Kevin-Prince Boateng vuelve a un Milan hundido en un punto de no retorno

Dice la Teoría de la Relatividad de Einstein que el horizonte de sucesos es una especie de esfera imaginaria que daría forma a un agujero negro y de la que sólo se podría escapar siendo más veloz que la luz. El extremo más lejano de esa esfera se considera el punto de no retorno, ya que a partir de entrar en el mismo, no se podría hacer nada más que seguir cayendo hacia el interior. Si a esto le añadimos la conocida radiación de Hawking, que dice que la información contenida en un agujero negro se iría evaporando poco a poco, tendríamos como resultado la Associazione Calcio Milan.

Este símil puede sonar un poco exagerado, pero lo cierto es que el Milan se encuentra desde hace muchísimo, demasiado, en un punto de no retorno del que es incapaz de salir ni poniéndose a la velocidad de la luz. Esto consiste básicamente en no poder materialmente renunciar a seguir contratando jugadores que estén con su carrera a punto de terminar o que ésta se encuentre en una cuesta abajo sin freno posible. Hace unos pocos años el Milan quiso evolucionar y se cargó a varias vacas sagradas de un golpe y quiso apostar por los jóvenes. Le salió realmente mal. Y ahora vuelve a las andadas.

Aún no es oficial, pero en Italia apuntan a que el Milan habría llegado a un acuerdo con Kevin-Prince Boateng para que se entrene con el club rossonero hasta enero de 2016 para entonces rescindir su contrato con el Schalke 04 y firmar con su nuevo y viejo club. Esto se produciría así porque Boateng no consiguió liberarse del club alemán durante el mercado de verano y aunque lo hiciera ahora, no podría firmar con otro equipo hasta el siguiente periodo de traspasos.

El club alemán esperaba encontrar algún comprador por el jugador, pero todos los que llegaron fueron rechazados por Prince, como le gusta que le llamen, por supuestos problemas con los derechos de imagen. Primero se acercó el Sporting de Portugal y después el Al-Ittihad saudí y por último el Sion suizo. Pero nada, ninguno convenció al ghanés… o él no les convenció a ellos, porque uno de sus agentes dejó caer que en ningún caso superó el reconocimiento médico pertinente.

Boateng fue apartado del Schalke el pasado mes de mayo de manera fulminante y permanente después de una mala serie de resultados. Sin haber una confirmación oficial por parte del club, se rumoreó que tanto él como Sidney Sam, los dos jugadores suspendidos, habrían cometido varios actos de indisciplina que culminaron tras una derrota contra el Köln. Desde entonces ha estado sin entrenarse con el club minero y, por supuesto, sin jugar ni un solo minuto ni oficial ni amistoso. Sin embargo, esa situación extradeportiva no ha echado para atrás a Sinisa Mihajlovic, que le abrirá las puertas de Milanello hasta enero para entonces, si no pasa nada raro, darle un dorsal del Milan otra vez.

El centrocampista ya jugó en el Milan durante tres temporadas y vivió lo mejor y lo peor de este enorme club venido a poco. Ganó el Scudetto en su primera temporada, aquel gran año con Ibrahimovic, Thiago Silva y los últimos coletazos de los Nesta, Seedorf, Gattuso, Inzaghi y compañía, y después se ganó gana de juerguista y de ser constante en la cama con su relación con la modelo Melissa Satta y vivió con la regeneración que nunca fue con El Shaarawy, Mèxes y Balotelli. A los dos primeros ya no los tendrá como compañeros en enero (el italo-egipcio se marchó en verano al Monaco y el francés podría acabar en la Fiorentina en el próximo mercado), pero sí volverá a coincidir con Balotelli, formando la dupla de chicos malos del calcio, casualmente, los dos últimos fichajes del Milan… que no sabe vivir sin meterse en líos.