Muniain, obligado a disculparse ante Villar para poder regresar a la Selección

Iker Muniain ha sido el gran damnificado del fracaso de la selección española en los Juegos Olímpicos y desde la cita londinense está al margen de cualquier actividad relacionada con las diferentes selecciones y así seguirá hasta que no se disculpe por la negativa actitud que mostró durante el desarrollo del torneo olímpico, especialmente el día del partido ante Honduras. No fue el único que traspasó la línea de lo que se debe hacer en un terreno de juego, pero sí el que más se dejó ver, el que pese a su juventud se mostró como el cabecilla del grupo en ciertos momentos.

Su comportamiento no estuvo a la altura del que debe tener un jugador profesional, culminado con el intento de agresión al árbitro que dirigió la derrota de los de Luis Milla ante Honduras. De no mediar Juan Mata y Álvaro Domínguez, que separaron al jugador del colegiado venezolano que dirigió el partido y que no estuvo nada acertado, Muniain hubiera estado muy cerca de poner en peligro su carrera internacional. Ángel María Villar, presidente de la Federación y responsable arbitral de FIFA, presenció la escena y, de acuerdo con el director deportivo de la Federación Ginés Meléndez, decidió apartar al rojiblanco de la selección, tanto de la absoluta como de la Sub 21. Su regreso solo depende de una llamada a Villar pidiendo disculpas por su comportamiento, algo que todavía no se ha producido.

El próximo viernes tanto Vicente del Bosque como Julen Lopetegi dan la relación de convocados para el compromiso de la absoluta ante Bielorrusia y Francia y para la eliminatoria de acceso a la fase final del campeonato de Europa Sub 21 ante Dinamarca. La idea de los técnicos era convocarle para la segunda de las selecciones, pero ese perdón todavía no se ha producido y a día de hoy, Lopetegi no podrá contar con el navarro.

No es el primer jugador al que la Federación decide castigarle y dejarle en la nevera durante un tiempo. Sergio Ramos, Reyes o el castillista Jesé comprobaron que en el momento en el que la disciplina no se respeta, los dirigentes federativos no lo dudan y aplican el castigo con máximo rigor. En esta ocasión  ha sido el gesto de Muniain de querer pegar o de ir a buscar al venezolano Juan Soto lo que ha propiciado el castigo.

Lo cierto es que toda la convocatoria de la selección olímpica fue un tanto especial, traicionando la confianza que Milla dio a los jugadores. Los incidentes fueron varios, pero lo más grave, al margen de lo sucedido en el partido celebrado en Newcastle, fue el final nada feliz de una carrera de coches de golf que tuvo lugar en Montecastillo, lugar que sirvió de concentración y preparación para los jugadores. Uno de los coches, cargado con cuatro jugadores, cogió demasiada velocidad, volcando, saliendo por los aires algunos de los implicados. Lo que se inició siendo un juego, terminó poniendo en peligro la vida de los implicados.

Más adelante, ya en Inglaterra, el capítulo de la presencia del equipo en la ceremonia de apertura también suscitó polémica. Los jugadores insistieron en acudir a Londres pese a la negativa del cuerpo técnico y los federativos. Al final, triunfó  la teoría de la plantilla. También existieron discusiones entre algún jugador del Barcelona y un federativo. Muchas historias que terminaron  pasando factura sobre el terreno de juego.