El milagro del Wrexham: de ser un club histórico condenado a morir a soñar con Hollywood

El fútbol es un deporte en el que las pasiones y las emociones están a flor de piel. Los clubes, en realidad, son organismos difíciles de manejar, pues deben de ser manejados como si de una empresa se tratara, pero con una diferencia clave: los aficionados. Al final, lo importante radica en que el balcón entre más veces en la portería rival y no siempre es sencillo de gestionar, especialmente en las categorías más bajas del balompié. Incluso aunque se trata de una entidad histórica.

Por esa razón, el caso del Wrexham es tan especial. El conjunto galés tiene el honor de ser el tercer club más antiguo del fútbol mundial pero, a pesar de ello, no puede presumir de haber logrado demasiados logros deportivos. De hecho, es uno de los tres equipos galeses que se encuentran integrados en el fútbol inglés, pero los Red Dragons son un equipo que, tradicionalmente, se ha movido en las categorías más humildes. Pero todo cambió hace solo tres años.

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Inmersos en la Quinta División inglesa, un nuevo grupo inversor decidió comprar el club, algo que pronto se hizo conocido a nivel mundial... porque los dueños del club pasarían a ser los actores Ryan Reynolds y Rob McElhenney. Pagaron dos millones para hacerse con la entidad galesa pero, como ocurre en muchas ocasiones, las dudas eran evidentes: no tanto por la llegada de nuevos encargados de dirigir los designios del club, sino cuáles eran los objetivos reales a corto plazo.

La idea que podía pasar por la mente del aficionado era clara: unos famosos actores norteamericanos, que no tenían ni idea de fútbol, habían comprado un club histórico para experimentar con él. Y quién sabía si, la historia no iba bien, se podrían marchar y dejar colgado al equipo. Pero nada más lejos de la realidad: los dos no dudaron en empaparse de fútbol, rodearse de gente que conoce las particularidades del juego y dejarse guiar con la intención de convertirlo en un grande.

Solo necesitaron dos temporadas en el cargo para que el Wrexham peleara por el ascenso a Cuarta División, pero el conjunto galés cayó en las semifinales de la promoción con el Grimsby (5-4). Los Red Dragons no solo no bajaron los brazos, sino que decidieron reforzar el equipo para conseguir el objetivo solo un curso después y, efectivamente, así lo han conseguido, siendo campeones de la Quinta División con récord de puntos (110) y logrando el ascenso al fútbol profesional.

Después de muchos años, el Wrexham ha conseguido subir a Cuarta División, lo que les permite soñar con el siguiente paso. Y es que el conjunto galés, fundado en 1872, se ha puesto un objetivo a medio plazo: poder llegar a la Premier y, por qué no, poder convertirse en un conjunto competitivo. Para ello, los nuevos dueños no solo se han centrado en contar con una plantilla competitiva, sino que se han centrado en la adquisición de ingresos alrededor del club.

De esta manera, han creado una serie de televisión sobre cómo se compró el club, han conseguido meter al club en FIFA 23, tienen un acuerdo de colaboración con TikTok, jugarán amistosos en pretemporada con el Manchester United y el Chelsea y han elevado exponencialmente las ventas de merchandising del club, convirtiéndolo en uno de los equipos de Gran Bretaña que más ingresos generan al respecto. Casi nada para ser un equipo recién ascendido a Cuarta División.

Con el portero Ben Foster como gran estrella, los Red Dragons ya sueñan con repetir éxito el próximo curso. Afición, directiva y jugadores navegan en una misma dirección y las sinergias convierten a este histórico, con 158 años de vida, en uno de los clubes con más seguimiento de Reino Unido. El viaje acaba de comenzar, pero el objetivo no es que llegar a la Premier en un puñado de años. De estar condenado a morir, a soñar con alcanzar Hollywood: un sueño que está más vivo que nunca.