La salvación y mejorar a Paco Herrera no le sirve a Abel para quedarse en el Celta
A veces, en el mundo del fútbol, conseguir tus objetivos no es argumento suficiente para mantener el puesto de trabajo, sobre todo si eres entrenador. La
A veces, en el mundo del fútbol, conseguir tus objetivos no es argumento suficiente para mantener el puesto de trabajo, sobre todo si eres entrenador. La profesión de técnico no es valorada en su justa medida en el fútbol español, donde los proyectos en los banquillos son efímeros y en los que la guillotina de los resultados se aplica con excesiva y preocupante frecuencia. Es lo que ha pasado con Abel Resino, quien después de conseguir una meritoria permanencia en Primera División con el Celta ha visto cómo la entidad viguesa ha decidido prescindir de sus servicios para la próxima temporada. Luis Enrique será quien ocupe la plaza del toledano.
Los argumentos para este drástico cambio son varios, pero antes convendría dar un repaso a los números de Abel y a los méritos contraídos para continuar al frente de la nave celeste. El pasado 19 de febrero, el exguardameta del Atlético de Madrid se hacía con las riendas del equipo tras la destitución de Paco Herrera. El Celta era decimoctavo, con 20 puntos, a cuatro de la permanencia que en esos momentos marcaba el Zaragoza. Hasta ese momento, el conjunto gallego había jugado 24 encuentros, ganando 5, empatando otros cinco y perdiendo 14, con 22 goles a favor y 31 en contra.
Catorce finales por delante para lograr que el equipo vigués no se convirtiera en equipo ascensor. En ese período de tiempo, el Celta se encontró con todo tipo de contratiempos, como las lesiones o la sanción de cuatro partidos de Iago Aspas tras su 'chiquillada' de Riazor. Aun así, el equipo ganó los mismos partidos que con Paco Herrera, 5, en 10 partidos menos. Otros 2 empates y 7 derrotas completaron el bagaje de Abel al frente del Celta para certificar la permanencia del equipo en la última jornada con el triunfo ante el Espanyol.
Tras Levante y Granada, el Celta se convertía en el tercer equipo que el técnico manchego salvaba del precipicio de la Segunda División. Pero cuando todos pensaban que continuaría en el cargo, llegó el comunicado del club vigués para confirmar que "el acuerdo alcanzado por ambas partes es lo mejor tanto para el técnico como para el club al percibir diferencias en la filosofía de club". Abel salía por la puerta de atrás.
Precisamente, esas diferencias de filosofía a las que hace referencia el comunicado suponen uno de los argumentos para la rescisión del contrato del técnico. Las desavenencias deportivas entre Abel y la dirección del club hacían inviable su continuidad. Pero hay otro aspecto que también sobrevuela Balaídos para responder a esta decisión de Carlos Mouriño, y es que el Celta, viendo que la situación se ponía muy complicada para la permanencia, empezó a contactar con otros entrenadores con vistas a la temporada siguiente. Uno de ellos, Luis Enrique, era confirmado en la tarde de ayer como nuevo inquilino del banquillo gallego. Ya sabe, por tanto, el exjugador del Barça que no sólo le valdrá con la permanencia para continuar en el cargo, ¿o sí?
A veces, en el mundo del fútbol, conseguir tus objetivos no es argumento suficiente para mantener el puesto de trabajo, sobre todo si eres entrenador. La profesión de técnico no es valorada en su justa medida en el fútbol español, donde los proyectos en los banquillos son efímeros y en los que la guillotina de los resultados se aplica con excesiva y preocupante frecuencia. Es lo que ha pasado con Abel Resino, quien después de conseguir una meritoria permanencia en Primera División con el Celta ha visto cómo la entidad viguesa ha decidido prescindir de sus servicios para la próxima temporada. Luis Enrique será quien ocupe la plaza del toledano.