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La nacionalización de Bankia deja en el aire el plan de supervivencia del Valencia Club de Fútbol
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LOS 'CHÉ' EN MANOS DE UN PROTOCOLO FIRMADO POR RATO PARA TERMINAR CON LA DEUDA

La nacionalización de Bankia deja en el aire el plan de supervivencia del Valencia Club de Fútbol

Los bancos están en alerta, en tensión permanente en las últimas semanas. El deporte, también. Muchos clubes de diferentes deportes están en manos de entidades financieras.

Foto: La nacionalización de Bankia deja en el aire el plan de supervivencia del Valencia Club de Fútbol
La nacionalización de Bankia deja en el aire el plan de supervivencia del Valencia Club de Fútbol

Los bancos están en alerta, en tensión permanente en las últimas semanas. El deporte, también. Muchos clubes de diferentes deportes están en manos de entidades financieras. La intervención de Bankia, su relación con el Valencia y el futuro de la entidad presidida por Manuel Llorente ha llevado a otras muchas entidades deportivas a vivir con el miedo en el cuerpo, a revisar acuerdos. La punta del iceberg la representa, sin duda, el Valencia. El excesivo riesgo inmobiliario que tiene la entidad que presidía Rodrigo Rato deja en suspenso la viabilidad de la operación firmada con Bankia en diciembre pasado y por la cual se cancelaba la deuda que mantenía con la ya extinta Bancaja a cambio de una parte importante del patrimonio inmobiliario del Valencia, además de una línea de crédito para terminar las obras del nuevo Mestalla. Ahora todo está en 'stand by'.

El Valencia, de boca del propio Manuel Llorente, ha querido tranquilizar a los seguidores de una entidad que en las dos últimas temporadas parecía haber encontrado un entorno más favorable. El problema llega, tal y como informa la web 'Valenciaplaza', cuando existe un "exceso de riesgo inmobiliario y la operación del Valencia abunda en esa situación, canjeando deuda por unos inmuebles que, con el paso del tiempo y sin una salida a la crisis de la construcción, pueden perder valor, lo que puede llevar a los nuevos gestores de la entidad financiera, y sin ningún compromisos político, a dudar del acuerdo".

Ese es el principal punto de discordia, la llegada de unos nuevos dirigentes, sin ataduras morales con la entidad ni con la ciudad y que solo buscarán la viabilidad del proyecto. Según el Valencia, el acuerdo está aprobado por el Consejo de Administración de Bankia, aunque algunas fuentes apuntan a una declaración de intenciones, de un simple protocolo. Llorente está convencido de que el acuerdo se llevará a efecto. Se apoya en lo impopular que sería una acción contra del Valencia y de su masa social. No facilitar la salida de la deuda que mantiene el Valencia significaría para la entidad tener que provisionar todo el crédito y apuntarse el impago. Incluso, Bankia creó junto a la empresa Aedifica Grupo la compañía Newcoval para encargarse de los proyectos urbanísticos vinculados al patrimonio que el Valencia incluyó en el acuerdo con la entidad bancaria.

Otro aspecto que se está valorando en Valencia es el perfil meramente empresarial de José Ignacio Goirigolzarri, nuevo presidente de Bankia. Se piensa que la modificación de la cúpula directiva va a separar el banco de la realidad social valenciana. De hecho, Zaplana cambió la ley de cajas para que éstas fueran controladas por políticos afines a la Generalitat. Fin a la historia. Este movimiento puede perjudicar las aspiraciones presidenciales de algunos que se posicionaban para suceder a Llorente como Alfonso Rus, presidente de la Diputación. El Valencia mantiene una deuda de 381,9 millones de euros, con unos ingresos anuales de 'sólo' 120. 

Los bancos están en alerta, en tensión permanente en las últimas semanas. El deporte, también. Muchos clubes de diferentes deportes están en manos de entidades financieras. La intervención de Bankia, su relación con el Valencia y el futuro de la entidad presidida por Manuel Llorente ha llevado a otras muchas entidades deportivas a vivir con el miedo en el cuerpo, a revisar acuerdos. La punta del iceberg la representa, sin duda, el Valencia. El excesivo riesgo inmobiliario que tiene la entidad que presidía Rodrigo Rato deja en suspenso la viabilidad de la operación firmada con Bankia en diciembre pasado y por la cual se cancelaba la deuda que mantenía con la ya extinta Bancaja a cambio de una parte importante del patrimonio inmobiliario del Valencia, además de una línea de crédito para terminar las obras del nuevo Mestalla. Ahora todo está en 'stand by'.