Illarramendi da una lección de respeto a Anoeta pese a los insultos y pitos recibidos

Asier Illarramendi nunca había tenido ocasión de marcar en Anoeta. En sus tres temporadas como jugador de la Real Sociedad y con 53 partidos a cuestas, nunca había visto puerta. El destino quiso que volviera vestido de naranja madridista, suena bastante mal por cierto, y pudiera hacer lo que no logró en sus tres años como jugador realista. Segundo gol en Primera y segundo tanto como jugador del Real Madrid. “Volver a casa siempre es especial. Con la Real estuve mucho tiempo sin marcar… y tengo que venir aquí y hacerlo”, afirmó el jugador.

Corría el minuto 44 y su nada habitual aparición por el área enemiga resultó ser decisiva. El disparo de Benzema no pudo ser atajado por un inseguro Bravo y el balón apareció por la bota del mediocentro. Gol. Primero del partido y decisivo al máximo, pero Illarra no podía traicionar a los suyos, a esos que le pitaron desde el primer minuto del partido. Sonrisas como única celebración, nada más. Respeto total, el mismo que al que le faltaron a él durante los noventa minutos de juego.

“Por un parte me los esperaba. La afición no están a gusto con lo que hice, pero yo estaba centrado en el partido”, comentó sobre los pitos recibidos. “Puedo llegar a comprender los pitos, pero en el tiempo en el que estuve aquí, lo di todo. Tuve la oportunidad de ir al Real Madrid y la aproveché. San Sebastián siempre ha sido mi casa y lo seguirá siendo. La Real Sociedad me lo ha dado todo”, sentenció.

Si Anoeta no le perdono que dejara casi 30 millones de euros en sus arcas y garantizara en parte el futuro del club donostiarra, Mutriku sí que le perdonó. Su cuadrilla, esa misma que alucinó cuando Florentino Pérez les recibió en el palco del Bernabéu, se ha hecho un poco madridista y más de uno celebró el gol de su amigo aunque fuera en la portería de su equipo. Muchos de ellos lo hicieron en el propio estadio.

Mutriku no celebró el triunfo del Real Madrid, pero sí el gol de su paisano. El mismo que es capaz de disfrazarse de Batman y hacerlo con toda la naturalidad del mundo, sin esconderse y sin pensar en las consecuencias de ponerse delante de una vaquilla. Pecado de juventud y de inexperiencia, la que no tiene sobre el terreno de juego. Y es que ayer dio una lección de lo que es respetar y honrar a un equipo como le hizo futbolista profesional como es la Real Sociedad.

Gareth Bale encendió las alarmas durante unos minutos. Un boquete en la rodilla como consecuencia de una jugada fortuita con Mikel González llevo al galés a cojear durante unos minutos. La sombra de la preocupación desapareció cuando no desaprovechó la asistencia que le dio Bravo: se inventó un disparo desde treinta metros que despejó cualquier atisbo de problema. Y es que el ex del Tottenham no está teniendo suerte con los pequeños problemas físicos, los mismos que le obligan a jugar con protección en la espalda y en el muslo derecho.