El Barcelona ya sabe lo que le viene encima con Neymar y su séquito

Neymar llegó, vio y venció. El nuevo jugador del Barcelona no dejó indiferente a nadie en su visita relámpago a la Ciudad Condal, donde aterrizó en un vuelo privado procedente de Sao Paolo -con una hora de retraso sobre el horario previsto- para ser presentado en loor de multitudes. Jaleados desde el club, los aficionados respondieron abarrotando el Camp Nou.

Una convocatoria como no se recuerda. Hasta 56.500 espectadores -según cifras oficiales- disfrutaron en directo de las primeras palabras y malabares del nuevo ídolo. Sandro Rosell, que apostó por estar en un segundo plano, no cabía en sí ante tan faraónica presentación. Ni Ronaldinho, ni tan siquiera Maradona llegaron a tanto. Sólo Ibrahimovic se le acerca. Entonces se habló de 50.000 hinchas, cifras oficiosas.  

Todo un acontecimiento, por lo tanto, en el que demostró tener la lección bien aprendida. En catalán, por supuesto, Neymar se rindió a Messi: "Estoy muy emocionado, muchas gracias. Quiero ayudar al equipo, esto es más que un club. He venido a ayudar a que Leo Messi siga siendo el mejor del mundo; es un sueño jugar a su lado. Que Dios nos bendiga, visca el Barça". No podía entrar de otra forma en el vestuario azulgrana. Para redondear su puesta en escena, el crack aseguró hablar "mejor catalán que castellano", aunque prometió "mejorarlo".

Aclarado quien manda, aunque sea de cara a la galería, Neymar atendió a los medios en una multitudinaria rueda de prensa (334 profesionales de 122 medios estaban acreditados) en la que el club reveló las cifras de la operación que ha terminado con el astro brasileño vestido de azulgrana. "El fichaje ha costado 57 millones de euros y el jugador tendrá una cláusula de 190", confesó Josep María Bartomeu. Del sueldo –cercano a los siete millones- prefirió no hablar. Neymar, tampoco.