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Vallecas, 'República Futbolera Independiente' y antifascista
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EL RAYO ES ALGO MÁS QUE UN CLUB

Vallecas, 'República Futbolera Independiente' y antifascista

Huele a barrio. La sencillez de sus gentes y un estadio impensable en los tiempos en los que se llevan recintos con todo lujo. 'This is Vallecas'

Foto: Los jugadores del Rayo Vallecano celebrando un tanto en casa.
Los jugadores del Rayo Vallecano celebrando un tanto en casa.

Huele a barrio. La sencillez de sus gentes, un estadio impensable en los tiempos en los que se llevan recintos con todo el espacio que falta al otrora Nuevo Estadio de Vallecas durante décadas, ropa tendida, fútbol de patio, mezcla de colores y bares de toda la vida, los de siempre, rodeando al estadio. Vallecas, de caña y torrezno, de café y churros. Así es la 'república independiente' y antifascista creada alrededor de un equipo diferente, peculiar y con sabor a fútbol en esencia. Así es el Rayo y así es Vallecas, algo más que un barrio de Madrid, que ha conseguido sin querer, esa independencia que ansía Más y los suyos para una Cataluña cada días más alejadas de la realidad de España.

Ir a Vallecas es encontrarse de golpe con el fútbol de antes, el de la bota y la tortilla. La primera prohibida y la segunda servida en pan y con papel de plata, lejos de los lujos de los palcos privados de otros campos. Ni los hay, ni los quieren. Aquí el fútbol se ve y se siente al lado del vecino, al lado del rival que va al Campo de Fútbol de Vallecas, curioso el nombre (simple, como su filosofía), con la camiseta de su equipo por mucho que no lleve una franja roja atravesando el corazón.

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El Rayo es fútbol, lejos de esa familia que en su día salvó al club, pero que lo dejó como un solar, al borde del precipicio. Paco Jémez tiene mucha culpa de ese calado, de ese mirar a Vallecas por tener la certeza que algo va a pasar y no digo por el show que en cada partido montan los 'Bukaneros', como el del pasado viernes. Se espera esencia, demostraciones de buen fútbol. Es cita obligada de ojeadores, es el perfecto escaparate para el jugador que busca otro destino y para el que busca descubrir algo interesante.

En el Rayo, ganar menos es una inversión

Y es que el Rayo lleva dos años asombrando a todos. Sin el famoso dinero de cartón piedra de la época de los Ruiz Mateos, el futbolista que se ha dejado caer por la Avenida de la Albufera ha sido para mostrarse y porque jugaba bien el fútbol, algo imprescindible cuando se habla de Paco y Felipe Miñambres. El negocio ya no está en Vallecas como antes. Aquí se viene perdiendo dinero, pero sabiendo que tras ese equipo hay algo más, hay una afición, un barrio y una república, la de Vallecas.

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Los noventa minutos se viven de otra manera y más si el rival es el Athletic. Equipos hermanados y aficiones entregadas a la suerte del enemigo-rival. San Mamés tiene una réplica y no está en Barakaldo, está en la capital de España. Vallecas es tomada por la afición del Athletic y ese pacífico asalto es tomado como una bendición. El campo se llena y los alrededores más todavía. Y para colofón fiesta con la clasificación del equipo rojiblanco para la Champions, algo que no logró Bielsa, pero sí Valverde.

Un remozado al Campo

El estadio reclama una vuelta, siendo generosos. Más no puede dar de sí. Puro lujo para Vallecas lo que hacen los empleados y ejecutivos con un recinto con goteras y agujeros, al que ponen sacan todo lo posible en cada partido. Dentro los jefes son los 'Bukaneros'. Enfrentados con el poder, han proclamado una república antifascista que va desde el Puente de Vallecas hasta la Asamblea de Madrid. Los jugadores se identifican con un grupo peligroso en ocasiones, pero que siempre está con los suyos.

El estadio es un desfile de banderas y cánticos antisistema, acordándose de los Ultras Sur y de otros grupos radicales de derechas, por supuesto. La bandera republicana es la más vista. Gritos como 'fascista el que no bote es', combinado con el de madridista, arrecian durante los partidos con el ya legendario 'This is Vallecas'. Y tanto que lo es.

Huele a barrio. La sencillez de sus gentes, un estadio impensable en los tiempos en los que se llevan recintos con todo el espacio que falta al otrora Nuevo Estadio de Vallecas durante décadas, ropa tendida, fútbol de patio, mezcla de colores y bares de toda la vida, los de siempre, rodeando al estadio. Vallecas, de caña y torrezno, de café y churros. Así es la 'república independiente' y antifascista creada alrededor de un equipo diferente, peculiar y con sabor a fútbol en esencia. Así es el Rayo y así es Vallecas, algo más que un barrio de Madrid, que ha conseguido sin querer, esa independencia que ansía Más y los suyos para una Cataluña cada días más alejadas de la realidad de España.

Paco Jémez Rayo Vallecano
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