"Habían logrado que todos hablen bien de ellos": River, Boca y la vergüenza en Argentina

El fútbol argentino volvió a dejar un espectáculo bochornoso en uno de los principales partidos de la Liga. Se enfrentaron River Plate y Boca Juniors en El Monumental, recién reformado por cierto, y todo acabó en una batalla campal con siete expulsados, tres millonarios y cuatro xeneizes. La victoria se la llevaron los locales con un gol de Miguel Ángel Borja en el descuento, penalti con polémica incluida. Así se originó todo.

Fue la undécima ocasión en la que tanto el entrenador de Boca como el de River se estrenaron en un mismo superclásico. En esta ocasión, los debutantes fueron Martín Demichelis y Jorge Almirón; en la anterior, Marcelo Gallardo y Rodolfo Arruabarrena. Mientras que River salió victorioso en 2023, en 2014 hubo tablas en el marcador (1-1).

La Liga argentina sufre desde hace años, quizá principios de siglo, un éxodo del talento joven de manera prematura. Esto ha menguado la calidad de la competición, que apenas tiene jugadores de renombre y cuyos partidos serían equiparables a los de la Segunda División de España. Y que acumula numerosos escándalos, ya sea entre aficionados o entre los propios jugadores.

Nadie celebró el gol

Boca y River cuentan con figuras que han pasado por la selección argentina y el fútbol europeo. Por la parte xeneize están Sergio Romero y Marcos Rojo, mientras que por River destacan Kranevitter y Enzo Pérez. En el caso del central, fue uno de los más enfadados por la pelea que se desató en el último minuto del partido.

El colegiado ya había señalado el penalti cuando Miguel Ángel Borja lo lanzó y lo anotó. Él se fue con rapidez hacia la grada para celebrarlo con los aficionados. Pero en ese momento el gol no fue lo más importante, sino la tangana que se originó entre ambos equipos. De hecho, aparecieron en el terreno de juego jugadores que no estaban ni entre los convocados, como el citado Rojo y Paulo Díaz, de River.

La pelea empezó por la provocación de Palavecino a los jugadores de Boca, a los que les gritó el gol en la cara. Romero fue a por el jugador de River, al que agarró sin reparos. El partido venía caliente desde la previa, cuando Figal, de Boca, había declarado: "Vamos a ir a ganar a Chile (jugaban la Copa Libertadores ante el Colo Colo) y a hacer un buen partido en el gallinero (El Monumental)".

La pausa en el partido

El partido se detuvo durante 16 minutos y no bastó sólo la intervención de los colegiados para detener la pelea que se había originado. Fue necesario que tanto la seguridad privada como la policía entrara a a ayudar en semejante tarea. La tangana terminó con siete expulsados: Palavecino, Centurión y Elías Gómez, de River; Valentini, Merentiel, Equi Fernández y el entrenador, Almirón, de Boca. En el caso de los xeneizes, los tres jugadores estaban en el campo y se quedaron con ocho. Por su parte, los millonarios terminaron con diez, porque sólo Palavecino no era suplente en ese instante.

La tensión se dejó ver de nuevo en un superclásico que recordó polémicas históricas. River va de menos a más en esta nueva etapa con Martín Demichelis, sucesor de Marcelo Gallardo, que lideró al millonario en la etapa más exitosa de la historia del club. Eso sí, además de las dos Libertadores y el resto de títulos que ganó, también dejó su impronta mediante el comportamiento de sus jugadores.

La celebración en El Monumental

"Con el entrenador anterior habían logrado algo, que era que todo el mundo hable muy bien de ellos. Y que un chico, en vez de celebrar con sus compañeros el gol, se pone a gritar en la cara de nuestros jugadores. Es una falta de respeto terrible y se lo dije a Enzo (Pérez) y al entrenador (Demichelis). Yo no fui a agredirlo ni a pegarle. Simplemente, me acerqué para decirle: '¿Qué estás haciendo?'. Es que no lo entendimos", declaró Romero al concluir el encuentro.

El festejo de River llegó justo después de la conclusión de la tangana. Liderados por Enzo Pérez, los jugadores celebraron con la afición el triunfo frente al eterno rival. Pero la victoria quedó empañada por los acontecimientos extradeportivos. Parece que los millonarios han perdido su seña de identidad bajo la etapa de Gallardo.