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La caída de Robinho: de ser el nuevo Pelé en el Madrid a condenado por violación
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violó en grupo a una chica en 2013

La caída de Robinho: de ser el nuevo Pelé en el Madrid a condenado por violación

Fue uno de los fichajes más sonados y más prometedores de la primera era de Florentino, pero a pesar de un buen inicio en el Real Madrid, nunca demostró lo que se esperaba de él

Foto: Robinho, con el brazalete de capitán del Real Madrid, en un amistoso. (Imago)
Robinho, con el brazalete de capitán del Real Madrid, en un amistoso. (Imago)

Robinho te entraba por los ojos. Se te abrían los párpados hasta que dolían cuando recibía el balón realizando un sombrero a un rival, cuando empezaba una bicicleta dentro del área y regateaba, cuando marcaba. Era un '¡oh!' perenne. Todo aquel aficionado al fútbol que diga que no se enamoró perdidamente de él cuando vio vídeos de cómo jugaba, miente. El primer futbolista de los denominados 'jugadores de YouTube', pues no nos engañemos, cuando lo fichó el Madrid pocos veían el Brasileirao, no muchos más lo hacen ahora.

La decepción siempre es mayor si sientes que aquel a quien más has admirado te falla, salvo que en el caso de Robinho se entendió muy pronto que no iba a ser lo que se había anunciado. De ahí, eso sí, a acabar como un violador convicto hay un trayecto que no muchos podían prever. Un juzgado de Milán le condenó a nueve años de prisión por haber violado junto a cinco amigos a una chica albanesa en un bar de la capital lombarda en 2013. La emborracharon hasta hacerle casi perder la conciencia, la metieron en el guardarropa y se aprovecharon de ella sexualmente. La mujer, por supuesto, lo denunció, y casi cinco años después, a Robinho le están buscando para meterlo entre rejas. La locura forma parte de Robinho.

Él espera en Brasil, allí se siente protegido y puede seguir jugando en el Atlético Mineiro. Su actual club no ha hecho ni la más mínima declaración sobre qué piensa acerca de tener a un jugador en busca y captura por violación. El último comentario oficial sobre Robinho se limita a la entrega del premio al mejor jugador del partido contra Bahia. En su país, Robinho rumia lo que ha sido su carrera, la evolución de lo que el planeta le exigió que fuera, la realidad de su juego, la lógica de su mente, la caída en desgracia, la cárcel...

Era muy flaco, no muy alto, vestía de blanco y tenía la piel negra. El Santos anunció al mundo al nuevo Pelé. Ningún aspecto de su cuerpo y de su manera de tratar el balón era ajeno a lo que había hecho 'O Rei' desde finales de los cincuenta, cuando era un niño que se comió el Mundial de Suecia de un bocado, engulléndolo sin masticar. El Santos es uno de los clubes que vienen a la cabeza cuando se piensa en el fútbol de Brasil, pocos más suenan: Vasco da Gama, Flamengo y poco más. Y sin embargo, estuvo 34 años sin ganar la liga. La ganó Robinho de la mano de un Diego Ribas que se llevaba los elogios y los focos. Ya sin Diego, ganó solo el Brasileirao de 2004.

El Madrid estaba fichando a Pelé. Era lo que todos queríamos ver, lo que pensaba el Santos también, Brasil, Europa, Marte... Después de Cádiz, todos creyeron que era él el elegido. Nada de Ronaldinho, ni Ronaldo. Él, Robson da Souza. Era un calco y se lo llevaba el Madrid. Lo que no pudo hacer Bernabéu lo hacía Florentino Pérez. El fútbol había cambiado mucho, quedarse en América solo lo hace un futbolista sin ambición o sin calidad. Y Robinho tenía las dos cosas, solo que tenía excedente de la primera y la segunda nunca le llegó para ser lo que había venido a ser. Robinho quería ser el mejor en un mundo en el que el Barça de Dinho aplastaba la garganta madridista y en el que estaban creciendo espontáneamente, como las setas en el monte, los dominadores del fútbol histórico, Messi y Cristiano. No le llegaba para ser el mejor del Madrid de Sneijder, Raúl e Higuaín, mucho menos para usurpar el trono de otros.

placeholder Robinho, la primera estrella del Manchester City. (EFE)
Robinho, la primera estrella del Manchester City. (EFE)

Destaca el periodista Abel Rojas con atinada claridad por qué fichó el Madrid a Robinho en agosto de 2005: "El Real le fichó para que resucitase, ojo al dato, a Roberto Carlos, Beckham, Zidane, Raúl y Ronaldo". Con 21 años y sin haber pisado Europa, Florentino le encomendaba hacer lo que no estaba haciendo la generación moribunda de los 'galácticos', convertir al Real Madrid en el mejor equipo del mundo. No lo hizo, ni por asomo, vivió parte de la época de los octavos de final de la Champions, las cinco eliminaciones seguidas en esa primera ronda. Pero ganó dos Ligas siendo clave en ambas, las Ligas de Capello y Schuster, las del ocaso del Barça de Rijkaard y Ronaldinho. Para el Madrid no era suficiente y de repente al Manchester City lo compró un jeque y quiso que Robinho fuera su primer gran fichaje.

Reconoció que se marchaba a Inglaterra y dijo que estaba muy contento de fichar por "el Chelsea". No, no era el Chelsea, aunque lo quiso tanto o más que el City y, principalmente, Robinho quería más al Chelsea que al City. Como le pasó en todos sus clubes, jugó bien un año, al menos uno. Era el primer City multimillonario y claro, no competía por nada, solo por ir creciendo. Fue la base que sustentó el proyecto de Silva, De Bruyne y Guardiola de hoy. Solo que Robinho no había volado a Europa para eso, sino para ganar el Balón de Oro y desde que se marchó del Madrid supo que eso ya no iba a ser posible nunca más. Había acabado su sueño a los tres años de empezarlo. Se fue a Inglaterra con 24 años con la mentalidad de un futbolista con ganas de retirarse. Si ya había hecho todo, ¿para qué seguir? Porque le gustaba el fútbol, nada más que eso.

placeholder Con Ibrahimovic volvió a ser feliz. (EFE)
Con Ibrahimovic volvió a ser feliz. (EFE)

Necesitó desahogarse en Brasil, adonde ha acudido cada vez que la cabeza le ha dicho basta. Dejó el City y se fue al Santos. Dejó el Milan y se fue al Santos. Dejó China y se fue al Atlético Mineiro. Desde el principio le quiso Guardiola para el Barça, pero no surgió el amor. Se fue a jugar con Ibrahimovic, donde volvió a hacer un año muy bueno y ganó el 'Scudetto' con el Milan geriátrico de Allegri, el que puso fin al reinado del Inter de Milán. Una vez asumió que no iba a ser el mejor, en Italia fue feliz durante un tiempo, hasta que Brasil le tiró otra vez demasiado... porque también era una manera de huir de la Justicia, que ya le perseguía por la violación por la que ahora está condenado.

Iba cayendo progresivamente, pero su país le quiere, hasta la Canarinha le respetaba. Lo llevó a la Copa América de 2015, cuando nadie se acordaba ya de él. Estuvo un rato en China para llenarse de nuevo los bolsillos y volvió a casa. En Belo Horizonte estaba tranquilo, relajado, era anónimo por fin, ya nadie le exigía un Balón de Oro, ni él mismo. Puede que estuviera alejado del ruido, pero no de la Justicia. Violó a una chica y ahora debe pagar por ello. Italia ha dictado sentencia, veremos si Brasil cumple.

Robinho te entraba por los ojos. Se te abrían los párpados hasta que dolían cuando recibía el balón realizando un sombrero a un rival, cuando empezaba una bicicleta dentro del área y regateaba, cuando marcaba. Era un '¡oh!' perenne. Todo aquel aficionado al fútbol que diga que no se enamoró perdidamente de él cuando vio vídeos de cómo jugaba, miente. El primer futbolista de los denominados 'jugadores de YouTube', pues no nos engañemos, cuando lo fichó el Madrid pocos veían el Brasileirao, no muchos más lo hacen ahora.

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