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Balaídos entona 'A Rianxeira' en honor a un Celta que golea y acaricia la permanencia
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EL VALLADOLID ACUSÓ EL DESCANSO (4-1)

Balaídos entona 'A Rianxeira' en honor a un Celta que golea y acaricia la permanencia

El Celta acaricia ya la salvación matemática tras golear al Valladolid (4-1), un resultado que complica la permanencia del conjunto pucelano

El Celta de Vigo acaricia ya la salvación matemática tras golear al Valladolid (4-1), un resultado que complica peligrosamente la permanencia del conjunto pucelano. El equipo de Luis Enrique salió dispuesto a certificar su presencia por tercera temporada consecutiva en Primera y lo evidenció desde el primer instante. El premio a la constancia celeste llegó en el 37: armaron la contra, dirigida magistralmente por Orellana, que cedió a Nolito para que éste se limitase a empujar el balón al fondo de las mallas. No tuvieron ni tiempo para celebrar el tanto. Un minuto después incrementaban la renta cuando Charles fusilaba un balón en profundidad de nuevo servido por el chileno.

La fiesta viguesa prosiguió tras el descanso. En el primer minuto de la reanudación y sacando provecho de la falta de contundencia de la defensa vallisoletana, Madinda tocaba la pelota de tacón desde la frontal para que Nolito, que se internó sin oposición en el área, firmase su segundo gol de la noche. La desgracia de los de Juan Ignacio Martínez no terminaría ahí. En su afán por despejar, Mitrovic introducía el balón en su propia portería tras un centro raso de Madinda. Balaídos cantaba ya 'A Rianxeira'. El Valladolid hizo el tanto del honor en un centro de Óscar que Manucho cabeceó lejos del alcance de Yoel.

El Celta de Vigo acaricia ya la salvación matemática tras golear al Valladolid (4-1), un resultado que complica peligrosamente la permanencia del conjunto pucelano. El equipo de Luis Enrique salió dispuesto a certificar su presencia por tercera temporada consecutiva en Primera y lo evidenció desde el primer instante. El premio a la constancia celeste llegó en el 37: armaron la contra, dirigida magistralmente por Orellana, que cedió a Nolito para que éste se limitase a empujar el balón al fondo de las mallas. No tuvieron ni tiempo para celebrar el tanto. Un minuto después incrementaban la renta cuando Charles fusilaba un balón en profundidad de nuevo servido por el chileno.

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