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Cuauthémoc Blanco, futbolista, ídolo popular y alcalde acusado de pagar sicarios
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el sicario asegura que cobró 10.500 dólares

Cuauthémoc Blanco, futbolista, ídolo popular y alcalde acusado de pagar sicarios

El delantero fue una leyenda en México y jugó en el Valladolid. Ahora es el regidor de Cuernavaca y pesa sobre él una orden de arrestro por haber mandado la ejecución de un empresario

Foto: Cuauhtémoc Blanco, en la campaña electoral. (Reuters)
Cuauhtémoc Blanco, en la campaña electoral. (Reuters)

Cuauthémoc Blanco era un futbolista de las clases populares. Tuvo unos meses en España, en el Valladolid, donde no triunfó pero le marcó un gol al Real Madrid como testigo de que, efectivamente, por aquí había pasado. No tenía velocidad para jugar en Europa, porque el fútbol no se dudaba, pero el tono físico ya era harina de otro costal. Siempre parecía algo pasado de peso y sus piernas corrían más lentas que las jugadas que visualizaba en su cabeza.

Foto: Adrián Gallardo, entre dos compañeros de equipo, en una playa de las Maldivas.

En México con su ritmo le daba, incluso para ser una estrella. Nacido en un barrio popular de la capital federal, Cuauthémoc despuntó desde muy pronto por su talento y, también, por sus maneras. Es de esos jugadores que nunca se dejó llevar por los cantos de sirena de Nike o Adidas, siempre fiel a la pequeña Concord, una marca mexicana. El delantero goleador y miembro de la selección que no se dejó seducir por los anuncios y que dio bandazos hasta pasar por diez equipos diferentes en su país, unas veces con sueldos enloquecidos, otras con cifras más modestas. Era, en definitiva, un tipo inusual.

Y casi un icono popular. Sus idas y venidas no impidieron que el América, el club más grande del país y el que más se asoció a él, le hiciese un atípico homenaje en el monumental Estadio Azteca al que cantó Calamaro. Ya retirado, con 43 años, le convocó para un partido oficial y le hizo jugar de titular. No, no un amistoso, un día más, de esos en los que se juegan cosas de verdad. Blanco daba para eso y para más, el público se rindió ante él y en todos los campos le vitorearon cuando supieron que se iba para siempre. Tres mundiales, las celebraciones de sus goles, alguna jugada notable, sus tiros libres... no era uno más

Cuando se retiró ya se sabía cuál era el siguiente paso de su vida, uno inusitado, porque hablamos de un hombre que nunca supo adherirse a la normalidad. Pocas semanas antes había ganado la alcaldía de Cuernavaca, una localidad a 90 kilómetros del DF en la que no nació y no residió jamás. Fue reclutado por un partido diminuto, el Social Demócrata, que temía su desaparición y vio en el ídolo una manera de mantenerse a flote en la política.

Con éxito indudable, aunque también con sombras. Los valedores de Blanco, los hermanos Roberto y Julio Yañez, eran dos empresarios empeñados en reflotar el partido. Fueron ellos los que llamaron a Cuauthémoc, los que le convencieron de entrar y, finalmente, los que quedaron decepcionados con él y sus maneras. Cuando el idilio terminó los empresarios se apresuraron a explicar que existía un contrato privado en el que se reflejaba que el alcalde había aceptado ser candidato gracias a una generosa oferta de 400.000 dólares, mucho más importante en esto que el puro afán de servicio público. Aquello, que antes era un rumor, fue confirmado por los Yañez y negado por el delantero, que no tardó en decir que iba a demandarles por falsificar su firma.

placeholder Cuauthémoc Blanco, con el Puebla. (Imago)
Cuauthémoc Blanco, con el Puebla. (Imago)

Los conflictos con el gobernador

El problema con sus mentores ha sido solo uno más. Graco Ramírez, el gobernador del Estado de Morelos donde se encuadra Cuernavaca, las tuvo tiesas desde el primer día con el futbolista mutado en carismático alcalde. Quizá porque Blanco lo primero que hizo al llegar a su cargo fue oponerse a la estatalización de las policías municipales. La seguridad, siempre presente como obsesión en el país, también en una ciudad como Cuernavaca, que tiene unas estadísticas altísimas de criminalidad a pesar de ser una ciudad de recreo, la segunda del mundo con más pìscinas 'per cápita' después de Los Ángeles. Quizá fue porque el gobernador es del PRD, uno de los partidos fuertes del país y se sentía incómodo tratando con un 'outsider'. Tampoco ayudó que entre sus primeras decisiones estuviese poner a su representante como su segundo en la alcaldía y responsable económico de la ciudad.

Blanco llegó a la municipalidad en enero de 2016 y desde entonces no hay un día en el que no haya acusaciones cruzadas. Le acusaron de haber falsificado documentos de residencia para poder presentarse, un proceso que le llevó casi a salir de la alcaldía. Lo salvó con una huelga de hambre y una sentencia cautelar que le daba la razón.

Foto: Silvio Riesco posa con un banderín del AIK Solna sueco delante del mostrador del local familiar. (Fotos: DAVID RUIZ)

Pero los problemas legales de Blanco no habían hecho más que empezar. Ahora se han agravado súbitamente. Pesa sobre él una orden de captura, en este caso por un delito aún mayor. Le acusan de haber contratado un sicario para acabar con la vida de Juan García, un empresario local que organizaba la Feria de Cuernavaca y que el año pasado fue asesinado. Hay una conmoción en México, porque Cuauthémoc no es alguien más en el país. El matón asegura que cobró por el macabro trabajo 10.500 dólares y Blanco, por descontado, rechaza que tuviese nada que ver en tan turbio asunto.

"Niego categóricamente cualquier imputación que se realiza en mi contra con respecto a lo acontecido el pasado 6 de abril del presente año. Lamento profundamente que los niveles de cinismo y cobardía por parte del grupo político que durante los últimos 8 meses me ha querido destituir de mi cargo a través de un Procedimiento de Revocación de Mandato, de Suspensión Definitiva y de Juicio Político así como las múltiples denuncias ante la Procuraduría General de Justicia de Morelos hayan llegado al grado de influir en las declaraciones de un presunto asesino para así buscar, otra vez y a como dé lugar, que sea removido del cargo de Presidente Municipal de Cuernavaca", explica el alcalde en un comunicado.

También dice que ha pedido a la Fiscalía General de la República que lleve el caso para esclarecer los hechos y las responsabilidades al considerar que las instituciones del Estado de Morelos se encuentran "trágicamente cooptadas" por el gobernador Graco Ramírez. Todo esto ha pillado a Cuauthémoc celebrando la Semana Santa en Chicago, viendo béisbol. Él, un nómada del fútbol, también jugó en la ciudad del viento. Ahora espera acontecimientos, ver si será finalmente apresado, como exige el juez, o encontrará comprensión en instancias federales que le salven por el momento de ese mal trago. Cuauthémoc Blanco, una vida diferente.

Cuauthémoc Blanco era un futbolista de las clases populares. Tuvo unos meses en España, en el Valladolid, donde no triunfó pero le marcó un gol al Real Madrid como testigo de que, efectivamente, por aquí había pasado. No tenía velocidad para jugar en Europa, porque el fútbol no se dudaba, pero el tono físico ya era harina de otro costal. Siempre parecía algo pasado de peso y sus piernas corrían más lentas que las jugadas que visualizaba en su cabeza.

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