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Cassano ya no tiene quien le fiche: el descenso a los infiernos de 'FantAntonio'
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Sin equipo tras dejar la Sampdoria

Cassano ya no tiene quien le fiche: el descenso a los infiernos de 'FantAntonio'

Apartado por indisciplina desde mayo, el ex madridista rescindió contrato la semana pasada a la espera de unas ofertas que no han llegado. Su edad y su difícil carácter juegan en su contra

Foto: Cassano no tiene con qué equipo jugar (Luca Zennaro/EFE/EPA).
Cassano no tiene con qué equipo jugar (Luca Zennaro/EFE/EPA).

Lo que un mercado invernal le dio, otro se lo ha quitado. Once años atrás Antonio Cassano, el penúltimo ‘enfant terrible’ del 'calcio' (Balotelli está siendo un más que digno sucesor), aterrizaba un frío enero en Madrid con todo el boato del mundo, a petición de Capello, con una estampa más propia de un luchador de sumo que la de un futbolista top para formar una dupla, en apariencia de fantasía, como Ronaldo Nazario. Aquel inadmisible sobrepeso con el que se presentó en el Bernabéu, además de lastrar su breve y accidentado periplo merengue, fue la causa de que en LaLiga sea aún hoy recordado por el apelativo de ‘El Gordito’, y no por el de ‘Fantantonio’ con el que se le conoce en Italia desde que el técnico Eugenio Fascetti, asombrado por sus altísimas dosis de talento puro, le diera la alternativa en el Bari a los 18 años. Un golazo de bandera al Inter, ‘su’ Inter, en su primer día como titular, tuvo mucha culpa de un apodo que hace ya tiempo no se justifica con sus aportaciones sobre el verde.

Tras más de siete meses apartado del primer equipo de la Sampdoria por su actual presidente, Massimo Ferrero, el controvertido atacante barese decidió por sorpresa hace una semana destensar la cuerda y aceptar las condiciones de la entidad ‘blucerchiata’ para poner el epílogo a su segundo capítulo con los genoveses. El mentor de la escuadra doriana había castigado a Cassano con el ostracismo después de que éste se negara a rescindir el año de contrato que le quedaba, supuestamente por no entrar en los planes futuros del técnico Giampaolo, y aceptar las ofertas llegadas al club durante el mercado veraniego.

Me he ido con serenidad, sin polémica. Han decidido que querían contar con otro tipo de jugadores, así que de momento me voy a entrenar con el equipo Primavera (filial) de la Samp”, explicaba Cassano el pasado lunes en el programa de radio ‘Tiki Taka’, de 'Italia 1'. Un mensaje de su esposa, Carolina Marcialis, en las redes sociales alertó del inesperado paso al costado dado por el ex madridista, último en esa relación amor-odio que ha mantenido con la Sampdoria y sus dirigentes desde que le ‘rescataran’ de la capital de España para devolverle al 'calcio', su hábitat natural por excelencia y donde fue capaz de poner en pie con su genio a las aficiones de Bari, Roma, Milan, Inter, Parma y, sobre todo, de la Samp.

Quiero seguir jugando, divertirme porque después de mi familia, vivo para el fútbol. Si me llegara una propuesta que me seduzca, la aceptaría con entusiasmo”. Pero el aviso para navegantes lanzado por el único futbolista que ha sido capaz de sacar de quicio a Capello pocas horas antes del cierre de mercado invernal no caló hondo en ninguna secretaría técnica. Ni de Italia, ni de más allá de los Apeninos. Nadie se acordó de su extraordinario talento y sí de su larga inactividad y de sus famosas ‘cassanatas’ o salidas de tono. Su última comparecencia oficial como jugador tuvo lugar el pasado 8 de mayo, y se saldó con un doloroso 3-0 en Marassi frente al eterno rival, el Genoa. Al término del mismo, bronca de las gordas con el abogado del presidente, Antonio Romei, que le había recriminado su actitud durante el ‘Derby della Lanterna’. Un par de días después, la Sampdoria notifica a Cassano vía telegrama que no lucirá más la elástica blucerchiata por “haber dañado la imagen del club y de sus dirigentes”.

Lejos, muy lejos, queda ya aquella mágica campaña 2009-10 con la Samp, la mejor de su carrera, en la que formando dueto con Pazzini condujo a la escuadra doriana hasta el cuarto puesto de la Serie A, obteniendo el billete para la previa de la Liga de Campeones, en la que caerían frente al Werder Bremen. Precisamente, su mayor momento de gloria, con la tifoseria ‘blucerchiata' entregada a su fantasía, acabaría siendo el motivo de su perdición a la siguiente temporada. Un agrio enfrentamiento con el difunto presidente del cuadro genovés, Riccardo Garrone, al que tildó de “gordo de mierda” entre otras lindezas, a voz en grito, tras negarse a acudir a recoger un premio, le valió ser suspendido de empleo y sueldo por “comportamiento gravemente ofensivo e irrespetuoso”. El club obtendría poco después el permiso de la FederCalcio para bajarle el salario a la mitad hasta la conclusión de su contrato, con lo que Cassano, que seguía sin poder ejercitarse con sus compañeros, optó por abandonar el equipo por la puerta trasera a comienzos de 2011 para fichar por el Milan.

Con 34 años y medio (cumplirá 35 en julio) y apenas 25 partidos en sus piernas durante las dos últimas temporadas, el futuro del Cassano jugador se antoja lejano ya de los grandes escenarios de las principales ligas del planeta. Sin embargo, el propio Antonio se encargó de avisar que no tiene la más mínima intención de embarcarse en aventuras exóticas. Debió tener bastante con la del Bernabéu… “Me han llamado de China, pero para mí el fútbol está en Europa. No soy uno de esos que se van allí diciendo que les seduce un proyecto, cuando en realidad la única cosa que les seduce es el dinero”, espetó sin rubor dejando de paso un mensaje a todos aquellos profesionales que fijaron su rumbo en la Superliga china durante el último año. Haciendo amigos, como siempre.

Lo que un mercado invernal le dio, otro se lo ha quitado. Once años atrás Antonio Cassano, el penúltimo ‘enfant terrible’ del 'calcio' (Balotelli está siendo un más que digno sucesor), aterrizaba un frío enero en Madrid con todo el boato del mundo, a petición de Capello, con una estampa más propia de un luchador de sumo que la de un futbolista top para formar una dupla, en apariencia de fantasía, como Ronaldo Nazario. Aquel inadmisible sobrepeso con el que se presentó en el Bernabéu, además de lastrar su breve y accidentado periplo merengue, fue la causa de que en LaLiga sea aún hoy recordado por el apelativo de ‘El Gordito’, y no por el de ‘Fantantonio’ con el que se le conoce en Italia desde que el técnico Eugenio Fascetti, asombrado por sus altísimas dosis de talento puro, le diera la alternativa en el Bari a los 18 años. Un golazo de bandera al Inter, ‘su’ Inter, en su primer día como titular, tuvo mucha culpa de un apodo que hace ya tiempo no se justifica con sus aportaciones sobre el verde.