El Real Madrid se aisla de la realidad

El Real Madrid se aisla de la realidad. No es nuevo, pero el de ayer fue el paso que faltaba para que jugadores y técnicos del club blanco vivan única y exclusivamente en un mundo creado por y para ellos. Rompe con el slogan de 'universalidad' que difunde la actual junta directiva. Y es que se cumplió con el aviso que se venía filtrando desde el club de la prohibición total y absoluta del acceso a Valdebebas. Ni un periodista. Ni los quince minutos de cortesía que hasta ahora se veían de cada sesión de trabajo del equipo de Mourinho. Nada de nada. Ni rueda de prensa, ni imagen alguna con la que contentar a las televisiones. Entrevista de Pepe en la web del club y aire. De este modo, toda la información está dirigida y sólo saldrá a la luz lo que al club le interese.

 

Dicen que la escena se repetirá todas las semanas, algo habitual en países como Inglaterra e Italia, pero aquí significa la ruptura con un modelo de trabajo y que tiene en el aficionado al primer perjudicado. Esto funciona en equipos como el Manchester, Chelsea o Inter; pero no en España, tal y como está montado el negocio. Barcelona y Atlético de Madrid no participan de este cambio en la relación con la Prensa. Hace unos meses, Pep Guardiola quiso 'cerrar' la nueva Ciudad deportiva al estilo de Mourinho pero los informadores redactaron un comunicado al club y otro al entrenador y éstos se sensiblizaron. La situación volvió a la normalidad.

 

En el Real Madrid, ya en la pretemporada, el técnico portugués 'sacó a los periodistas del avión del equipo, circunstancia que no se ha repetido en el viaje a Mallorca. Habrán echado cuentas y se habrán dado cuenta que interesa llenar los aviones.

 

Ya ocurrió en la época de Capello y Raúl

 

Años atrás, coincidiendo con la presencia de Fabio Capello en el banquillo y la de Raúl en el vestuario, se aprovechó la circunstancia para cerrar los entrenamientos al público -primero- y a la prensa después, cargando culpas de manera injusta contra el técnico y el capitán. Fue una decisión del club y no de los dos citados. El siguiente paso fue el de suprimir la pequeña zona mixta en la cual jugadores y periodistas podrían mantener viva una ligera vía de comunicación y que sin más explicaciones se rompió unilateralmente por parte de la entidad. Ahora todo contacto con los jugadores se debe hacer a través de los órganos oficiales del club. Será casualidad, pero desde que el Real Madrid ha querido romper con el exterior, los éxitos deportivos se cuentan con los dedos de una mano. Curioso.

 

Está bien eso de que no se televisen las sesiones de trabajo, como sucedía cuando Real Madrid TV estaba concebida para competir con las cadenas generalistas de televisión de una manera ficticia, pero pasar de eso al más completo aislamiento media un abismo. Algunos jugadores se siente felices ante esa independencia en la que viven, pero luego son los primeros que o bien trabajan en los medios de comunicación, o buscan a los periodistas a la hora de encarar negociaciones de contrato o salidas hacia otros clubes. Curioso. Lo cierto es que esos jugadores se transforman cuando acuden a la llamada de la selección española o cualquier otra. Su comportamiento cambia, se vuelven personas normales, se puede hablar con ellos con total naturalidad, sin problemas y atienden a los medios siguiendo y respetando una escala de normas.

 

En el pasado Mundial hubo dos selecciones que apostaron por el modelo aperturista en esto de la relación con la prensa. ¿Cuáles? Las dos finalistas. Holanda montó una zona mixta diaria, tal y como hizo España. El sábado previo a la final de Johanesburgo hasta un total de quince jugadores españoles, con toda la naturalidad del mundo, hacían reportajes, entrevistas y fotos como si nada pasara. Horas después se proclamaron campeones del mundo. ¿Se imaginan algo así en el Real Madrid? Imposible. No vale aquello del acoso mediático que sufre el club blanco porque esos días previos a la final, los entrenamientos era seguidos por trescientos periodistas de todo el mundo. Eso sí, los días que Del Bosque ordenaba la puerta cerrada, todo el mundo la respetaba. (Hablando de Sudáfrica).