Ildefons Lima, el 'Panenka' pirenaico, es el defensa más goleador de la Eurocopa

Ildefons Lima (Barcelona, 1979) tiene alma de atacante, aunque su complexión física y condiciones le acabaron enviando a la retaguardia desde sus tiempos mozos en la cantera del Barça. Pero el gol siempre estuvo ahí, latente, como prueba inequívoca de ese don natural que el veterano central de la selección de Andorra ha sacado a pasear una vez más durante la recién finalizada fase de clasificación para la Eurocopa. Con tres dianas, todas ellas de penalti, el menor de los Lima (su hermano Toni, también ex internacional y actualmente ojeador del Inter de Milán) se ha erigido en el zaguero más realizador de las citadas eliminatorias, ex aequo con el kazajo Yuri Logvinenko y el norirlandés Gareth McAuley, toda vez que el bávaro David Alaba, autor de cuatro conquistas, ha disputado los diez encuentros con Austria en la posición de pivote defensivo.

Veterano de ‘guerra’ en un sinfín de escuadras de aquí y de allá (Espanyol, Sant Andreu, Las Palmas, Poli Ejido, Rayo Vallecano, Pachuca, Ionnikos, Triestina, Bellinzona y FC Andorra), reconoce el defensor del Santa Coloma que repetir suerte desde los once metros frente a Gales el día de su fiesta mayor resultó una misión aún más imposible que las de Tom Cruise en el celuloide. En gran medida, por culpa de Gareth Bale. “El tío lo hacía todo: sacaba las faltas, los córners… juega a su aire. Tenía unas ansias increíbles por marcar. Cuando lo logró, lo celebró como enloquecido. Me parece que se quitó un peso de encima, ya que era un día de fiesta para ellos, de celebración ante su afición. Por eso salieron como salieron, con dos puntas, Bale y Ramsey por detrás… era como para inmolarse cada vez que atacaban, un calvario vamos. Por suerte, sólo acertaron dos veces”, relata a El Confidencial mientras aguarda en el aeropuerto de Bristol el avión que les devuelva a la Península.

Aguerrido y en ocasiones expeditivo en su misión de parar los pies a sus enemigos cada vez que defiende los colores de su patria adoptiva, el artillero mayor del combinado pirenaico merced a sus 10 tantos en 96 duelos internacionales se ha batido el cobre durante los últimos 18 años con la flor y nata del balompié mundial (Ronaldo Nazario, Raúl, Lewandovski, Benzema, Shevchenko, Rooney, Van Persie, Van Nistelrooy, Henry, Trezeguet, Arshavin…). Una élite a la que, en su opinión, entra muy justito el futbolista más caro de todos los tiempos. “Bale es un buen jugador, ahora mismo está en el top, pero para mí está un escalón por debajo de Cristiano o Neymar, a los que no me he enfrentado nunca. De Messi, que es el número uno, diría que está dos o tres por detrás. Gareth es, por encima de todo, un atleta enorme, de esos jugadores que, cuando arrancan, no crece la hierba. Es letal cuando tiene espacios, él mismo se los busca todo el rato, pero con equipos muy cerrados como el nuestro le cuesta. Para mí que le falta alguna cosilla”.

Aunque tuvo sus más y sus menos con el ‘potro galés’ durante el choque jugado en Cardiff, el internacional andorrano reconoce que es “un futbolista noble y honesto”. No puede, sin embargo, decir lo mismo de otros a los que se ha enfrentado. Y rescata de los muchos recuerdos que acumula en su disco duro uno que vivió defendiendo los colores de la Triestina, en la Serie B italiana, el día que midieron sus fuerzas a la Juventus, cuando los bianconeros militaron en la categoría de plata por su implicación en el ‘Moggigate’. “Ese día me tocó marcar a Trezeguet. Me trató todo el tiempo de modo despectivo y provocador. Me hablaba en castellano y buscaba humillarme. Llegó a decirme que lo que ganaba en un año no lo ganaría yo en toda mi carrera. Aunque peor fue lo que le soltó Nedved a mi compañero Marchini: ¡que le iba a comprar a la Triestina para ponerle a cuidar el jardín de su casa!”.

Lo que no admite duda es la eficacia de Ilde Lima cada vez que se coloca delante del punto fatídico. Su pleno de aciertos (12 de 12 penaltis transformados en su carrera, cinco con Andorra) le han valido con justicia el remoquete de ‘Panenka Pirenaico’. El galés Wayne Hennessey, el israelí Ofir Marciano y el belga Simon Mignolet han sido sus reconocidas víctimas durante el último año. ¿Su secreto? Muy simple: “Me planteo un lugar donde lo voy a tirar y listo. Ni miro al portero porque si lo hago se me viene la noche. ¡Y siempre les engaño! (risas). Hazard intentó marcarnos el otro día uno mirando a Ferran Pol y falló. Es complicado hasta para un crack. He leído que Cesc ha fallado los cuatro últimos. Como los tiraba Mendieta, pocos. ¿Panenka? Sé poquito de él, la verdad. Que marcó aquel célebre gol en la final de la Eurocopa del 76, ¡pero es que yo ni había nacido! Algún día me animaré a tirar un penalti como el suyo. Lo prometo”.

La retirada de Justo Ruiz del equipo nacional le dejó expedita la vía más corta para engordar su botín goleador, aunque el hecho de que Lima sea a día de hoy el lanzador oficial de Andorra fue más fruto de la ‘viveza’ que de otra cosa. “Nos pitaron un penalti a favor contra Lituania en un amistoso, yo me fui a por el balón, lo tiré y lo metí. Desde aquel día, nadie se atreve a acercarse a la pelota…”, apunta entre risas quien se convertirá durante la carrera de obstáculos rumbo a Rusia 2018 en el segundo centenario de los del Principado. “Me hace mucha ilusión. Llevo aquí desde que empezó esto y me gustaría dejar el pabellón lo más alto posible. Hace un año pensaba que me gustaría llegar a los 100 partidos y marcar 10 goles. Lo segundo ya lo tengo. Mi objetivo es disputar dos fases más de clasificación. El martes se despidió Óscar Sonejee, nuestro récordman, que anda cerca de los 40. Así que si la salud y la fuerza me acompañan, seguiré dando guerra a los delanteros”. Que así sea.