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Áspero desde fuera, terciopelo por dentro: el éxito de la revolución rojiblanca
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EL ATLÉTICO BUSCA SU TECHO

Áspero desde fuera, terciopelo por dentro: el éxito de la revolución rojiblanca

“Sentimos impotencia jugando contra vosotros”. La confesión corresponde a un rival que acaba de sufrir al Atlético de Madrid de la presente temporada

Foto: Tras un arranque espectacular, Diego Simeone ha colocado a su equipo como alternativa real a los dos grandes de España.
Tras un arranque espectacular, Diego Simeone ha colocado a su equipo como alternativa real a los dos grandes de España.

“Sentimos impotencia jugando contra vosotros”. La confesión corresponde a un rival que acaba de sufrir al Atlético de Madrid de la presente temporada. Camino de los vestuarios, tras darle la mano a un jugador colchonero, le resume a éste de forma explícita la frustración que acaba de sentir ante la obra que modela Simeone y que marcha a todo tren en busca de un techo que aún parece muy lejano. Y la escena viene repitiéndose en lo que llevamos de un curso en el queel conjunto madrileño cuenta sus partidos por victorias (ocho en Liga, dos en Champions) a excepción de los dos empates de la Supercopa de España ante el Barcelona.

Quizá esa aspereza que transmite hacia fuera en cada choque sea el mejor indicio del gran paso que ha conseguido dar el segundo equipo de la capital. La intimidación que ahora proyecta a sus adversarios se asemeja a la que en los últimos años han protagonizado Barcelona y Real Madrid en el llamado campeonato del ‘duopolio’. Aunque bien es cierto que los atributos futbolísticos del estilo atlético suponen una tercera vía jamás transitada en el actual panorama de la Liga.

Contábamos aquí hace un año cómo la ola de cambio que inició Simeone al regresar a la que siempre fue su casa estaba cogiendo fuerza de tsunami dentro de la institución del Manzanares. El trabajo diario, constante y consecuente, sin dobleces, del técnico argentino ha conseguido la estabilidad deportiva tan anhelada por la familia atlética. Su mayor logro, más allá de resultados, es sin duda haber dado con la tecla para que absolutamente todos los colchoneros se sientan identificados y orgullosos con la imagen de fortaleza que da su equipo.

La afición que se encontró mantenía el regusto de la exigencia que históricamente siempre ha tenido, pero su autoestima estaba bajo mínimos, y desconfiaba hasta de la capacidad del club para mantener en el tiempo las alegrías que se encontraron de sopetón en 2010, en forma de títulos europeos, los que precedieron a la llegada del exfutbolista al banquillo tras fracasar Manzano.

“Nosotros trabajamos y punto”. Ese es el mensaje, y la premisa es no cambiarlo por nada del mundo. Simeone ha avisado al resto de ‘marineros’. 'Si abrimos esa vía, se hunde el barco. Seguro'

Ahora el Atlético es, por encima de todo, competitivo. Es decir, le puede ganar a cualquiera y seguir ganando al domingo siguiente. Para conseguir esto, el Cholo y sus colaboradores han definido unos detalles que parecen mínimos, pero que son innegociables y sirven para engrasar la máquina con el fin de que ésta funcione a pleno rendimiento. ¿Hasta cuándo? Esa es la pregunta que se hacen propios y extraños en este fabuloso inicio de temporada.

Ellos no contestan, no recogen el guante, no quieren ni oír hablar de favoritismo. Siguen trabajando dedicados a los detalles. Los demás, que hablen y analicen y apuesten. “Nosotros trabajamos y punto”. Ese es el mensaje, y la premisa es no cambiarlo por nada del mundo. Ni aunque Wenger les dé como favoritos para la Champions o Martino para la Liga. Simeone ha avisado al resto de ‘marineros’. Si abrimos esa vía, se hunde el barco. Seguro. Y ellos demuestran en cada intervención pública que lo han entendido. Las desconfianzas del ‘patrón’ apuntan más hacia lo que se les pueda escapar a los ‘dueños de la nave’ en cualquier momento de euforia…

Piensa el preparadorargentino que el entramado que maneja está ahora mismo optimizado al máximo. Y que aun así le queda mucho para igualar el músculo económico, el peso mediático y la profundidad de plantilla de los dos equipos más poderosos de España. En otras palabras, cualquier batalla que no sea ganar el próximo partido, le restará competitividad en el mismo. Y para encontrar la perfección que busca, cualquier distracción será fatal.

Temor a que todo se rompa desde dentro

La intensidad se palpa en cada sesión preparatoria y no tiene excepciones. Incluso un superclase como David Villa se deja sus hipotéticos privilegios, ganados a base de goles, Champions, Eurocopas y Mundiales, en el vestuario antes de salir a entrenar a diario en Majadahonda. Y de hecho le cuesta seguir el ritmo con facilidad. Quizá jamás había trabajado el Guaje con esa velocidad de crucero.

Ni él ni ninguno de sus compañeros. El pasado curso, no trascendió demasiado pero había muchos jugadores que miraban con el ceño fruncido a su entrenador al sentirse que se les agraviaba en favor de otros compañeros. A Simeone, que lo tenía presente, no le importó. Cree en la justicia que aplica y el tiempo le ha dado la razón. Con los resultados en la mano, y siendo franco con todo el mundo, ha logrado una plantilla mayoritariamente satisfecha donde todos buscan mejorar y se encuentran muy cómodos en el ambiente creado. Ahora todo el grupo ha comprobado que están subidos a una nave que aspira a la grandeza, ese El Dorado del deporte profesional que nadie quiere dejar escapar sin vaciarse totalmente en su esfuerzo.

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Tan difícil de tejer, de lograr que salga bien sin estropearse, pero tan confortable, valioso y exclusivo una vez manufacturado. Como puro terciopelo de la mejor seda, un lujo en el fútbol actual. Así es por dentro a día de hoy la dinámica deportiva del Atlético de Madrid, el equipo que asombra a uno y otro lado de nuestras fronteras.

Las dudas surgen acerca de la resistencia de ese tejido, de ahí que el Cholo lo resguarde con tanto mimo de las tormentas que bien sabe acechan siempre a un club capaz de engullir en una semana las ilusiones creadas durante una temporada entera. Desde el cuarto de técnicos se mira siempre de reojo a la zona noble del Calderón, volcán particular que aunque parezca ahora inactivo puede estallar en cualquier dirección sin previo aviso.

De momento, la familia atlética no sale de su asombro y se pellizca cada lunes para comprobar que no está soñando. Camina descalza por unas escaleras forradas de brillante terciopelo rojo y blanco… que todavía nadie acierta a predecir a qué altura se acabarán.

“Sentimos impotencia jugando contra vosotros”. La confesión corresponde a un rival que acaba de sufrir al Atlético de Madrid de la presente temporada. Camino de los vestuarios, tras darle la mano a un jugador colchonero, le resume a éste de forma explícita la frustración que acaba de sentir ante la obra que modela Simeone y que marcha a todo tren en busca de un techo que aún parece muy lejano. Y la escena viene repitiéndose en lo que llevamos de un curso en el queel conjunto madrileño cuenta sus partidos por victorias (ocho en Liga, dos en Champions) a excepción de los dos empates de la Supercopa de España ante el Barcelona.

David Villa Diego Simeone
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