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Van Gaal sigue con vida aunque la sombra de Mourinho es cada vez más alargada
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LA AFICIÓN LUCIÓ BUFANDAS CON LA CARA DEL LUSO

Van Gaal sigue con vida aunque la sombra de Mourinho es cada vez más alargada

"¿Renunciar? Todo lo contrario". Estas fueron las palabras de Van Gaal tras empatar con el Chelsea... aunque el nombre de Mourinho retumba en Manchester y ya luce en las bufandas de la afición

Foto: Un aficionado del Manchester con una bufanda de Mourinho (Reuters).
Un aficionado del Manchester con una bufanda de Mourinho (Reuters).

El partido del Manchester United ante el Chelsea era una final para ambos. Lo que antes se antojaba como un buen encuentro entre dos de los grandes de Inglaterra, se ha convertido en un choque de decepciones y necesidades urgentes. El resultado (0-0) era lo de menos para un Van Gaal que ve como la oscuridad se cierne sobre él. Los medios ingleses apuntaban que no dirigió la última sesión de entrenamiento dejándola en manos de Ryan Giggs, el hombre que estaría llamado a sustituirle de forma interina en caso de que se produzca su despido o dimisión… teniendo en cuenta sus últimas palabras: “¿Renunciar? Todo lo contrario. Si los jugadores pueden brindar una actuación así con tanta presión, no hay ninguna razón para que renuncie. Tal vez los medios lo quieren, pero yo no voy a renunciar. No es una cuestión de quedarse, es una cuestión de respetar el contrato”.

La de Giggs sería una medida para que el barco del United no se quede sin un timonel porque lo cierto es que el nombre de Mourinho ya no suena, retumba en Old Trafford. Van Gaal ya ha escuchado cómo la afición se manifiesta en su contra coreando el nombre del entrenador portugués mientras que en el partido frente al Chelsea el merchandising con el rostro del luso se multiplicaba en las gradas: camisetas, bufandas… Tal y como publicó la prensa inglesa el pasado fin de semana, Mourinho habría rechazado regresar al Real Madrid para ponerse al frente del United llegado el momento. No es ningún secreto que una de sus aspiraciones pasa por sentarse en el banquillo de Old Trafford siguiendo los pasos de su amigo Sir Alex Ferguson. Quizás el sueño está cerca de hacerse realidad.

Lo cierto es que no ha habido ningún tipo de dudas a la hora de señalar al principal culpable de la caída en picado que está protagonizando el Manchester United. Los focos no hay dudado y los dardos sabían que en el centro de la diana estaba, única y exclusivamente, la figura de Louis Van Gaal. La prensa inglesa, carente de escrúpulos, ha definido al técnico holandés como un muerto viviente y todo el mundo da por hecho que el despido o la dimisión es cuestión de tiempo. Con el paso de los días se multiplican los que le ven más fuera que dentro de Old Trafford, tanto que las casas de apuestas han situado la posibilidad de que Van Gaal sea sustituido por encima del 97%. Ahí es nada.

Tampoco han ayudado las maneras del holandés. El entrenador ha mantenido el control a su manera, con cierta altanería y soberbia que han agudizado, aún más, las críticas y las acusaciones en torno a su figura. En la previa del 'Boxing Day', Van Gaal compareció ante los medios obligado por las normas de la Premier League y cargó contra la presna en una rueda de prensa que apenas duró unos minutos: “¿Creen que quiero estar aquí? Estoy por las reglas de la Premier League. ¿No tiene nadie el sentimiento de pedirme disculpas? Creo que me han despedido, lo he leído. Mi sustituto ya estaba aquí”. Después de la que fue su cuarta derrota consecutiva (contando tanto los partidos de la Premier como de la Champions), el holandés aseguró que “el club no tiene que despedirme. A veces puedo irme yo mismo”.

La citada racha -cuatro partidos perdidos ante Wolfsburgo en Europa (3-2) y frente a Stoke (2-0), Norwich (1-2) y Bournemouth (2-1) en la Premier- era algo que Old Trafford no veía desde hacía 54 años. Reduciendo los resultados exclusivamente a la competición doméstica, el Manchester United suma seis partidos sin conocer la victoria: a esas tres derrotas, hay que añadir los empates firmados contra West Ham (0-0), Leicester (1-1) y Chelsea (0-0) sin olvidar las tablas ante el PSV (0-0). Así las cosas, la última vez que la afición de los 'red devils' festejó un triunfo fue a finales de noviembre cuando se impusieron al Watford en el último suspiro del encuentro (1-2). Un mes después, Van Gaal se ha quedado sin excusas y ha comprobado que el camino correcto no pasaba por agarrarse a que lo importante es el fin y no los medios.

La impotencia se ha apoderado de un equipo en el que se han invertido 300 millones de euros en el último año y medio. El entrenador holandés cogió las riendas en mayo de 2014 y logró que el United terminase la temporada en la cuarta posición de la tabla y clasificado para la Champions. Hoy en día, son sextos aunque su lugar en la tabla es lo de menos. Han pasado de depender de sí mismos en la máxima competición europea a estar eliminados y tener que conformarse con disputar la Europa League. En la Premier el escenario no pinta mucho mejor: están a nueve puntos del líder cuando hace un mes la distancia era de un solo punto. Y es que la clave es el tiempo que han tardado en convertirse en una caricatura de sí mismos. Este Manchester United sin confianza deambula sobre el césped esperando un golpe de timón mientras la sombra de Mourinho es, cada vez, más alargada.

El partido del Manchester United ante el Chelsea era una final para ambos. Lo que antes se antojaba como un buen encuentro entre dos de los grandes de Inglaterra, se ha convertido en un choque de decepciones y necesidades urgentes. El resultado (0-0) era lo de menos para un Van Gaal que ve como la oscuridad se cierne sobre él. Los medios ingleses apuntaban que no dirigió la última sesión de entrenamiento dejándola en manos de Ryan Giggs, el hombre que estaría llamado a sustituirle de forma interina en caso de que se produzca su despido o dimisión… teniendo en cuenta sus últimas palabras: “¿Renunciar? Todo lo contrario. Si los jugadores pueden brindar una actuación así con tanta presión, no hay ninguna razón para que renuncie. Tal vez los medios lo quieren, pero yo no voy a renunciar. No es una cuestión de quedarse, es una cuestión de respetar el contrato”.

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