Del corte de mangas de Giovanni al 'dedazo' a Tito: historia de los clásicos

Erigidos en los dos colosos del fútbol español, ‘molestado’ este año por el Atlético de Madrid, los enfrentamientos entre Madrid y Barcelona han deparado todo tipo de enfrentamientos. Vigilados mutuamente, siempre pendiente del termómetro del eterno rival, la tensión siempre ha presidido los enfrentamientos de ambos equipos, enfrentados históricamente por el poder del fútbol español. Siempre conectados por una especie de vasos comunicantes, cuando uno volaba el otro entraba en barrena.

Los recientes enfrentamientos con dos figuras tan poderosas mediáticamente en los banquillos como José Mourinho y Pep Guardiola, alcanzaron umbrales de tensión desconocidos. No es sin embargo el único capítulo de tensión vivido entre los dos grandes. En la década de los noventa, Hierro y Stoichkov fueron habituales en los duelos cuerpo a cuerpo. Imborrable es la imagen de Stoichkov pisando al colegiado Urizar tras expulsar a Johan Cruyff.

Entonces, el Barça dominaba el fútbol español con Johan Cruyff en el banquillo. No fue hasta la llegada de Jorge Valdano cuando el equipo blanco pudo resarcirse de los cinco años a la sombra del conjunto azulgrana. Los de Cruyff no sólo dominaron con puño de hierro el fútbol nacional sino que implantaron una forma de juego innovadora en aquel momento y que años más tarde el alumno aventajado de aquel ‘Dream Team’, Pep Guardiola, mejoraría aquella versión.

Tras dos cursos sin campeonar en la Liga, dos títulos de Liga para el Madrid con Valdano y Capello, junto a la Liga lograda por el Atlético el año del doblete, hubo que esperar a la temporada 1997-1998 para que el Barcelona logrará de nuevo la Liga, máximo dominador en la década de los 90. Ya con Van Gaal en el banquillo, de nuevo hubo una salida de tono en los duelos Madrid-Barça. Giovanni, tras marcar el 2-3 definitivo del choque, realizó un corte de mangas a la afición del Madrid todavía hoy recordado. Ese año el Madrid, pese a descarrilar en Liga, hizo bingo en Europa al alzarse con la séptima Copa de Europa.

Otro momento señalado en la reciente historia de las contiendas entre los dos colosos del fútbol español tuvo lugar en octubre de 1999. El Madrid, con Toshack ya discutido y el Madrid fuera de los puestos europeos, se asomaba a una goleada. Como acostumbran este tipo de partidos, sucedió lo inesperado y el Madrid agarró un empate gracias a Raúl. El delantero, entonces con 22 años, silenció al Camp Nou en el minuto 86 en una de las imágenes más célebres del madridismo.

Los primeros años de primera década de este siglo no trajeron capítulos excesivamente polémicos. El primer lustro, dominado por el Madrid de los Galácticos, coincidió con una de la épocas más oscuras de la entidad azulgrana. Desnortado por el fichaje de Figo por el Madrid, no supo Joan Gaspart enderezar el rumbo de la entidad. Van Gaal, Serra Ferrer, Rexach o Antic fueron los inquilinos de un banquillo ‘caliente’. Nadie atinaba a poner cordura en una institución hipersensible a lo que siempre le ha sucedido a su alrededor.

Entonces llegó Ronaldinho y le cambio la cara al club, en el diván desde la marcha de Luis Figo a Concha Espina. La frustración blanca del dominio azulgrana, en la era Rijkaard, acabó con Florentino Pérez fuera del club por “haber maleducado a sus jugadores”. Dos Ligas consecutivas, primero con Capello de nuevo y Schuster, obligaron a un cambio de rumbo en Barcelona. Se fue Rijkaard y llegó Guardiola para dirigir a uno de los mejores conjuntos de la historia.

Pese a realizar un buen campeonato en Liga, no podía permitirse el Madrid un nuevo año sin títulos y le abrió los brazos a José Mourinho. Fue entonces cuando la tensión de los duelos alcanzó cotas desconocidas.

En su primer año, la expulsión a Pepe en las semifinales de Champions, en medio de un carrusel de clásicos extenuantes, prendió la mecha de cara al próximo año. En la Supercopa de España, la imagen de José Mourinho metiéndole el dedo en el ojo a Tito Vilanova, entonces segundo entrenador azulgrana, dio la vuelta al mundo. Tras esos duelos, no hubo más incidentes. Se mantuvo la tensión pero más ajustada a parámetros deportivos. A diferencia de muchos otros, el de este domingo sí es un encuentro decisivo. El Madrid puede coger pista hacia la Liga. El Barcelona, precipitarse al abismo.