El Real Madrid sabe sufrir con un Cristiano que es más rebelde que todo el Málaga

Un penalti claro y el silbato no se oye. Bale cae en el área en el minuto 6 y al árbitro le parece demasiado abuso que el Real Madrid pudiera descomponer el partido tan temprano. Cristiano Ronaldo prometía verticalidad por la banda derecha. Pero la libertad se impuso, como ya es costumbre. De derecha a izquierda, también arrancando desde atrás, Ronaldo sigue con hambre leonina, como si aún fuera un debutante con ganas de demostrar la titularidad. En el minuto 22 Cristiano Ronaldo cogió el balón, buscó el hueco y la estirada de Willy Caballero fue inútil. Ese gol aventuraba una goleada a la inversa como la de aquel 11 de septiembre de 1983 cuando el Málaga ganó 6 a 2 al Real Madrid, acaso la mayor proeza malaguista de la historia antes de la era Pellegrini.

A partir de ese momento, al Málaga sólo le quedaba recular para intentar que aquello no se convirtiera en una salvaje orgía de goles de los chicos malvados de Ancelotti. Sólo dos minutos después, Caballero consiguió salvar el segundo gol del Real Madrid con una parada con los pies más propia de Casillas, el portero que volvió a su campo del infierno, donde Mourinho por primera vez decidió arrinconarle en el banquillo.

En la siguiente jugada, Cristiano Ronaldo y Benzemá intentaron rematar como si fueran siameses, como si lo hubieran ensayado sin parar. Benzemá acabó herido en su muslo derecho, pidió el cambio y salió Di María, dispuesto a dibujar en su pared virtual otro corazón de tiza, su imagen de marca cada vez que mete un gol.

Aunque el Málaga ya lo había intentando con su jugador más en forma. Amrabat garantiza empuje, garra y sobradas muestras de peligro inminente. Eso ya es bastante en un equipo jubilado del gol desde el principio de Liga. Schuster ya se ha dado cuenta que en la ecuación Duda-Santa Cruz sólo puede traer alegrías. Si a ese tándem se le junta la agresividad de Amrabat ya estaríamos ante un alineación sugerente. El problema es que enfrente estaba un Real Madrid interesado en resolver urgencias.

Isco volvió a su césped prometido, donde se coronó rey de la Champions hace justo un año, el día que el Cónclave eligió al Papa Francisco. Pero de Isco sólo le quedaba el nombre y un número más en la espada de la temporada anterior. Sin chispa, aquejado del Síndrome del Bernabéu del recién llegado, se ha dado cuenta que quizá con destino Manchester hubiera tenido más éxito. Falló una oportunidad clarísima cuando ya jugaba de 9, una posición para la que no está diseñado. Se fue cabizbajo del campo. Y la afición gritaba “¡Isco, Isco!”, como si el chico de Arroyo de la Miel aún fuera blanquiazul.

Faltaban cinco minutos y dos saques de esquina de Duda y el “sí se puede” permitían un leve indicio de posibilidad de empate. El Real Madrid, que jamás ofreció síntomas de timidez, lo intentó con Bale y Di María, frente a un Cristiano Ronaldo, ya algo perdido en la segunda parte, pero su gol desequilibró un partido con un Málaga declarado en rebeldía.

Ficha técnica:

0.- Málaga CF: Caballero; Angeleri (El Hamdaoui, m. 86), Flavio Ferreira, Sergio Sánchez, Antunes; Amrabat, Camacho, Tissone (Portillo, m. 67), Samuel (Iakovenko, m. 67), Duda y Santa Cruz.

1.- Real Madrid: Diego López; Carvajal, Pepe, Varane, Marcelo; Bale, Xavi Alonso, Modric (Illarramendi, m. 90), Cristiano Ronaldo; Isco (Jesé, m. 62) y Benzemá (Di María, m. 31).

Gol: 0-1, M.22: Cristiano Ronaldo.

Árbitro: Martínez Munuera (Comité Valenciano). Mostró tarjeta amarilla al malaguista Antunes (m.18) y Duda (m. 61).

Incidencias: Partido correspondiente a la vigésima octava jornada de Liga de Primera División disputado en el estadio de La Rosaleda de Málaga ante unos 30.000 espectadores. Se guardó un minuto de silencio por el reciente fallecimiento del que fuera jugador del Málaga Antonio Torres Robles.