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El buen gesto de Cristiano Ronaldo que fue respondido con algún insulto
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LA GRADA LE SILBÓ DE FORMA INJUSTA

El buen gesto de Cristiano Ronaldo que fue respondido con algún insulto

Una volea de Cristiano impactó en la grada, lo que le valió los pitos de la grada de Vallecas. Al descanso, el portugués regaló su camiseta a esos aficionados

Foto: Ronaldo celebra el primer tanto del encuentro (Reuters).
Ronaldo celebra el primer tanto del encuentro (Reuters).

El balón venia alto pero Cristiano no se lo pensó y, ligeramente escorado a la derecha, soltó una volea con su derecha que impactó en el cuerpo de un aficionado del Rayo Vallecano. El luso se quedó mirando a la grada pensando mientras recibía algunos pitos puesto que su figura parecía desafiante. Unos minutos después, cuando se dirigía a vestuarios en el descanso, quiso recompensar ese pelotazo y regaló su camiseta a ese sector de la grada. Una sonrisa para el afortunado rayista que tuvo que pagar un precio: "Madridistas, hijos de pu...!". Los Bukaneros no entendieron el gesto del aficionado rayista, del mismo modo que una buena parte del estadio no entendió a los Bukaneros.

Era una cita especial. No suele ser común ver a José Mercé por las terrazas de Vallecas tomando algo antes de acudir al estadio. Esa tarde jugaba su Madrid, algo que se recibía con entusiasmo pero con algo de pesimismo. "A ver cuántos caen hoy", comentaba un aficionado del equipo más goleado de La Liga BBVA.

Dos minutos y cuarenta y cinco segundos tardó Fernando, socio franjirrojo, en levantarse y ser felicitado por un compañero de la fila trasera, "te lo dije, que en los primeros cinco minutos había un gol. ¡Toma!". Sacó un papel de una casa de apuestas y acierto, algo resignado, aceptó su acierto.

Poco antes de ese primer tanto de Ronaldo, el fondo del Campo de Vallecas mostró una pancarta en la que se leía "somos pobres con orgullo y con cojones como puños", un eslogan que parece dictado del mismísimo Paco Jémez. El entrenador rayista se desgañitó en la banda pidiendo intensidad al igual que un día antes advirtió que a él también le podían quedar bien los calzoncillos que luce CR7 en el ayuntamiento de Madrid. La inmensa foto en el consistorio también fue comentada por la Albufera antes de que se iniciase el choque "hay que tener cuidado con el de los gallumbos".

Lágrimas de Arbilla al ser sustituido

Después del primero vino el segundo y con él un apaciguamiento del estadio con el que se llegó al descanso. Y luego cayó el tercero y el desánimo. El que peor parado salió fue Arbilla. Sustituido, se tapó la cara desconsolado en el banquillo mientras derramaba alguna lágrima. Normal teniendo en cuenta los números de la defensa del Rayo este año.

Fresco, con la melena al viento. Ahí salió Larrivey, ese delantero al que la grada le suele pedir un triple para arreglar marcadores. El mismo que tiene ya algún seguidor por la grada que se acerca al campo con una camiseta de los Boston Celtics y el número 33.

Qué no falte el humor con 'Larri', al argentino no le entendió una parte de la grada cuando estrelló en el larguero un remate de cabeza aparentemente fácil. "No mete ni los mates". Afortunadamente para este aficionado, segundos después llegó el penalti.

Y después otro, y la locura. Y el grito de "re-mon-ta-da". Los 'testículos' que exigía afición y técnico estaban ahí mientras los jugadores madridistas miraban el marcador con más de media hora por delante para sufrir, incluyendo "el de los 100 millones" (Bale).

"Pues la segunda parte hemos dado un baño al Madrid. Ya podían jugar con esa intensidad todos los partidos. Ha sido de lo mejorcito en Vallecas últimamente". Sí, y el peor Madrid en la Albufera desde que subió el Rayo a Primera, excepto Ronaldo, tanto por sus goles como por su gesto al único fondo del estadio franjirrojo.

El balón venia alto pero Cristiano no se lo pensó y, ligeramente escorado a la derecha, soltó una volea con su derecha que impactó en el cuerpo de un aficionado del Rayo Vallecano. El luso se quedó mirando a la grada pensando mientras recibía algunos pitos puesto que su figura parecía desafiante. Unos minutos después, cuando se dirigía a vestuarios en el descanso, quiso recompensar ese pelotazo y regaló su camiseta a ese sector de la grada. Una sonrisa para el afortunado rayista que tuvo que pagar un precio: "Madridistas, hijos de pu...!". Los Bukaneros no entendieron el gesto del aficionado rayista, del mismo modo que una buena parte del estadio no entendió a los Bukaneros.

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