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Al Sporting sólo le vale el Clemente de otros tiempos
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EL ENTRENADOR VASCO QUIERE OLVIDAR SUS ÚLTIMOS TROPIEZOS EN EL BANQUILLO

Al Sporting sólo le vale el Clemente de otros tiempos

Hace ya algún tiempo que, en el mundo del fútbol, el nombre de Javier Clemente iba ligado al ‘resultadismo’ y al éxito. La década de los

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Al Sporting sólo le vale el Clemente de otros tiempos

Hace ya algún tiempo que, en el mundo del fútbol, el nombre de Javier Clemente iba ligado al ‘resultadismo’ y al éxito. La década de los 80 y 90, el Espanyol, el Athletic de Bilbao y la selección española dieron buena cuenta de ello durante gran parte de la trayectoria del entrenador de Barakaldo. Dos títulos de Liga con el conjunto bilbaíno, una final de Copa de la Uefa con los periquitos y los cuartos de final de un Mundial (EEUU 1994) y de una Eurocopa (Inglaterra 1996) con la selección española suponían una gran carta de presentación por aquel entonces.

Pero de un tiempo a esta parte, y tras varios periplos por otros banquillos de la Primera División, como el Betis y la Real Sociedad, el entrenador vasco parece estar muy lejos de su mejor momento profesional. Su fútbol, catalogado en multitud de ocasiones como poco vistoso pero efectivo, ya no basta para conseguir los objetivos que le han propuesto. De hecho, los últimos cuatro proyectos de Clemente se han saldado con resultados francamente negativos.

En el verano de 2006, el técnico vizcaíno cogía las riendas de la selección de Serbia, cuyo objetivo era estar presente en la Eurocopa de Austria y Suiza, de magnífico recuerdo para el fútbol español. Sin embargo, el combinado balcánico tan sólo fue capaz de ser tercero, por detrás de Polonia y Portugal, por lo que Javier Clemente fue despedido. Su mejor legado en Serbia, y por lo que se le tiene en muy buena consideración allí, fue el viaje entre Bilbao y Belgrado que realizó en coche (2.320 kilómetros) para dirigir a la selección en un encuentro contra Finlandia, tras la prohibición a viajar en avión que los médicos le habían impuesto después de sufrir un accidente doméstico en el que se fracturó la clavícula, cuatro costillas y se perforaba el pulmón.

Tras la aventura en los Balcanes, Javier Clemente se enroló en dos complicadas misiones dentro de la Primera División: salvar a Real Murcia (2007-2008) y Real Valladolid (2009-2010), equipos en descenso en el momento de ponerse al frente de sus banquillos y con los que terminó bajando. El club pimentonero llegó a renovar al técnico incluso en Segunda, aunque lo despidió en la jornada 16 de la campaña siguiente con el equipo en puestos de descenso a Segunda B, mientras que la entidad castellana decidió dejar de contar con sus servicios al término de su periplo en la máxima categoría del fútbol español.

Y su última parada profesional antes de Gijón fue Camerún. Allí llegó en agosto de 2010 para capitanear a los Leones Indomables camino de la Copa de África recién disputada. Sin embargo, como hemos podido comprobar, en la cita de Gabón y Guinea Ecuatorial no ha estado el combinado camerunés, motivo por el cual Clemente fue destituido un año y tres meses después de tomar posesión del cargo.

Gijón: ¿punto de inflexión?

Clemente, por tanto, buscará en Gijón volver a ser el entrenador exitoso de la década de los 80, demostrar que no está acabado, como algunos apuntan, y que la plaza de El Molinón sea un punto de inflexión en su carrera. La empresa no es fácil, ya que el Sporting se encuentra a seis puntos de la permanencia a falta de dieciseis jornadas para el final el campeonato, pero este tipo de retos no asustan al ex seleccionador nacional. “Es una tarea perfectamente posible”, aseguraba en su presentación oficial.

Eso sí, en su primera comparecencia ante los medios, Clemente realizó  una contundente declaración de intenciones. “No me han fichado para encontrar el juego bonito, sino para salvar la categoría”, afirmó. Queda claro que, teniendo en cuenta la situación, el nuevo entrenador del Sporting de Gijón tiene pocas cosas que perder y muchas que ganar, entre ellas la de recuperar el crédito que quizá ha perdido en los últimos años.

Al margen de lo deportivo y de lo que pueda depararle al Sporting su apuesta por Javier Clemente, los grandes titulares y las ruedas de prensa con picante sí estarán a la orden del día en Mareo cada semana. Para muestra un botón: "Novo se ha 'cagao' y se ha marchado. ¿Hay alguien más que esté 'cagao'? Que lo diga ahora y que se marche y nos deje trabajar", ha sido el primer mensaje que el técnico de Barakaldo ha dejado a plantilla y medios de comunicación en la rueda de prensa previa al partido ante el Atlético de Madrid. El segundo, para un viejo enemigo, Míchel, en unas declaraciones a La Voz de Asturias. "Ni puedo ni debo saludarle. Sería una falsedad, pero le respeto", ha manifestado el nuevo enrenador sportinguista.

¿Apagafuegos o incendiario? Sólo Clemente y los resultados tienen la respuesta a esta pregunta que muchos aficionados al fútbol, en particular los de Gijón, se están haciendo en los últimos días.

Hace ya algún tiempo que, en el mundo del fútbol, el nombre de Javier Clemente iba ligado al ‘resultadismo’ y al éxito. La década de los 80 y 90, el Espanyol, el Athletic de Bilbao y la selección española dieron buena cuenta de ello durante gran parte de la trayectoria del entrenador de Barakaldo. Dos títulos de Liga con el conjunto bilbaíno, una final de Copa de la Uefa con los periquitos y los cuartos de final de un Mundial (EEUU 1994) y de una Eurocopa (Inglaterra 1996) con la selección española suponían una gran carta de presentación por aquel entonces.

Javier Clemente