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El día que el 'amor' de un ruso por un ucraniano provocó el enfado de Mourinho
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HISTORIAS DEL GRAN CHELSEA

El día que el 'amor' de un ruso por un ucraniano provocó el enfado de Mourinho

Abramovich vio en Shevchenko el goleador que necesitaba el Chelsea, algo que Mourinho no entendió, al tener en sus filas al mejor Drogba que tan buen rendimiento le estaba dando

Foto: Mourinho, conversando con Abramovich. (Reuters/John Dam)
Mourinho, conversando con Abramovich. (Reuters/John Dam)

Hubo una época no muy lejana en la que el Chelsea se convirtió en el primer gran equipo hecho a base de talonario. Fue en el año 2003 cuando Roman Abramovich, una de las grandes fortunas de Rusia y, por aquel entonces, gobernador de la región de Chukotka por decisión expresa de Vladímir Putin, decidió pagar 165 millones para comprar el equipo de Stamford Bridge. Su idea era clara: convertirlo en el mejor equipo de Europa. Y, para ello, decidió sacar su chequera de paseo.

Abramovich no dudó en tratar de buscar a los mejores jugadores para hacer de los 'blues' una referencia deportiva, una línea que ha seguido en sus dos décadas en la presidencia del club. Fue hace solo unos días cuando anunció que, como consecuencia de la guerra de Ucrania, lo más prudente era dejar el club. Y, curiosamente, sucede que el mayor ídolo del oligarca ruso fue un jugador ucraniano que provocó su división irreconciliable con José Mourinho: Andriy Shevchenko.

Foto: Abramovich confirma que deja el Chelsea. (Reuters/John Sibley)

Echando la vista atrás, el ruso puede decir que ha logrado lo que se proponía: en sus casi veinte años como presidente, ha llevado al Chelsea a ganar cinco Premier League, cinco FA Cup, tres Copas de la Liga, dos Community Shield, dos Europa League, dos Champions League, una Supercopa de Europa y una Copa Mundial de Clubes. Casi nada... aunque, para ello, se haya gastado más de 2.000 millones de euros. Un gasto en el que se incluye el del fichaje de Shevchenko.

Tras su debut en 1994 con el Dinamo de Kiev, el AC Milan decidió hacerse con los servicios del 'killer' ucraniano en 1999. Por aquel entonces, Abramovich ya le tenía más que controlado, pero quería ver cómo se desempeñaba en un equipo de primer nivel. No tardó en demostrar que era un jugador de talla mundial, lo que provocó que, en 2006, decidiera lanzarse a por su fichaje. Pero había un problema: Mourinho, entrenador del Chelsea por aquella época, no lo quería.

Abramovich trató de convencerle de que 'Sheva' podía triunfar en los 'blues', pero Mou no lo veía. Tras varios intercambios de pareceres, el presidente no hizo caso al técnico y terminó fichando a su gran ídolo, pagando 45 millones de euros y convirtiéndolo por aquel entonces en el fichaje más caro de la entidad y de la historia de la Premier. Sin embargo, el paso del tiempo terminó dando la razón al técnico portugués y rompiendo la relación de éxito que habían formado.

La etapa de Shevchenko en el Chelsea no fue, para nada, exitosa: en dos temporadas plagadas de lesiones, tan solo fue capaz de anotar 22 goles. Pero, para colmo, Mou no confiaba demasiado en él, apostando por Didier Drogba de manera habitual... y, eso, provocó una mala relación entre Abramovich y el entrenador. Tanto que, al comienzo de la temporada 2007-08, Mourinho dejó el club de manera inexplicable. Shevchenko había roto el idilio entre presidente y técnico.

"Mi fracaso en el Chelsea fue culpa de Mourinho", diría Shevchenko años después. Abramovich-Mourinho, la que por aquel entonces había sido la pareja de moda en el futbol europeo, se rompió por culpa de un fichaje que no fructificó y, aunque tiempo después volvieron a trabajar juntos, ya no volvió a ser como antes. Eran los tiempos en el que un millonario ruso podía tener de ídolo a un goleador ucraniano. Los tiempos en los que la única guerra aceptable era la dialéctica.

Hubo una época no muy lejana en la que el Chelsea se convirtió en el primer gran equipo hecho a base de talonario. Fue en el año 2003 cuando Roman Abramovich, una de las grandes fortunas de Rusia y, por aquel entonces, gobernador de la región de Chukotka por decisión expresa de Vladímir Putin, decidió pagar 165 millones para comprar el equipo de Stamford Bridge. Su idea era clara: convertirlo en el mejor equipo de Europa. Y, para ello, decidió sacar su chequera de paseo.

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