El polémico gesto de Guardiola que no evita que sus arañazos sean ya heridas profundas

El Manchester City ha entrado en barrena. El conjunto del Etihad Stadium volvió a sufrir una nueva derrota, algo que se ha convertido en la tónica citizen de los últimos meses. Pero, además, el golpe es más doloroso si cabe, pues el triunfo del Liverpool en la Premier (2-0) deja al equipo de Pep Guardiola en urgencias: no solo por llevar siete partidos consecutivos sin conocer la victoria, sino porque se queda a 11 puntos del liderato... y con muy malas sensaciones.

El conjunto citizen, que si de algo puede presumir es de tener un equipo lleno de estrellas hecho a base de talonario, no encuentra su fútbol y hay varias claves que lo explican. Pero, más allá de todo, el principal problema es que Guardiola no es capaz de dar con la tecla que solucione los problemas que tiene el equipo. Y eso se ha traducido en la peor crisis de resultados de toda su carrera, que ha coincidido en el tiempo con la mejor plantilla que nunca haya tenido.

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Ulises Sánchez-Flor

El drama empezó el 30 de octubre, cuando el City era eliminado de la EFL Cup tras perder por 2 a 1 con el Tottenham Hotspur. Tres días después, perdía en la Premier por el mismo resultado ante el Bornemouth... y la semana posterior no iba a ser mejor. Primero perdía por 4 a 1 ante el Sporting de Portugal en la Champions, para caer el fin de semana ante el Brighton, de nuevo por 2 a 1. Cuatro derrotas consecutivas con la que se llegaba al parón de selecciones. ¿Daría oxígeno al equipo?

Pero la vuelta no fue mejor y otros tres resultados negativos se han acumulado desde entonces. Primero, una nueva derrota ante el Tottenham en la Premier (0-4) para, posteriormente, llegar el resultado más doloroso que, curiosamente, no fue un partido perdido. Fue en Champions, ante el Feyenoord, un partido que los citizens ganaban 3 a 0 en el minuto 57... y acabaron empatando en la última jugada del partido. Ahí tuvo lugar una de las imágenes de la semana.

Guardiola salía a rueda de prensa con la cabeza y la nariz llenas de arañazos, que el catalán explicó que se los había hecho con una uña de manera involuntaria. Pero lo cierto es que esas rozaduras se han convertido en una herida sangrante, especialmente tras la derrota ante el Liverpool, que le deja muy lejos de la lucha por la cabeza de la Premier: a once puntos de distancia y con la sensación de no encontrar la manera de remontar el vuelo, al menos, a corto plazo.

La afición del Liverpool no dudó en cantar a Guardiola por su mal momento: 'Te van a echar mañana', se escuchaba en las gradas de Anfield, algo que fue respondido por el técnico con un polémico gesto. Entre sonrisa y sonrisa, se giró al público para hacerle un seis con las manos, en referencia al número de Premier que ha levantado desde que es entrenador del Manchester City. Una acción fuera de lugar que suena a importante pataleta.

El bajón de rendimiento de Erling Haaland, unido a las numerosas bajas del equipo, especialmente la de Rodri, provoca que el equipo no encuentre su habitual estilo: un equipo de presión alta, recuperación en campo contrario y de enorme verticalidad en ataque. Cuando la colocación del equipo no es correcta y los rivales superan líneas con mucha facilidad, el problema es mayor, pues en campo abierto no encuentra soluciones para evitar el daño a su espalda.

La victoria del Liverpool, que cierra una semana maravillosa tras su triunfo en Champions ante el Real Madrid, deja al City a cuatro partidos del liderato, una distancia realmente grande a estas alturas de temporada. Queda mucho aún por delante, pero el conjunto del Etihad está muy lejos de su mejor versión. Y, evidentemente, los arañazos de Guardiola se han convertido en heridas profundas que no son capaces de curarse con gestos a la grada.