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Los motivos por los que Gerard Piqué reconoce su discreta temporada pasada
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Los motivos por los que Gerard Piqué reconoce su discreta temporada pasada

Gerard Piqué no está bien. Lo dijo él mismo y son muchos los datos que lo corroboran: juega menos, no lidera y su equipo encaja muchos más goles

Foto: El Barcelona necesita al mejor Piqué (GTres).
El Barcelona necesita al mejor Piqué (GTres).

Gerard Piqué no está bien y son muchos los motivos de los que se desprende semejante apreciación. El primero, y el más evidente y claro, son sus propias declaraciones de este jueves. “No estoy ni entre los tres mejores centrales del mundo”, dijo el catalán. No ha descubierto la penicilina, está claro, pero sí sorprende que de él mismo salgan unas palabras tan duras para el que fue, sin duda, el mejor del planeta con Pep Guardiola. Su mal papel, como el de todo el equipo español, en el Mundial de Brasil, terminó de confirmar su ausencia en el podio internacional de zagueros.

El segundo motivo es que Piqué ya no es inmune a las lesiones, como parecía ser cuando el de Sampedor era su entrenador. La lesión que tuvo a final de temporada perjudicó mucho al Barça (se perdió la final de la Copa del Rey contra el Real Madrid) y le hizo no llegar en plenas condiciones a la Copa del Mundo. En la última campaña, Piqué no ha llegado a los 50 partidos en todas las competiciones, lo que es algo muy extraño para un jugador que en los cinco años anteriores promediaba más de 57 partidos por curso. De hecho, en la 2009-10, Piqué jugó 66 encuentros entre el Barça y la Selección.

La tercera razón para pensar que éste no es el mismo Piqué de hace un par de años radica, precisamente, en estas dos últimas temporadas. El Fútbol Club Barcelona ha bajado y mucho su rendimiento defensivo y ha encajado más goles que nunca. Si sumamos los tantos encajados en las Ligas 2012-13, 40 tantos, y la 13-14, 33, el Barça ha recibido sólo un gol menos que en las tres anteriores, 73 por 74.

Y la última causa es, con casi total seguridad, la causa también de la anterior, y no es otra que la repetida ausencia en los onces azulgranas de Carles Puyol. Su liderazgo en defensa era básico para que el sistema culé funcionara a la perfección, además, su despliegue físico no ha sido reemplazado por nadie, salvo las fugaces y brillantes apariciones de Javier Mascherano. Piqué todavía no ha dado ese paso al frente que lo convierta en el ‘capitán’ defensivo del Barça, y de hecho ese papel lo ha ejercido en muchas ocasiones el propio argentino.

Pero la autocrítica de Gerard Piqué es un motivo para la esperanza. Antes de solucionar un problema, hay que saber por qué se produce ese problema, y Piqué parece saberlo. Confía en Luis Enrique para encontrar de nuevo el camino que lo lleve a su mejor nivel. El más que probable retorno de Mascherano al centro del campo, su posición natural, obliga a Piqué a aprender a mandar, ordenar y servir a la causa azulgrana. Hay pocos motivadores en esto del fútbol como Lucho, que sin duda puede encontrar en Piqué al gran jefe de la retaguardia que tanto necesita el Barcelona.

Gerard Piqué no está bien y son muchos los motivos de los que se desprende semejante apreciación. El primero, y el más evidente y claro, son sus propias declaraciones de este jueves. “No estoy ni entre los tres mejores centrales del mundo”, dijo el catalán. No ha descubierto la penicilina, está claro, pero sí sorprende que de él mismo salgan unas palabras tan duras para el que fue, sin duda, el mejor del planeta con Pep Guardiola. Su mal papel, como el de todo el equipo español, en el Mundial de Brasil, terminó de confirmar su ausencia en el podio internacional de zagueros.

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