tema cualitativo, no cuantitativo.

La cosa se ponía peliaguda una vez se confirmaba el dominio territorial de los centrocampistas amarillos, cuando Luciano Vietto entraba en juego como un 10 muy clásico, sin ser un 10. El argentino ejercía de ese jugador que se cuela justo entre la medular y la zaga contraria, es decir, ese del que se encargaba como nadie Xabi Alonso, pero Xabi está con Pep y esa labor ha quedado huérfana, dejada de la mano de Dios. Si hay algo en lo que tendría que mejorar brutalmente Toni Kroos para jugar de pivote es su giro defensivo, su recolocación cuando su equipo pierde el balón y toca replegarse. Y entre esas funciones se encuentra defender al mediapunta rival y en el Madrigal no lo hizo.

Cuando eso ocurre, la defensa se encuentra descubierta, abandonada a su suerte. El mal partido de Sergio Ramos y Varane se nota infinitamente más si no reciben la ayuda del mediocentro. Uno tenía que encargarse de Ikechukwu Uche y el otro de Vietto, para lo cual no daban abasto. Lo que no tiene explicación más allá de la falta injustificable de atención es que de un disparo que se le escapa a Iker Casillas, el Villarreal consiga rematar otras dos veces sin que ningún madridista reaccione e intercepte el camino de la pelota.

El Real Madrid atacó a oleadas, sin una organización clara de juego durante casi todo el partido. El balón pasaba del mediocampo a la delantera y Bale, Cristiano y Benzema trataban de ingeniárselas para encontrar algún hueco en la defensa amarilla. Sin embargo, el partido se abrió cuando el Madrid trenzó su primera gran jugada colectiva. Movió la pelota de derecha a izquierda, haciendo vascular al Villarreal, abriendo espacios. Los de Marcelino, además de vascular, se iban yendo hacia atrás hasta permitir que Kroos y Modrić estuviesen en su frontal. El alemán se la pasó al croata y había tanta gente delante de Asenjo que no vio el zapatazo de Luka.

Sin prácticamente haberse acercado a la portería contraria, el Real Madrid iba ganando contra toda la lógica vista sobre el campo. Si alguno había querido el gol, si alguien lo había buscado con asiduidad era el Villarreal. Pero como le está pasando últimamente contra los grandes, acaba perdiendo sin merecerlo. Le pasó contra el Barcelona en ese mismo escenario, le pasó el año pasado contra el Atleti y le ha vuelto a suceder contra el Madrid. Y es que después del gol de Modrić, el partido siguió exactamente igual con una ligera diferencia: el Madrid aceptaba cada vez más su rol pasivo, le gustaba dejarse hacer. Era jugar con fuego, porque el Villarreal es una llama que puede quemar en cualquier momento, pero no tuvo esa suerte que le es esquiva con los grandes.

Y con esa situación, el Madrid es feliz, sobre todo si no le marcan, claro. Es feliz porque puede jugar a lo que más le gusta, a lo que más cómodo le hace sentirse: el contragolpe. Correr y correr. Correr hace disfrutar al Real Madrid más que nada en el mundo. Los espacios les hinchan los pulmones y les animan las piernas a salir al galope contra el viento y los pocos defensas que queden por delante. Un balón largo bien controlado es suficiente para crear un gol. En esa jugada, la del gol de Cristiano, se aprecian las mejores virtudes de Benzema, el 9 que no es 9. Tiene una visión de juego y la pausa de un mediapunta y así lo hizo para asistir al 7 que es un 9, que ya lleva 10.

Marcelino no tardó en hacer cambios para descolocar al Madrid y Ancelotti hizo lo contrario para encontrar su añorado equilibrio. Espinosa y Giovani dieron aire fresco al ataque amarillo, pero a la vez menos profundidad con mucha mayor tenencia de pelota. Es decir, sus ataques eran en vano. Y Carletto tardó casi media hora en la reanudación para dar entrada a Illarramendi. No hacía daño el Villarreal, pero si lo podía hacer era por la izquierda, sobre Marcelo. El brasileño sufrió con Cani primero y con Espinosa después. Dio un festival de lo que no hay que hacer defendiendo y Ancelotti se lo advirtió con un cambio que le deja señalado.

Con Illarra, el Madrid estuvo más cómodo y con Isco aguantaba el balón cuando lo tenía arriba. La frescura del Villarreal se tornó en ofuscación, desesperación y ello derivó en desgana. Ya no había mucho que hacer para impedir que el Real Madrid se llevase los tres puntos del Madrigal. Y lo hace el Madrid sin encajar un gol después de cinco partidos llevándose al menos un tanto. Sirve el tanto para confirmar que sin equilibrio, la pegada también sirve para ganar.

Ficha técnica:

0 - Villarreal: Asenjo; Mario, Musacchio, Víctor Ruiz, Gabriel; Moi Gómez (Espinosa, m.60), Bruno, Trigueros (Jonathan dos Santos, m.67), Cani; Vietto y Uche (Giovani, m.64).

2 - Real Madrid: Casillas; Carvajal, Varane, Ramos, Marcelo (Nacho, m.75); Modrić, Kroos, James (Illarramendi, m.73); Bale, Benzema (Isco, m.84) y Cristiano Ronaldo.

Goles: 0-1, m.32: Modric; 0-2, m.39: Cristiano Ronaldo.

Árbitro: Undiano Mallenco (Navarro). Amarilla a Ramos (m.37) por parte del Real Madrid.

Incidencias: Partido correspondiente a la sexta jornada de la Liga BBVA, disputado en el estadio El Madrigal ante la presencia de 22.000 espectadores.

A Carlo Ancelotti le han diseñado otro equipo nuevo con los dos fichajes más importantes. Dos nombres, sólo dos, pueden cambiar la idea global de toda una plantilla. Así, en sus dos temporadas, Ancelotti ha tenido que recrear dos equipos completamente durante los primeros pasos de la temporada. El curso pasado funcionó, tardó bastante en acoplarse, pero al final el resultado fue idóneo. En esta campaña queda claro que aún no se ha decidido por un esquema claro, pero funciona gracias a la pegada, como en el Madrigal, donde ganó 0-2 con goles de Luka Modrić y Cristiano Ronaldo (uno más y van diez en Liga). Juega con un 4-3-3 obligado por los millones pagados, pero se siente más cómodo con el 4-4-2 por el famoso equilibrio. Sin embargo, los millones aseguran goles, y de eso vive.

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