Una vieja gloria ché, y de confianza, para reforzar al 'débil' Djukic

Al presidente del Valencia CF, Amadeo Salvo, le ha tocado una temporada demasiado convulsa como para dedicarse a disfrutar por el trabajo hecho. Todo lo contrario. De hecho, en el club ché parece que todo está por hacer, en un momento delicado donde los jugadores apenas creen en su entrenador, el entrenador tiene un débil respaldo de sus superiores y donde el primer perjudicado ha sido el director deportivo de los últimos tres años, Braulio Vázquez.

El encargado de la secretaría técnica fue destituido este lunes, lo que era un secreto a voces en la capital del Turia desde hace unos días, sobre todo tras la pañolada dedicada a su personaen Mestalla en la derrota contra el Almería. Braulio, con un perfil demasiado bajo para lidiar con eficacia en esta crisis, había perdido totalmente la confianza del presidente, que incluso apenas ha contado con él en las últimas decisiones importantes como ratificar a Djukic o la búsqueda de un central tras el escándalo con Rami.

Para sustituirle el mejor colocado es el exfutbolista Rufete, encargado actualmente de la escuela del club. El que fuera extremo en el último Valencia campeón de Liga es un hombre cercano a Salvo, y a quien asumir la labor de director deportivo no le sería extraño. Al presidente también le gusta Roberto Fabián Ayala. Entre ambos parece que saldrá el nombre del nuevo encargado de regir el destino deportivo de un club que lleva un tiempo dando tumbos en este aspecto.

Otro que fuera compañero de vestuario de los dos citados, Rubén Baraja, también hace labores en el fútbol base del club. El vallisoletano representa una voz autorizada dentro de la problemática actual.

En definitiva, el nuevo director deportivo del Valencia deberá de entrada hacer una función de apoyo al actual técnico, toda vez que el club no tiene ingresos de momento para afrontar contrataciones que hagan de revulsivo en el mercado de invierno. El técnico serbio salvó la cabeza en Getafe el domingo, después de llevar a cabo una revolución en su alineación. Es difícil encontrar a alguien en la actual plantilla que se sienta cómodo con su situación. Incluso, uno de los pocos fijos, Éver Banega, ya protagoniza rumores de una posible marcha en enero. Todo parece temporal en este Valencia. Y el nuevo director deportivo tiene la difícil labor de cambiar esta sensación general.