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Rosell se encaprichó de Neymar y no cumple su promesa de fichar un central
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DIJO HACE UN MES QUE reforzarían la defensa

Rosell se encaprichó de Neymar y no cumple su promesa de fichar un central

El presidente del Barça estuvo rápido para gastarse el dinero en Neymar y ahora no cierra la contratación de un central, objetivo prioritario para la temporada

Foto: Puyol, con el Barcelona.
Puyol, con el Barcelona.

Si algún asunto debía abordar el Barcelona de cara la temporada que ahora empieza, ese era el del central. No había en la confección de la plantilla asunto más capital que la llegada de un refuerzo que cubriera el maltrecho eje de la zaga azulgrana. Las continuas lesiones de Puyol, la desubicación de Mascherano o la bisoñez de Bartra convirtieron el año pasado el centro de la defensa en el flanco más débil del equipo, algo que acusaron sobremanera en la recta final de temporada. Los experimentos de Alex Song o Adriano como acompañantes de Gerard Piqué, el único que resistió todos los envites, fueron un fracaso sonado. Un toque de atención importante de que las cosas no se habían hecho nada bien cuando el Barcelona y Tito Vilanova había decidido no fichar ningún central y jugársela con la cantera. Mala elección, por lo visto.

El error, por grave, no debía volver a cometerse. Al menos ese era el planteamiento general en la dirección deportiva liderada por Andoni Zubizarreta, que de acuerdo con Tito Vilanova iniciaron las conversaciones para fichar a Thiago Silva, objetivo prioritario para el técnico y su única petición al club en dos temporadas. Sin embargo, Sandro Rosell hizo la guerra por su parte y cumplió su capricho de fichar a Neymar. El presidente dice que por algo más de 57 millones de euros, otros implicados apuntan a los 90 millones. Una contratación, en cualquier caso, con demasiados frentes, muchas dobleces y una cantidad de dinero que ha dejado tiritando las arcas del Barça.

La llegada de Neymar, por lo tanto, frenó los ímpetus negociadores del Barcelona que se tuvo que retirar ante el órdago del Paris Saint Germain de no vender a Thiago Silva. Todo era una cuestión de dinero, mucho dinero, pero el Barça ya no lo tenía y así era imposible acometer la operación por más maniobrar que intentara Rosell apelando a su ‘feeling’ con los brasileños. La traumática salida de Tito Vilanova ayudó al presidente a aparcar momentáneamente el asunto del central, aunque él mismo se tendió la trampa al poco de llegar Gerardo Martino. “Ficharemos a alguien antes del 31 de agosto”, proclamo Rosell ante las peñas. Aún está a tiempo, pero no tiene nada claro que esto vaya a suceder.

Es más, todo indica que la llegada de un central puede quedar de nuevo en el limbo. Martino parece conformarse con lo que tiene, el técnico aún no se ve con autoridad ni conocimiento para imponer su criterio, y los movimientos de la secretaría técnica con David Luiz o Daniel Agger han resultado, por ahora, un fracaso. Chelsea y Liverpool se han cerrado en banda y piden un dinero que el Barça no tiene o no está dispuesto a ganar en unos jugadores que son la segunda opción y no terminan de convencer a nadie.

Aún hay tiempo para enmendar el error, pero todos los síntomas apuntan a otra decisión equivocada como quedó comprobado el curso pasado. De la reunión mantenida esta semana entre Rosell, Martino y Zubizarreta no se desprende otra cosa más que el ‘Tata’ se conformaría con tener a Puyol, quien última su vuelta tras su enésima lesión y está ya lejos de sus mejores tiempos, y que reutilizaría a Mascherano como sus antecesores. Las mismas decisiones, en definitiva, que ya lastraron al equipo. Mal síntoma.

Si algún asunto debía abordar el Barcelona de cara la temporada que ahora empieza, ese era el del central. No había en la confección de la plantilla asunto más capital que la llegada de un refuerzo que cubriera el maltrecho eje de la zaga azulgrana. Las continuas lesiones de Puyol, la desubicación de Mascherano o la bisoñez de Bartra convirtieron el año pasado el centro de la defensa en el flanco más débil del equipo, algo que acusaron sobremanera en la recta final de temporada. Los experimentos de Alex Song o Adriano como acompañantes de Gerard Piqué, el único que resistió todos los envites, fueron un fracaso sonado. Un toque de atención importante de que las cosas no se habían hecho nada bien cuando el Barcelona y Tito Vilanova había decidido no fichar ningún central y jugársela con la cantera. Mala elección, por lo visto.

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