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Festival al ritmo del Cholo Simeone
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4-0 ante un impotente sevilla

Festival al ritmo del Cholo Simeone

El técnico rojiblanco volvió a ocupar su puesto en el banquillo. El Atlético no dio opción a un Sevilla impotente con los goles de Koke, Saúl y los Raúles

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El Calderón y el Atlético reclamaban algo así.Una noche para acercar posturas y bailar alrededor del fuego.Una noche de esas que crean escuela y permanecen imborrables en la memoria de todos los colchoneros. El Sevilla llegó como la primera piedra de toque de la temporada. Y el Cholo, a pie de campo dispuesto a seguir con su show, volvió a dar un repaso táctico al rival de principio a fin. Una ecuación a la que se añadió el gol, la asignatura pendiente en estos primeros compases de temporada. Koke, Saúl, y los dos Raúles (García de penalti y Jiménez de implacable testarazo) dieron forma a cuatro goles como cuatro soles que se llevó un Unai Emery incapaz de abordar lo inabordable. Presión, pegada y estragegia. Bendita estrategia (4-0).

Sonaban tambores de guerra en la ribera del Manzanares. En el ‘Día de las Peñas’, el Calderón recibió a sus jugadores con un imponente tifo que cubría uno de los laterales del estadio. ‘Emblema de Madrid’, se podía leer en el espectacular mosaico. Y en medio la silueta del oso y el madroño. Ambiente de lo más castizo para un partido de altura, la primera prueba de fuego en una semana grande (Juventus el miércoles y Valencia el sábado) que marcará un punto de inflexión en el devenir de los rojiblancos. Tomando en serio los humildes discursos del Cholo, los rojiblancos encaraban un partido ante un rival de 'su Liga'.

Simeone que volvía a ocupar un banquillo desde la locura transitoria que le hizo perder los papeles en la vuelta de la Supercopa. Nada más arrancar el partido se dio un baño de masas recibiendo loas de todos los colores. El argentino, amante como pocos del calor y la entrega de la tribuna, devolvió el cariño provocando una comunión perfecta. Un mensaje de unidad que refrenda la profunda admiración de la ferviente hinchada hacia el hombre que ha liderado el despegue atlético desde el invierno de 2011. El ‘cholismo’ como forma de vida vuelve gozar de buena salud. Ni rastro de los pitos del partido ante el Celta.

Y eso que Simeone sorprendió con un once en el que ni Griezmann ni Raúl García tuvieron sitio a la hora de acompañar a Mandzukic. El ‘9’ de sus amores regresó con una aparatosa máscara tras romperse la nariz en el accidentado estreno en Champions ante el Olympiacos. Saúl fue el elegido. Un esquema que vacilaba entre el 4-5-1 y el 4-4-2, pero que dio un resultado inmejorable ante un equipo que llegaba invicto y cargado de moral. Ambos equipos saltaron al verde con el mentón apretado y la yugular hinchada. Generosos en caricias y carantoñas, al Atlético, voluntarioso y solidario en la presión, le costó hacerse con el control de la situación. Ante la contundencia de unos y otros la pregunta era si acabarían los 22 un partido de esos que llaman grandes.

Con el centro impracticable, todo el juego pasaba por las bandas. Y por ahí acabó llegando el tanto que supuso el alivio de una grada familiarizada con el sufrimiento. Una jugada larga, con Saúl enredando por la derecha y Mbia evidenciando sus lagunas defensivas con un amigable despeje. Koke agradeció el presente con un potente remate desde el balcón del área. El balón, tras tocar en Nico Pareja desvió su trayectoria amargándole la vida a un Beto petrificado que recogía el balón del fondo de la red jurando en arameo. Ante la escasez de pólvora de los hombres llamados a hacer goles, el canterano se cansó de asistir y decidió que era el momento de impeler a un equipo al que venía sufriendo para materializar sus prolíficas incursiones en el área rival.

Un castigo ante la inoperancia de un Sevilla incapaz de inquietar los dominios de la meta defendida por Moyá. Nico pareja,impotente por el rechaze en el gol, pagó sus frustraciones yendo con el codo por delante al duelo aéreo con Mandzukic. La contundencia del cuadro hispalense dejaba sus secuelas. En apenas 20 minutos los dos centrales de Emery se habían ganado la amarilla con ahinco. Emery se veía superado de cabo a rabo por su admirado Simeone. Ése al que no duda en conceder el cartel de gran innovador del balompié contemporáneo con permiso de ‘Herr Pep’. Uno de los primeros corners puso a temblar los débiles mimbres sevillistas. Con Miranda maniatado en el primer palo, el guante de Koke encontró a Gabi, alejado del foco. El capitán remató cabeceó con todo desde el borde del área. Beto, palomitero, despejó con el ego por las nubes. Poco después, Ansaldi, incombustible por el carril zurdo desde que se sabe titular por delante de Siqueira, conectó un centro-chut cargado de intención que se saldó con amarilla para un impetuoso Mandzukuc que sacó el brazo a pasear por si colaba.

En la antesala del entreacto, el Sevilla trató de salir de la cueva después del chaparrón que anegó sus dominios desde el arranque del choque. Un poco de marcha a un línea defensiva apalancada no venía mal. Miranda, Godín y el resto de pretorianos tenían una consigna clara: dejar a cero la portería. Pero otra vez, y van nueveen otros tantospartidos oficial, la pizarra de Simeone volvió a dar réditos a un equipo capaz de sacar petróleo encualquier acción. Krychowiak frenó en seco a Tiago en zona de nadie. Una falta que ponía a funcionar la infalible maquinaria estratégica del Atlético. Gabi la cuelga a un costado del área, Arda fija a dos hombres a los que gana el salto y la retrasa de cabeza mirando a los ojos a Miranda; el brasileño, libre de marca, la pone de primeras al segundo palo donde Saúl la cruza con la cabeza para batir a Beto. Fácil, sencillo y para toda la familia. Otra lección de un laboratorio que constituye una fuente inagotable de alegrías.

Tras un año cedido en el Rayo, el canterano decía por el mes de julio que con trabajo y sacrificio podría defender la camiseta que soñó desde pequeño. Ahora, pese alguna reprimenda constructiva del Cholo, el chico está cumpliendo con creces al tiempo que condena al ostracismo a Mario Suárez. A la vuelta de la caseta, al conservadurismo que rige el concepto de fútbol de Emery no le quedó otra que destapar sus vestiduras. Sobre el papel, Denis Suárez yÉver Banega supondrían la creatividad y el toque del que adoleció un equipo osco y terco. En las filas colchoneras Gabi dejó su sitio a Raúl García, un más habitual de lo que le gustaría al capitán atlético.

Con el paso de los minutos, la tensión se fue apoderando del ambiente. Nos agarramos ahora que nadie nos ve, te hago una falta y no devuelvo el balón, Koke entra en ebullición y arrolla a Aleix Vidal, Mbia y Godín se juran odio eterno… Refriegas sin fuste que no hacían sino favorecer el soliloquio Atlético. Juanfran, uno de los más fieles soldados, recortó en el vértice del área antes de poner un balón llovido que Mandzucic cabeceó con el miedo propio de quien se partió la nariz hace menos de dos semanas. Arda enganchó un balón llovido de Krychowiak en las inmediaciones del área que a punto estuvo de ser gol. Beto estuvo obligado a redoblar esfuerzos ante el insolente asedio de un Atlético seguía percutiendo sin descanso.

En el verde, todo marchaba sobre ruedas. En la grada, también. Para acabar con las posibles rencillas, a la entrada de Griezmann en lugar de Saúl, le siguieron una nueva tanda de arengas del numeroso repertorio musical de la afición atlética con Simeone como director de orquesta. En medio del alboroto generalizado, el gladiador Mandzukic dejaba su sitio a Raúl Jiménez. Minutos para que la grada acepte a un delantero bajo sospecha desde que el día en que reconoció su amor por el eterno rival. El francés se dejó ver. Sabe que se espera mucho de él y quiere cumplir con las expectativas. En una acción inocente, aprovechó la rudeza de Figueiras dentro del área para forzar un penalti tan absurdo como claro. Jiménez pidió la vez. El Cholo dijo que el encargado de ejecutar la pena máxima sería su tocayo. Y el navarro no perdonó.Al final hubo sitio para todos. Antes de la propina, el mexicano se estrenaría al otro lado del charco tras ajusticiar a quemarropa un centro desde la derecha de… lo han adivinado: Koke. Goles, vítores y buen fútbol. El mejor colofón a una noche redonda en el Vicente Calderón. Por mucho que se empeñe el Cholo, este Atlético no está en ‘la otra Liga’.

Ficha técnica:

4 - Atlético de Madrid: Moyá; Juanfran, Miranda, Godín, Ansaldi; Tiago; Arda, Saúl (Griezmann, m. 65), Gabi (Raúl García, m. 46), Koke; y Mandzukic (Raúl Jiménez, m. 73).

0 - Sevilla: Beto; Diogo, Pareja, Kolodziejczak (Banega, m. 46), Tremoulinas; Carriço; Aleix Vidal (Delofeu, m. 78), M'Bia, Krychowiak, Vitolo (Denis Suárez, m. 46); y Bacca.

Goles: 1-0, m. 18: Koke bate a Beto con un disparo que toca en Nico Pareja. 2-0, m. 42: Saúl Ñíguez cabecea un centro de Miranda. 3-0, m. 83: Raúl García, de penalti. 4-0, m. 89: Raúl Jiménez, de cabeza en plancha.

Árbitro: José Luis González González (C. Castellanoleonés). Amonestó a los locales Mandzukic (m. 27), Koke (m. 60), Godín (m. 62) y Raúl García (m. 89) y a los visitantes Kolodziejczak (m. 18), Pareja (m. 20) y Banega (m. 89).

Incidencias: partido correspondiente a la sexta jornada de la Liga BBVA, disputado en el estadio Vicente Calderón ante unos 54.000 espectadores. El Atlético celebró hoy el 'Día de las Peñas'.

El Calderón y el Atlético reclamaban algo así.Una noche para acercar posturas y bailar alrededor del fuego.Una noche de esas que crean escuela y permanecen imborrables en la memoria de todos los colchoneros. El Sevilla llegó como la primera piedra de toque de la temporada. Y el Cholo, a pie de campo dispuesto a seguir con su show, volvió a dar un repaso táctico al rival de principio a fin. Una ecuación a la que se añadió el gol, la asignatura pendiente en estos primeros compases de temporada. Koke, Saúl, y los dos Raúles (García de penalti y Jiménez de implacable testarazo) dieron forma a cuatro goles como cuatro soles que se llevó un Unai Emery incapaz de abordar lo inabordable. Presión, pegada y estragegia. Bendita estrategia (4-0).

Diego Simeone
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