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Una nueva oportunidad para Illarramendi
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sin khedira, tendrá que revindicarse

Una nueva oportunidad para Illarramendi

La lesión de Khedira deja al centrocampista en una posición franca para demostrar, un año después de su llegada, que es un jugador válido para el Madrid

Foto: Asier Illarramendi se dispone a golpear la pelota en un encuentro de la pasada temporada con el Real Madrid. (
Asier Illarramendi se dispone a golpear la pelota en un encuentro de la pasada temporada con el Real Madrid. (

Los problemas se acumulan para Carlo Ancelotti. En apenas una semana, el técnico del Real Madrid ha visto partir a un despechado Ángel Di María rumbo al Manchester United y a Xabi Alonso huir despavorido a los brazos de Pep Guardiola. Dos elementos indispensables en un equipo que lucha por evitar la autocomplacencia tras la conquista de la ansiada Décima. A la nostalgia por la pérdida de dos de sus fijos, el técnico italiano deberá afrontar un contratiempo de última hora que unir al clima de preocupación imperante en el equipo tras el inesperado rapapolvo de Anoeta: la inoportuna lesión de Sami Khedira.

Aunque no quiere renovar y las malas lenguas apuntan a que quiere irse el próximo junio sin dejar un euro en las arcas de Chamartín, tras la marcha de Xabi Alonso y la falta de refuerzos en la medular de su corte, el alemán iba a entrar de lleno en el planillo de Ancelotti. Pero todo se torció el pasado martes. El club blanco hacía público un parte médico donde se informaba que el centrocampista sufría una rotura muscular en su muslo izquierdo. Periodo estimado de baja: seis semanas.

Tiempo en el que el cuadro merengue deberá afrontar hasta seis compromisos entre Liga y Champions League. Al derbi ante el Atlético de Madrid en el Santiago Bernabéu del próximo día 13 (20.00), se le unirán los choques ante el Basilea, Deportivo de la Coruña, Elche, Villarreal y Ludogorets. Al margen del enigmático origen de las molestias –la selección alemana dice que el jugador llegó lesionado a la concentración, mientras que el equipo dice que el jugador se rompe con el combinado teutón- la realidad es clara. La ausencia del jugador de ascendencia tunecina dibuja un nuevo panorama en el esquema de Carletto y abre la vía de Asier Illarramendi.

De repente, sin Khedira, su mentor Xabi Alonso y los rumores no concretados de Guarín y Verrati, el de Motrico tiene ante sí la opción de reivindicarse, algo que a duras penas ha podido conseguir desde que recaló en Concha Espina el pasado verano. Tras el exceso de confianza ante la Real Sociedad, Ancelotti anunció que algo debía cambiar. Y ese cambio posiblemente pase por la inserción de Illarramendi. Kroos y Modric son jugadores que rayan la excelencia pero que no aportan ese coraje defensivo requerido a la hora de balancear un equipo con una tendencia innata al pim, pam pum. Funciones que evidentemente tampoco van a aportar Isco y James, dos almas libres de tres cuartos de cancha para adelante. Para encontrar ese equilibrio que tantas miradas atrajo el curso pasado, Illarramendi puede ser un hombre clave.

Durante su primer año fuera casa no lo tuvo fácil. Xabi Alonso, Modric, Di María, Khedira, Isco y Casemiro se encontraban por delante en la rotación. El jugador de 24 años estuvo casi 2500 minutos sobre el verde, repartidos en 49 partidos oficiales (29 de Liga, 11 Champions y 9 de Copa) en los que marcó 3 goles y dio una asistencia. Números generosos para un hombre que no cumplió con las expectativas generadas. Encogido, dubitativo, tembloroso, flemático y taciturno. Poco se parecía este Illarramendi a aquel imperial mediocentro defensivo que metió en Champions tras una brillante campaña 2012/2013. En la temporada de su gran eclosión en la Liga, ‘Illarra’ ordenaba, defendía y campaba con jerarquía por la medular. La sala de máquinas era su hábitat, el lugar desde donde dirigir el cotarro ofreciendo oportunas coberturas y oxigenando la salida de balón sin complicarse la vida.

Pero el salto a un grande lo mató. Por más que sus condiciones estuvieran fuera de toda duda, su falta de experiencia en lo más alto era evidente. Quienes insistían en ver en él a un nuevo Xabi Alonso se precipitaron. El tolosarra aterrizó en Madrid en 2009, cuando era ya un jugador contrastado después de cuajar varias temporadas destacadas en el Liverpool. Le quedaba mucho camino por recorrer. Con la grave rotura de ligamentos de Khedira parecieron abrírsele más puertas, pero nada más lejos de la realidad. Sus graves errores en el partido de vuelta de cuartos de final de la Champions ante el Borussia Dortmund y su errática espiral fueron su condena. Razones de peso para que Ancelotti optara por formar de inicio con Khedira en la final de Lisboa.

38 millones aguardan para ser amortizados

Con Mourinho haciendo las maletas en su regreso a Stamford Bridge, Florentino Pérez trató a su manera de iniciar un proceso de españolización del Real Madrid. El patrón de la nave blanca puso su exquisito radar en Isco y Asier Illarramendi, dos de las joyas de la selección española sub-21 que en el verano de 2013 se habían proclamado campeones de Europa. A cambio de casi 70 millones de euros, 30 por el ex del Málaga y 38 por el ex jugador de la Real Sociedad, las dos perlas del fútbol patrio recalaron en el Santiago Bernabéu. Si bien Isco deberá seguir peleando ante la nueva hornada de galácticos para hacerse con un puesto en el once, Illarramendi gozará en las próximas semanas de una oportunidad de oro para justificar su opulento fichaje al paso que convence a los escépticos de que tiene sitio en este Real Madrid.

Los problemas se acumulan para Carlo Ancelotti. En apenas una semana, el técnico del Real Madrid ha visto partir a un despechado Ángel Di María rumbo al Manchester United y a Xabi Alonso huir despavorido a los brazos de Pep Guardiola. Dos elementos indispensables en un equipo que lucha por evitar la autocomplacencia tras la conquista de la ansiada Décima. A la nostalgia por la pérdida de dos de sus fijos, el técnico italiano deberá afrontar un contratiempo de última hora que unir al clima de preocupación imperante en el equipo tras el inesperado rapapolvo de Anoeta: la inoportuna lesión de Sami Khedira.

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