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Para esto se mudó Australia a Asia, para ser campeona tanto de clubes como de naciones
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Para esto se mudó Australia a Asia, para ser campeona tanto de clubes como de naciones

Nueve años después de cambiarse de Confederación, Australia se proclama campeona de Asia al ganar a Corea del Sur en la prórroga por 1-2

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Muchos se preguntarían hace varios años qué hacía Australia jugando la Copa de Asia, y por qué se jugaba meterse en los mundiales contra los Irak, Mongolia e Indonesia en vez de contra Fiyi y Nueva Zelanda, como toda la vida había hecho. Pues bien, este 31 de enero de 2015 deja bien a las claras el motivo por el que los socceros decidieron mudarse a la confederación vecina. Estaban hartos de ganar partidos sin ningún tipo de oposición. Meter un 31-0 a un equipo de aficionados de una isla perdida del Pacífico tenía el mérito bien justo. Y luego se quedaban fuera de las Copas del Mundo porque se enfrentaban al quinto de la Conmebol y caían porque no tenían nivel suficiente. Estaban cansados de aquel fútbol triste, de ser hasta el extremo mejores que cualquier rival. Y quisieron demostrar al mundo que podían ganar a otros que fueran tan buenos o mejores que ellos.

Han pasado desde entonces nueve años. Nueve años en los que el fútbol australiano ha seguido creciendo. Hay quien dice (y no son pocos) que el fútbol importa poco en Australia, que allí lo que manda es el típico fútbol australiano, el cricket y sobre todo el rugby. Pero en absoluto se queda ahí la progresión del país oceánico. El desarrollo balompédico se frenaba irremediablemente sin rivales a la altura, y la decisión del cambio no era sólo por motivo de orgullo, sino con vistas a la creación de una selección potente para el futuro. Nada más llegar, Australia fue cuartofinalista de la Copa de Asia en 2007. Pero era sólo el principio. En 2011 alcanzó la final y cayó en la prórroga con Japón, muy favorita. Y ahora, James Troisi ha cambiado la historia.

Estaba por terminar la primera parte de la prórroga en Sídney. A la misma se había llegado en el último suspiro del tiempo reglamentario. Y es que las finales están diseñadas para los grandes jugadores, y Corea tiene uno que es de los muy buenos. Son Heung Min es básico en el Bayer Leverkusen y ser básico en un equipo de Bundesliga significa ser el líder de una selección como Corea. Había fallado dos en la primera parte impropias para él. Pero tuvo paciencia, como su selección, para encontrar el hueco que les permitiese seguir vivos 30 minutos más. Lo encontraron en el minuto 92, cuando el ANZ Stadium ya cantaba victoria. Son empató y rompió, momentáneamente, los corazones australianos.

Uli Stielike ha creado una Corea algo más que sólida. Ya no es, o al menos evita ser el equipo rocoso y desagradable a la vista que todo español recuerda, sino que trata de llevar el mando de los partidos siempre y no rehúye la posesión del balón. La superior calidad técnica y la fiabilidad atrás debía ser suficiente ante Australia. Pero no lo fue, en absoluto. Se acercaba el final de la primera parte cuando Massimo Luongo recibió un balón filtrado en la frontal, se giró y en una abrir y cerrar de ojos puso el balón pegado a la base izquierda de la portería coreana. Era el primer gol que recibían los asiáticos en todo el torneo.

Australia tenía la pelota, pero rara vez sabía qué hacer con ella. Mile Jelinak es el hombre fuerte del mediocampo de los socceros, pero la escasa calidad técnica de sus compañeros no facilitaba las labores de creación. Posesión sin control, como le pasa a muchos rivales del Atlético de Madrid. Corea tenía menos la pelota, pero cuando la tenía, sabía muy bien qué hacer con ella… aunque sin fortuna, vaya. Con el gol de Luongo (jugador del Swindon Town, de la League 1 inglesa, es decir, nuestra Segunda B y que fue el australiano más destacado del torneo) se cernía de nuevo la pesadilla de las finales sobre Corea. Tres jugadas, tres perdidas. Podía ser la cuarta.

Y lo fue. Corea tiene dos títulos de la Copa de Asia, pero ninguno los ganó en una final, sino cuando el torneo se disputaba en formato de liguilla. El último entorchado de los coreanos fue en 1960, hace 55 años. Muchísimo tiempo para una selección que no se pierde un Mundial y que fue cuarta en 2002, en su casa. Es un torneo maldito ya para los Tigres de Oriente. Moría la primera parte de la prórroga. Tim Cahill, uno de los mejores jugadores australianos de siempre, ya no estaba en el campo. Su sustituto fue Tomi Juric.

Hace unos meses, Juric fue uno de los líderes del Western Sydey Wanderers que se proclamó campeón de Asia de clubes. Ya sabía lo que es ganar en el continente vecino, en una confederación ajena geográficamente, y lo quería repetir vestido de oro y verde. Luchó y luchó cada balón que le llegaba, pero ninguno como el que recibió en el minuto 105. Kim Jin-su, uno de los mejores laterales de la Copa, recibió un caño. Juric se fue, la puso atrás, despejó el portero Kim Jin Hyeon y Troisi la empujó a la red. Fue Troisi el que marcó y el que se llevará la gloria eterna, pero ese gol es más del 50% de un Juric descomunal. El gol mató a Corea, su ánimo de imitar lo hecho en el minuto 92 de nuevo en la prórroga. Sólo empuje y corazón, la cabeza estaba derrotada. Australia era ya campeona de Asia de clubes y naciones.

Ficha técnica

1- Corea del Sur: Kim Jin-Hyeon; Kim Jin-Su, Kim Young-Kwon, Kwak Tae-Hwi, Cha Du-Ri; Ki Sung-Yong, Jang Hyun-Soo; Park Joo-Ho (Han Kook-Young, min. 71), Nam Tae-Hee (Lee Keun-Ho, min.64), Son Heung-Min; y Lee Jung-Hyup (Ju Young K., min 88).

2- Australia: Ryan; Franjic (McKay, min.75), Sainsburry, Spiranovic, Davidson; Milligan, Jedinak, Luongo; Kruse (Troisi, min.71), Cahill (Juric, min.64) y Leckie.

Goles: 0-1, (min.45) Luongo. 1-1, (min.90+1) Heung-Min Son. 1-2 (min.105) Troisi.

Árbitro: Alireza Faghani (IRA).

Incidencias: Partido final de la Copa de Asia 2015 disputado en el Stadium Australia de Sydney, que registró un lleno en sus gradas, casi 80.000 localidades, y que enloqueció cuando su equipo conquistó el trofeo.

Muchos se preguntarían hace varios años qué hacía Australia jugando la Copa de Asia, y por qué se jugaba meterse en los mundiales contra los Irak, Mongolia e Indonesia en vez de contra Fiyi y Nueva Zelanda, como toda la vida había hecho. Pues bien, este 31 de enero de 2015 deja bien a las claras el motivo por el que los socceros decidieron mudarse a la confederación vecina. Estaban hartos de ganar partidos sin ningún tipo de oposición. Meter un 31-0 a un equipo de aficionados de una isla perdida del Pacífico tenía el mérito bien justo. Y luego se quedaban fuera de las Copas del Mundo porque se enfrentaban al quinto de la Conmebol y caían porque no tenían nivel suficiente. Estaban cansados de aquel fútbol triste, de ser hasta el extremo mejores que cualquier rival. Y quisieron demostrar al mundo que podían ganar a otros que fueran tan buenos o mejores que ellos.

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